Hay navidades tristes
La semana pasada me imaginaba otro panorama ante esta terrible doble jornada para Colombia. Ni en las curvas un balance tan negativo, el peor de la historia de este formato de clasificación. . El técnico después del papelón en la rueda de prensa no dimitió como se entendía en estos casos.
No soy de sacar al DT, pero hay circunstancias como esta en las que mantenerlo en el cargo puede ser insostenible y hasta perjudicial. Las muestras de evolución de octubre son casi insignificantes cuando el balance de la gestión se lleva al examen. Han sido pocas en realidad las señales de buen fútbol desde la llegada del portugués y sus resultados sin ser mediocres tampoco se pueden calificar de satisfactorios o prometedores.
Siempre he creído que para escoger un buen timonel no debe primar el pasaporte. Acá muchos se obsesionaron con que viniera un europeo. Pocos hablaron de encontrar a alguien que basado en nuestras fortalezas trabajara en las debilidades para hacernos mejorar y ser más competitivos.
Digamos que se les puede comprar lo del origen por razones de mentalidad, pero, ¿por qué escogieron a Queiroz? Solo le fue bien con las selecciones menores de su país y, además, no se molestaron en preguntar por su estilo rigurosamente defensivo que en nada se identificaba con el colombiano.
La culpa de la debacle no es solo del estratega, sin duda los jugadores son los que definen. De ahí a asegurar que le están haciendo el cajón hay una distancia enorme. Vi en estos dos últimos partidos 11 almas confundidas y separadas. No hay equipo.
En Italia dirían que Carlos Manuel Brito Leal Queirozno come panetone. En nuestros términos, no va a comer natilla y buñuelos. La Federación debe finiquitar su contrato y ponerse a trabajar inmediatamente en la consecución del nuevo conductor, pero esta vez buscando un perfil acorde a nuestro ADN y sentir. No alguien que a punta de espejos nos quiera reconquistar, no importa de dónde sea, un ser humano que proteja de verdad el prestigio ganado y tan capaz que nos impulse a dar el siguiente paso para trascender.