“Se puede producir más sin dañar el medio ambiente”
José M. Suso, gerente general de Arrocera La Esmeralda (arroz Blanquita), habla de un exitoso modelo de sostenibilidad basado en el valor compartido.
¿Qué es arroz Blanquita y en dónde operan?
Nació en 1950 en Jamundí, Valle, luego de que quince años antes mis abuelos, Faustino Suso y Blanquita Cárdenas, montaran un molino en Buga; entonces, mandaron a mi padre con su socio aquí a Jamundí. Hoy es la compañía más antigua de arroz en Colombia, pues el Valle del Cauca fue el mayor proveedor de este cereal en Colombia hasta que se fue desplazando a Tolima, Huila y Llanos Orientales. Somos una empresa comprometida con el medio ambiente y con la parte social. En el mundo hay organizaciones que califican el triple impacto, escribimos todos esto y se lo mostramos al sistema B, que nos certificó como una empresa que lo hace bien en tres aspectos: cuidar a la gente y al medio ambiente, y generar riqueza para satisfacer a los empleados, accionistas y empresas que trabajan alrededor de la compañía.
Habla del medio ambiente. ¿Qué es lo que han hecho en el Casanare?
Hace cinco años montamos una planta en el Casanare, que es el nuevo departamento arrocero, el más grande de Colombia, donde se siembran 170.000 hectáreas, comparadas con 4.000 que hay aquí en el Valle del Cauca. Entonces allá tenemos todo nuestro tema de agricultura sostenible y ha sido la punta de lanza de arroz Blanquita. En el 2013 sacamos el primer arroz orgánico de Latinoamérica, tenemos arroces amigos de las aves, porque no usamos insecticidas ni0 fungicidas, los utilizamos solo cuando es necesario y que sean biológicos o extractos de plantas, para no dañar la naturaleza. Estamos fomentando con esto la industria naranja con el avistamiento de aves, que es el renglón que más dinero mueve entre la industria del turismo en el mundo: unos US$80.000 millones. Y lo hacemos a través de los agricultores que reciben a los avistadores en los cultivos de arroz, que son hospederos de aves que vienen de Norteamérica o Suramérica en camino hacia el norte.
Se les ha pedido a los empresarios del país trabajar en temas de inclusión...
Tenemos programas de inclusión con excombatientes de paramilitarismo o de guerrilla, tenemos afros e indígenas; hay oportunidades para todos. Y eso lo ha certificado Ecoser, que es una certificadora francesa que nos dio el aval de vender arroces orgánicos en Europa, Colombia y Estados Unidos, también nos certificó como una compañía For Life por todos estos temas de inclusión, de darles la oportunidad a las minorías y capacitar a los agricultores sin importar su tamaño, para tener un proyecto de pago justo a todos, pues los grandes o pequeños reciben las mismas condiciones de precios tanto de financiación como de compra.
Ustedes son un caso de éxito en productividad...
Hace mucho logramos subir de las cuatro toneladas —que es el promedio de Colombia— a ocho toneladas de productividad por hectárea, lo que les ha permitido a los agricultores estar en un nivel de ingresos mucho mayor, y eso se ha logrado gracias a las capacitaciones y al compromiso ambiental, porque nos encontramos que se puede producir más sin dañar el medio ambiente. En vista de que nos metimos en el Casanare, ya tenemos suficiente abastecimiento, tenemos una planta muy grande, somos el aliado de USAID, por eso con Harry Sasson estuvimos en Alimentarte hablando de las sabanas inundables, porque estamos educando a los agricultores del Llano en una agricultura sin insecticidas para cuidar las aves allá, donde hay unas aves espectaculares. Entonces en todo este movimiento ambiental, que ha cogido tanta importancia, nuestra marca tiene estos valores que estamos dando a conocer.
Usted habla de productividad, y ahí entra una gran crítica de los ambientalistas, porque en la agroindustria se usa demasiada agua para producir, un recurso por el que estamos luchando cada vez más. Ustedes son grandes, tienen tecnología. ¿Cómo están trasladando esa educación al pequeño productor?
Ese traslado de la educación es nuestro objetivo diario. Aquí en el suroccidente colombiano tenemos 670 agricultores en 4.000 hectáreas, entonces el tamaño del agricultor más grande tendrá ochenta hectáreas, pero el 80 % de los productores tiene menos de cinco hectáreas; entonces, montamos un proyecto de educación, tenemos ocho agrónomos en constante visita a los lotes, para llevar los productos adecuados sin afectar el medio ambiente y llevar la tecnología. Tenemos drones para la fumigación y preparación de suelos con las mejores maquinarias. Es como un Uber de los tractores, porque las grandes inversiones las hace arroz Blanquita y las pone a disposición a un excelente precio para que todos los pequeños agricultores tengan acceso a la mejor tecnología.
Arroz Blanquita ganó el premio Planeta Azul en 2013 por reducción de consumo de aguas. En Colombia se gastan entre 24.000 y 30.000 litros por hectárea y nosotros bajamos ese consumo a 7.000; estamos por debajo de la huella de producción de cereal por cantidad de agua requerida y eso es gracias a la tecnología disponible que la compramos y la ponemos al servicio de los pequeños agricultores. Y eso mismo está haciendo arroz Blanquita en el Casanare, donde también hay grandes agricultores a quienes les hace falta quién los eduque, de 300, de 500, de mil hectáreas. Los agricultores de la región nuestra son los más altos productores de arroz por hectárea a los menores costos.
¿Cuál es el consumo per cápita de arroz en Colombia y si están en expansión, están mirando el mercado internacional?
Sí, tenemos unos mercados de nicho de los arroces orgánicos y tenemos un arroz con quinua muy valorado no solo en Colombia sino en el exterior y estamos a punto de exportar. Durante la pandemia, desarrollamos una colada de arroz muy buena. El consumo per cápita de arroz en Colombia durante la pandemia creció, porque los colombianos descubrieron que siempre hemos tenido ese producto y no lo utilizábamos como debería ser. El consumo per cápita está en 42 kilos por persona al año. El promedio mundial son 67 kilos, entonces Colombia está por debajo del promedio mundial. Los asiáticos comen 120 kilos y hay algunos de 178 o 180 kilos por persona al año.
El 40 % de la población mundial depende del arroz para el 80 % de su dieta, es un cereal que no tiene gluten, no produce alergias, no engorda y tiene las proteínas suficientes para el desarrollo humano en cualquier edad. El arroz tiene todas esas propiedades y usted se da cuenta de que los asiáticos son más delgados, viven más tiempo y consumen este cereal todos los días todo el tiempo. Eso comprueba la teoría.
››La empresa se ha venido duplicando, creciendo mucho; este año vamos a lograr quizá los $200.000 millones en ventas.