“Creo que tardé mucho en renunciar a Cambio Radical”
El hoy concejal de Bogotá habla del proceso que emprendió hace un año, cuando montó movimiento propio y comenzó a labrar su camino. Habla de las dificultades, los desafíos y sus expectativas. Esta es su experiencia.
A solo semanas de concluir su periodo como senador y a un año de la inscripción de candidatos a la Alcaldía de Bogotá —justo el tiempo para no inhabilitarse—, Carlos Fernando Galán hizo un alto en el camino y renunció a Cambio Radical. El menor de los hijos del caudillo liberal Luis Carlos Galán, quien comenzó a hacer política desde hace más de una década con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, venía de librar una batalla en ese partido en contra de cuestionados avales, como los de Oneida Pinto y Francisco Kiko Gómez.
Sin embargo, lo que terminó por sellar la ruptura fue el respaldo que el partido le dio al hoy presidente, Iván Duque, en la segunda vuelta presidencial de 2018; tras la “chamuscada” de Vargas Lleras. Desde entonces, marcó su propio trasegar, montó su movimiento y, aunque también se “quemó”, se hizo a más de un millón de votos para llegar al Palacio Liévano.
Por ello, gracias al Estatuto de Oposición se hizo a un escaño en el Concejo y ahora, con su “Bogotá para la gente”, busca competir con lista propia en las elecciones al Congreso de 2022 y hasta incidir en las presidenciales. ¿Qué tan difícil ha sido? ¿Sí es independiente?
Después de una década con Cambio Radical, el año pasado se aventuró solo. ¿Qué es lo más complejo?
Crear un movimiento es muy difícil en Colombia. Los partidos, de cierta forma, han hecho todo lo necesario para que sea muy difícil generarles competencia. De antemano no hay financiación estatal, sino que se tiene que poner plata para poder aspirar y recoger las firmas. Es realmente una competencia muy desigual.
Pero con “Bogotá para la gente” le fue bien: se hizo a un escaño y puso dos concejales más...
Debo resaltar la importancia de los procesos colectivos en la política. La política no puede ser individualista ni de personas, sino que tiene que ser colectiva. Por eso, respeto a los partidos como procesos e intérpretes colectivos de una sociedad. Sin embargo, creo que no han logrado depurarse, cambiar y ponerse en línea de lo que la ciudadanía está esperando. Eso fue lo que llevó a que yo saliera del partido.
Yo no podía simplemente lanzar una aspiración y buscar otra a futuro por el mismo movimiento al que competí por llegar a la Alcaldía. Ahora quiero construir un equipo, un proceso colectivo, unas bases, un nuevo partido. Ese es el camino y ojalá poder tener una nueva aspiración en Bogotá, pero ahora la prioridad es construir ese nuevo partido, que responda a lo que la ciudadanía está pensando. La mayoría está cansada de las peleas políticas, de la agresión permanente, del odio o que estar en desacuerdo con el otro signifique que es enemigo o corrupto.
Se trata de un partido de pensamiento liberal —no partidista, sino ideológico—, que defienda las libertades, que sea consciente de las desigualdades e inequidades que tiene el país y trabaje por romperlas. Quiero hacer una política con base en la evidencia, un partido que le apueste a la paz y responda a una nueva ciudadanía que está esperando políticas efectivas en términos de protección de medio ambiente e innovación.
Renunció a Cambio Radical por el apoyo a Duque y no antes, cuando daban avales cuestionados. ¿Tardó en tomar esa decisión?
Tal vez sí tardé mucho tiempo, he debido hacerlo antes. Tuve varias discusiones y peleas muy fuertes dentro del partido por avales. Yo pensaba en ese ejercicio de defender esos colectivos y que tenía que dar una pelea dentro de la institución, que era el partido, para ver cómo lograba imponer una visión, pero me di cuenta de que no era posible. La estocada final un poco fue que, después de defender el proceso de paz durante varios años, el partido decidió en su mayoría irse a acompañar al candidato que representaba lo opuesto. Eso para mí ya era una incoherencia que no justificaba que permaneciera en él.
Y hoy el partido es casi de gobierno. ¿Esa pela que se dio no terminó siendo fallida?
No logré que una mayoría del partido acompañara mi posición. Perdí esa batalla, pero esos procesos no son pérdida de tiempo. Uno aprende y conoce cómo funcionan las cosas. De esas derrotas se sacan lecciones precisas para tomar decisiones más acertadas.
¿Qué tan fácil es desligarse de un partido?
No es fácil porque uno entiende que mucha gente desconfía.Es con actuaciones y con hechos que uno puede demostrarle a la ciudadanía que pueda tener una duda que realmente uno se apartó por convicción, pero es con hechos que se debe demostrar.
¿Sí se pueden partir cobijas del todo o es como un divorcio, en el que siempre quedan cositas?
Hay gente de Cambio Radical valiosa, así como de todos los partidos. No descarto que gente que no está conforme con lo que pasa en su partido (y no solo Cambio Radical), como los liberales, esté buscando opciones nuevas en la política, que sí represente lo que ellos creen que debe hacerse en el país y la forma como debe hacerse política. Quienes coincidan en eso y en la visión de país, bienvenidos. Este es un proceso colectivo.
Dice que hay que fortalecer los partidos y cree en la institucionalidad, ¿por qué optar por firmas?
La clave para que los partidos reaccionen es que trabajemos en dejar a un lado procesos pensados alrededor de una persona. Hay que cambiar los mecanismos de participación y, en particular, replantear el voto preferente, para que logremos que las elecciones sean a partir de posiciones ideológicas en unos partidos frente al país y no a partir de personajes.
Los movimientos de firmas tienen la ventaja de no estar amarrados a un partido, pero se terminan debiendo favores a políticos. ¿Debe algo?
No, a nadie. A los ciudadanos que nos acompañaron, a ellos nos debemos. Sí creo que puede ocurrir en algunos casos, que logran una aspiración intercambiando apoyos y favores. Mi campaña fue independiente.
¿Cuál es el norte frente a las elecciones al Congreso y las presidenciales de 2022?
››Aunque admite que es difícil desligarse de un partido, Galán asegura que está concentrado en su propio movimiento: de talante liberal y de centro.
Nuestra aspiración es crear un movimiento que tenga vocación de permanencia y para eso vamos a trabajar en una lista a Senado y a la Cámara de Representantes, particularmente en Bogotá; también, que incida en las elecciones presidenciales. Tenemos una responsabilidad: responderle a aquella ciudadanía que no quiere que Colombia quede condenada a los extremos, y para eso hemos querido ser una opción de centro viable.