Alerta electoral
En la Cámara se presentaron dos ponencias. Aunque la alternativa fue desechada casi que de inmediato, sus objeciones y alertas ponen sobre la mesas posibles omisiones del texto que se está discutiendo en plenaria.
A días de concluir las sesiones ordinarias, el Congreso puso acelerador a la reforma electoral. Sin embargo, persisten las alarmas. Se habla de “gorilas” que viciarían la iniciativa.
Este 16 de diciembre se acabarán las sesiones ordinarias del Congreso y todo parece indicar que apretarán el acelerador para sacar el tema de la reforma electoral. Ya el miércoles pasado se dio el primer debate a la iniciativa en la plenaria de la Cámara sobre la iniciativa, de autoría de la Registraduría, y aunque había dos textos sobre la mesa a discutir, específicamente una ponencia mayoritaria y otra de las representantes Ángela María Robledo y Juanita Goebertus, la corporación depuró el tema en pocas horas y se quedó con la primera propuesta. Si bien ambas partían del texto aprobado en comisiones conjuntas, las congresistas dejaron entrever varias preocupaciones que ponen en entredicho algunos puntos del proyecto que entrará a regular la acción electoral en el país.
En una breve intervención, Goebertus expresó las alertas frente al articulado que se estará votando durante esta semana y la próxima. Allí expuso que la ponencia mayoritaria seguía teniendo en su articulado elementos peligrosos, como “un registrador todopoderoso”, esto debido a que se mantenía la posibilidad de la libre remoción de los cargos administrativos, más de 1.400 puestos, y un crecimiento de la burocracia debido a que se creaban los cargos de “delegados seccionales en el registro civil y lo electoral”. También alertó sobre las facultades extraordinarias que se le entregaron al presidente en comisiones primeras, lo cual fue eliminado. Y mostró sus objeciones sobre la forma como se aplicarán progresivamente las tecnologías de identificación y votación, y el tema de la paridad.
Aunque la ponencia alternativa fue desechada casi de inmediato, los argumentos expuestos por Goebertus y Robledo son puntos que desde el principio han tenido resistencia y aún en el texto para la discusión final no se han solucionado. Uno de los temas de mayores implicaciones fue el de las facultades extraordinarias al presidente de la República, calificado por Robledo como un “gorila” que se le colgó al proyecto, que sería sumamente peligroso de cara al proceso electoral de 2022. En gran parte por estas advertencias, dicho artículo fue retirado en la sesión de este jueves y teniendo en cuenta que en el texto en el Senado no se incluyó este tema, pareciera que estas facultades quedaron desterradas del todo.
Otra de las advertencias fue hacia los poderes al registrador para permitirle la libre remoción de cargos administrativos bajo la excusa de pérdida de confianza. El artículo fue eliminado tanto de la ponencia que se presentó en Senado como el texto alternativo de las representantes. Sin embargo, para la ponencia en Cámara se mantuvo con vida esta posibilidad, que ha sido señalada por varios de ser una posible fuente de clientelismo. En este punto, Robledo le comentó a este diario que “en plata blanca, se le estaría permitiendo a Alexánder Vega una reforma a fondo de la Registraduría y hasta acabaría con la carrera administrativa, pues definir los ocupantes de estos cargos sería del resorte del registrador y no del mérito”.
En una línea similar, se llamó la atención sobre la creación de los delegados seccionales, pues según Goebertus, “crece significativamente la burocracia de la Registraduría desconociendo el régimen de carrera”. Y es que, con esta reforma, se crearían dos cargos nuevos por cada departamento: delegado seccional en el registro civil e identificación y delegado seccional en lo electoral. Para la representante por Bogotá, se tiene que escoger entre delegados seccionales o departamentales, dado que “no podemos hablar de austeridad solo cuando nos conviene”. Este punto también fue eliminado en la ponencia de Senado, pero en Cámara se mantuvo.
Las alertas presentadas también fueron hacia el tema de definir “todas las actividades” que realice la Registraduría “con relación al registro civil, la identificación, los procesos electorales y mecanismos de participación son de seguridad y defensa nacional”. Para las representantes, esta categoría podía ser usada como excusa para “limitar la observación y transparencia al proceso electoral”. De forma parecida, esta condición podría ser una disculpa para recurrir a la contratación directa y reservada para los nuevos sistemas tecnológicos. Por eso expresaron que debía dejarse constancia que de ninguna manera la seguridad nacional podía ser excusa para ocultar elementos de la elección o de las tecnologías implicadas en esta.
El tema de las tecnologías para las votaciones es de lo más importante de la reforma, y uno de los más controvertidos. En este punto advirtieron sobre las auditorías y la progresividad. En el caso de la aplicación del voto electrónico mixto y otros sistemas, las representantes llamaron la atención frente a las auditorías, pues en la ponencia que presentaron ahondaron en este tema, que consideran “la única manera de proteger el sistema electoral y la integridad del voto cuando se hace uso de tecnologías en el proceso”. En este punto, las observaciones también vinieron de organizaciones expertas como Karisma, a través de Lucía Camacho, que señaló que en el Código hay falencias en las auditorías independientes. “El tema de auditoría es quizás uno de los más esenciales sobre uso de tecnología en el Código, uno de los más confusos que tiene y de los que menos consenso hay”, enfatizó Camacho.
En los temas de progresividad también expresaron preocupaciones, pues en la ponencia mayoritaria no se garantiza el control de los pilotos, ya que quedan algunos vacíos sobre las pruebas y los pasos a seguir para implementar. Por otro lado, en este apartado, desde Karisma se expresó que el texto en comisiones estaba mejor redactado en temas de progresividad y se advirtió que en el articulado de Cámara se incluyó un parágrafo que le da la facultad al Consejo Nacional Electoral (CNE) para que pueda regular los temas de tecnología que no queden contemplados en el Código. “Eso es complicado, tratándose de un organismo político y poco técnico”, comentó Camacho.
Por otro lado, los peros de las representantes también vinieron en cuanto a los temas de equidad de género. Mientras que la ponencia mayoritaria solo específica que las listas deben estar conformadas en su 50 % por mujeres, el texto de Goebertus y Robledo proponía listas cremalleras para que se alternaran hombres y mujeres. La razón de esta propuesta radica en que se puede dejar a las mujeres en los últimos puestos de las listas y así quitarles visibilidad. Sobre este punto, Adriana Peña, encargada de asuntos de género de la Misión de Observación Electoral (MOE), explicó que ambos son una ganancia, pero que lo más urgente es que haya verdadera paridad y después vienen otros elementos como la alternancia en las listas.