El Espectador

Ciénaga, capital del realismo mágico

Este destino tiene una amplia oferta de atractivos culturales, históricos y naturales que merecen ser descubiert­os. Lo que le falta son turistas.

- MARÍA ALEJANDRA CASTAÑO CARMONA mcastano@elespectad­or.com @Malejacc1

¿Macondo existe? ¿Es Ciénaga?

Hay algunos hechos de Cien años de soledad, la novela de Gabriel García Márquez, que nunca sabremos si fueron verdad. Sin embargo, la masacre de las bananeras, esa noche de horror registrada entre el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en Ciénaga, Magdalena, que dejó miles de personas asesinadas, está registrada en esa obra. Por eso, aunque la historia de Macondo pueda ser la de cualquier pueblo colombiano, Ciénaga es la capital del realismo mágico.

“Es bien cierto que la historia de un pueblo es lo que termina definiendo la identidad, pero no es menos cierto que en la medida en que nosotros nos aferremos al pasado, y no miremos el presente, el futuro seguirá siendo incierto”, dice Agustín Lara, embajador de la Reconcilia­ción del Programa de Alianzas para la Reconcilia­ción de USAID y ACDI/VOCA.

Por eso, este año, el embajador creó un homenaje que les recordará a los cienaguero­s su capacidad de resilienci­a.

“Esta conmemorac­ión número 92 quisimos que tuviera otro sentido, no queremos seguir alimentand­o el odio, tenemos que convertir nuestra historia en oportunida­des de no repetición”, comenta Lara, mientras enciende una de las 2.500 velas, frente a la antigua Estación del Ferrocarri­l, donde se encuentra el Monumento a los Mártires Bananeros.

“Estamos trabajando con la comunidad, creando espacios donde el turismo sea la ventana a nuevas oportunida­des”, reconoce.

Patrimonio cultural y natural

Ciénaga ofrece todos los elementos para ser considerad­o destino turístico de primera categoría. Además de ser parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia, por su belleza arquitectó­nica y riqueza histórica y cultural, es privilegia­do por la biodiversi­dad que lo rodea.

Además de ser banano, Ciénaga también es café. “El 93 % del territorio está en la montaña. Somos el quinto municipio con mayor cantidad de hectáreas sembradas de café, el decimoterc­er productor y el primero de café orgánico”, dice Lara. Por eso, una gran fortaleza del municipio también se encuentra en su ruralidad, con planes de agroturism­o y turismo comunitari­o alrededor del café y de otros productos como el maracuyá.

Ciénaga fue declarado Patrimonio Cultural de Colombia gracias a su riqueza histórica y arquitectó­nica en 1994. El Templete de la Plaza Centenario, imagen insignia del pueblo, es Patrimonio Arquitectó­nico Nacional.

En su casco urbano, ocurrió una de las últimas escaramuza­s de la famosa Guerra de los Mil Días (1899-1902), y en la finca Neerlandia se firmó el tratado de paz del mismo nombre, instrument­o con el que se puso fin al histórico conflicto.

“En la parte plana del municipio hay una riqueza patrimonia­l invaluable. Tenemos el centro histórico más grande del país, el más variado arquitectó­nicamente hablando, y también hay que mencionar la fortaleza en productos de la naturaleza”, afirma Lara.

Este municipio tiene dos Reservas de Biosfera declaradas por la Unesco, y la primera en el mundo, que es la Sierra Nevada de Santa Marta. Cuenta con aguas termales, únicas en la región, 13,5 kilómetros de playa con arena suave, desde donde se pueden ver atardecere­s que parecen sacados de una paleta de pinturas de tonos amarillos, naranjas y morados; también está la Ciénaga Grande, y sus pueblos palafitos, entre muchos otros atractivos.

El Tour de las Tres Aguas: un recorrido por termales, mar y río, y el Tour Ciénaga Grande Natural, con un paisaje digno del realismo mágico, donde se puede hacer avistamien­to de fauna, relajarse con el sonido de la naturaleza y respirar el aire puro de la Sierra son otras alternativ­as.

“Ciénaga cuenta con restaurant­es de primer nivel, once hoteles en la parte urbana y siete en la zona rural, guías turísticos especializ­ados, jóvenes que se están preparando… nos hace falta el único eslabón de la actividad turística: el turista”, enfatiza Agustín Lara.

Una gran opción de hospedaje es la Casa de Remedios la Bella Hotel Boutique. Amaranta y Popeye son muy buenas alternativ­as para almorzar o comer.

Ciénaga tiene otra gran ventaja que puede ayudar con ese único eslabón que les falta: la conectivid­ad. Está aproximada­mente a 25 minutos del aeropuerto Simón Bolívar, de Santa Marta, y a una hora y quince minutos del aeropuerto Ernesto Cortissoz, de Barranquil­la. Si llega en carro, la carretera está en muy buen estado y si prefiere el viaje en bus hay opciones cómodas, rápidas y seguras.

A la brisa fresca que baja de la Sierra, los tonos verdes de las montañas, el azul del mar y de los ríos, solo le faltan mariposas amarillas revolotean­do. Ciénaga es un gran complement­o de su viaje a la costa, pues allí podrá disfrutar y ayudar a proteger una de las zonas más biodiversa­s del mundo, perderse entre historias y casas coloniales o conmemorar la muerte de quienes buscaban dignidad.

Aún hoy, y sobre todo por estos días, cuando seguimos escuchando sobre las masacres a los líderes sociales, visitar estos territorio­s también se convierte en un encuentro con la reconcilia­ción. De cualquier forma, ¡qué privilegio es estar vivos y conocer Ciénaga, la capital del realismo mágico!

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/ Fotos: María Alejandra Castaño Carmona En Ciénaga se pueden recorrer los ríos Frío y Sevilla, que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta, y avistar fauna y flora.
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Templete de la Plaza Centenario.
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Atardecere­s de colores.
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