“Desastre anunciado”
En junio de este año un grupo de científicos, liderado por el colombiano Germán Poveda, advirtieron en un apartado de un informe sobre cambio climático la necesidad de tomar medidas urgentes de adaptación ante huracanes y tormentas, pues serán más intenso
El profesor colombiano Germán Poveda no necesita presentación. Su nombre suele aparecer en los extensos informes que desde 1990 publica el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido por su popular sigla IPCC. Es ingeniero civil y PhD en recursos hidráulicos, y con frecuencia aparece en diferentes escenarios tratando de divulgar la larga lista de consecuencias del calentamiento global. Hoy tiene una buena manera de resumir su actividad, luego de la tragedia de Providencia, la de Dabeiba (Antioquia) y la de varios puntos de Magdalena y Chocó: “Esto es trágico. Me siento como un disco rayado. Estamos narrando crónicas de un desastre anunciado”.
A lo que se refiere Poveda es a que durante tanto tiempo la ciencia ha enviado señales para evitar que estos eventos tengan desenlaces tan trágicos que, dice, pareciera que “no estamos aprendiendo nada de las experiencias pasadas”. Lo que ocurrió con el fenómeno de La Niña de 2010-2011 es un buen ejemplo.
“Después de esos años”, cuenta, “se tomaron medidas, pero los planes de adaptación se enfocaron en acciones reactivas, no preventivas. Y aunque en el papel parecían muy buenos, la implementación ha sido muy precaria. Han sido soluciones que no son costo-efectivas, muy pequeñas para un problema estructural muy profundo”. Para Poveda esas dificultades han quedado en evidencia en un fin de semana, en el que se mezclaron los ingredientes de una “tormenta perfecta”: temporada de lluvias; La Niña, que exacerba las precipitaciones, y el paso del huracán Iota por Colombia.
Justamente, uno de los últimos documentos que publicó Poveda, es parte del informe “Adaptación frente a los riesgos del cambio climático en los países iberoamericanos”, un libro de más de 750 páginas en el que un numeroso grupo de científicos resumen y evalúan los planes de adaptación al cambio climático de los países de América Latina, además de España, Portugal y Andorra. Poveda estuvo a cargo del apartado de “Tormentas y huracanes”, junto con tros colegas.
Es difícil resumir ese capítulo, pero hay unas conclusiones que podrían condensar su contenido. La primera es esta: “Los planes, politicas y acciones de adaptacion en los paises de la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático exhiben una gran disparidad en cuanto a su contenido e implementacion efectiva. Pareciera necesario establecer cronogramas precisos de accion con compromisos vinculantes para todos los paises de la region”.
El documento también señala el rezago que hay en América Latina: “Poco se ha avanzado en cuanto a programas de adaptacion basados explicitamente en los tres enfoques: 1. Adaptacion basada en comunidades; 2. Adaptacion basada en ecosistemas, que integra el uso de la biodiversidad y los servicios ecosistemicos, y 3. Adaptacion basada en infraestructura”.
La idea de analizar cómo han avanzado los países en sus planes de adaptación es simple: la región, dicen, ha sido identificada como muy vulnerable a los impactos del calentamiento global y, como ya lo han advertido, el cambio climático está causando una intensificación de los huracanes. A medida que crecen las temperaturas del mar y del aire, los huracanes de mayor categoría son más intensos y las tormentas más frecuentes y extremas.
Un compendio de cifras sustentan sus argumentos: entre 1970 y 2010 ocurrieron 70 desastres naturales de origen climatologico en la region. Unos 31 se presentaron en Centroamerica y Mexico, 16 en Suramerica y 23 en el Caribe. De ellos, 40 fueron causados por tormentas y huracanes).
¿Las consecuencias? Los desastres generados por huracanes y tormentas causaron el 50,2 % de las muertes, del 41,29 % de los daños y del 38,4 % de las pérdidas totales. También del 37,3 % de la población afectada por los desastres climatológicos. El precio, si se quiere analizar en términos monetarios, fue el siguiente: “Los costos de los danos y las perdidas ocasionados por dichos desastres de origen climatico fueron estimados en US$106.427 millones, de los cuales US$21.012 millones corresponden a huracanes y tormentas en el Caribe”.
De no tomar medidas contundentes, los países latinoamericanos se exponen a un problema muy serio. Las amenazas de los huracanes son múltiples: tormentas muy intensas y prolongadas, marejadas ciclonicas y vientos extremos, pérdidas de vidas humanas, más refugiados climáticos, destruccion de infraestructura, paralisis en la prestacion de servicios publicos esenciales, contaminación de cuerpos de agua, destruccion de cultivos y de vidas animales, e intensificacion de diversos tipos de enfermedades transmitidas por vectores y roedores, y destrucción del patrimonio cultural.
La solución no es sencilla, pero es el único camino: invertir en programas de adaptación ante tormentas y huracanes. La lista es extensa, pero la infografía que está en la parte superior resume los principales puntos. Poveda y su grupo resumen la costo-efectividad con una cifra: “Los impactos del cambio climatico ante un aumento de 2,5° C en America Latina y el Caribe podrian costar entre 1,5 y 4,3 % del PIB, mientras que los costos de adaptacion no superarian el 0,5 % del PIB regional”.
¿Colombia y los territorios costeros han implementado algunas de esas medidas para que no vuelva a suceder la tragedia de Providencia? “Muy pocas”, responde Poveda por teléfono. “Deberíamos aprender de Cuba, que es, de lejos, el país que tiene un mejor sistema de alertas tempranas y de adaptación. Tenemos que dejar de ser un país bicéfalo: hacer planes muy bonitos en el papel, pero en el discurso hacer todo lo contrario. Hay mucho por hacer en términos de prevención”.