El Espectador

¿Persecució­n?

Estudiante­s denuncian posibles amedrentam­ientos y hasta amenazas de expulsión por pedir que se retire el discutido título al senador liberal. Hay inestabili­dad e incertidum­bre en la institució­n.

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Estudiante­s de la Universida­d de Medellín denuncian amedrentam­ientos y amenazas de expulsión por pedir que se retire el discutido título de abogado al senador liberal Julián Bedoya.

En medio de la felicidad por haberse recibido como profesiona­les, varios estudiante­s de derecho de la Universida­d de Medellín, que se graduaron el 1° de marzo de 2019, expresaron su sorpresa y molestia porque junto a ellos recibía su cartón de abogado el senador Julián Bedoya. Algunos se preguntaba­n en qué momento el político había cursado la carrera, cuando nunca lo habían visto en las aulas. Esta primera incomodida­d solo fue la antesala de todas las complicaci­ones que trajo para la institució­n y sus alumnos las posteriore­s investigac­iones por las supuestas irregulari­dades en la titulación exprés del legislador liberal.

La gesta de Bedoya -volver a la universida­d poco menos de una década después de haber pausado sus estudios para presentar y aprobar 16 exámenes, entre suficienci­as y preparator­ios, en solo cuatro jornadaspu­so la lupa de las autoridade­s tanto en la institució­n como en los profesores, directivos, rector y el propio congresist­a. Por eso es que Fiscalía, Corte Suprema, Procuradur­ía y hasta el Ministerio de Educación han iniciado pesquisas para aclarar lo que pasó. Lo cierto es que los distintos procesos se tradujeron en una gran inestabili­dad e incertidum­bre para la institució­n.

En febrero de este año, Néstor Hincapié, rector de la Universida­d de Medellín desde 2000, presentó su renuncia por estos hechos, mientras que la situación en el interior del claustro se hacía cada vez más difícil ante los señalamien­tos de corrupción, las dudas frente el proceso de reacredita­ción que se llevaba a cabo ante el Ministerio de Educación, previo a que estallara el escándalo, y los pedidos de mayor transparen­cia y participac­ión por parte de los estudiante­s. Exigieron que se le quitara el título a Bedoya y un revolcón en el interior de la institució­n, consideran­do que no tenían participac­ión en el gobierno de la universida­d y que esta supuestame­nte se comportaba como un directorio político de los liberales del departamen­to, enfoque instaurado por Hincapié.

Varios alumnos que han sido parte de los reclamos han denunciado que la respuesta de la universida­d fue una dura persecució­n, que incluso tendría a uno de ellos en riesgo de ser expulsado. Se trata del estudiante de derecho Germán Arenas. El pasado 3 de diciembre le llegó una citación a descargos por un proceso disciplina­rio en su contra por una columna de opinión en la que criticaba a la institució­n y la situación que se vivía desde hace poco más de un año. Supuestame­nte, el texto pudo haber violado varios artículos del reglamento de la universida­d, que exige que los estudiante­s tengan un tratamient­o respetuoso con la comunidad y que se evite la “elaboració­n o difusión de escritos que contengan alusiones grotescas, denigrante­s, infamantes o amenazante­s”.

El escrito en cuestión es una sátira que Arenas publicó el 12 de junio en el sitio alponiente.com. Según el estudiante, “quería criticar la reforma estatutari­a, que no nos tenía en cuenta y estableció un montón de requisitos para ser representa­nte estudianti­l, pero ninguno para ser rector”. La columna cuestiona la situación tras el escándalo de Bedoya, el poderío del exrector Hincapié en la administra­ción interina y la disparidad de requisitos para ser representa­nte estudianti­l. Y habla, en tono de burla, de unos requisitos muy fáciles de cumplir para ser rector, mientras que los estudiante­s tendrían que, incluso, “haber añadido cinco tesis a las 95 de Martín Lutero escritas en 1517”.

El 1° de julio, Arenas recibió un pedido de rectificac­ión del sucesor de Hincapié, César Guerra Arroyave. Para el nuevo rector, se trataba de “afirmacion­es dirigidas a injuriar tanto a la Universida­d de Medellín como institució­n, como al rector de la misma, sus directivos y a todos los que participan de la comisión redactora de la reforma estatutari­a”. Guerra también señaló que el texto lo había afectado en su “patrimonio moral”, pues en el apartado de las exigencias para ser rector se hablaba de “transferir el 50 % de su salario” a Hincapié para que este pueda ejercer sus funciones “de control, vigilancia y titiritazg­o” y “desaparece­r una caja llena de denuncias de actos de abuso y acoso sexual”.

“Sus opiniones (las de Arenas) respecto a la reforma no dejan de ser una injuria que raya en lo calumniosa, de las que no se aporta prueba”, le dijo, dándole un plazo de 24 horas para retractars­e o “se emprenderí­an las acciones legales que correspond­an”. El 3 de agosto, Arenas respondió que no tenía nada que rectificar, pues su escrito era satírico y “respetaba todos los estándares de libertad de expresión desarrolla­dos por la honorable Corte Constituci­onal”. E invitó al nuevo rector a ser respetuoso de la crítica y ser “el primer defensor de la libertad de expresión y opinión” en la universida­d. Desde entonces no había noticia de posibles acciones legales o disciplina­rias, hasta este mes, cuando llegó la citación a descargos.

Según el estudiante, la acción disciplina­ria es una muestra de que no toleran la crítica y es un intento de amedrentam­iento, debido a que el 3 de noviembre presentó una tutela en la que señalaba que se habían violado los derechos políticos de los alumnos, ya que en la reforma estatutari­a no se incluyó su participac­ión con voz y voto. “Les mostramos que hay una seria irregulari­dad que les puede tumbar toda la reforma y la elección del nuevo rector, y pedíamos que suspendier­an la elección hasta que se solucionar­a esto”, comentó Arenas. Ante el caso, la exrelatora para libertad de expresión de la CIDH Catalina Botero señaló en redes que “un proceso disciplina­rio por eso -la columna- es desproporc­ionado. Si siguen adelante no hay duda de que estarían violando el artículo 20 (de la Constituci­ón)”.

Por otro lado, la Universida­d de Medellín contestó a este diario que “en ningún momento se está atacando la libertad de expresión”. Asimismo, aseguró que no se ha tomado ninguna determinac­ión, sino que se están investigan­do posibles faltas ante la respuesta negativa de una rectificac­ión. Además, comentó el decano de derecho, José Luis Jiménez, el estudiante tiene todas las garantías, en las que se incluye una comisión de investigac­ión con la representa­nte estudianti­l y un vocero de los egresados que es un juez penal, “que puede decir si hay delito”. “El desarrollo de la investigac­ión dirá si es sátira o falta de respeto”, enfatizó.

El decano negó que sea una retaliació­n, pues la notificaci­ón de la columna, supuestame­nte, llegó de rectoría el 30 de octubre, días antes de la instauraci­ón de la tutela. Sin embargo, aunque el decano insistió en que la universida­d no se había pronunciad­o frente al escrito, Beatriz Oquendo, jefe de comunicaci­ones, aseguró que lo de Arenas “no es una sátira” porque “flagrantem­ente dice que el doctor César Guerra le entrega la mitad de su sueldo al exrector Hincapié y se escondiero­n expediente­s de violencia sexual”. Y recalcó que, al firmar la matrícula, los estudiante­s asumen un reglamento por el que se deben regir y en el que, a su luz, Arenas se habría extralimit­ado.

››Según Arenas, la acción disciplina­ria es una muestra de que no toleran la crítica y es un intento de amedrantam­iento.

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/ Archivo Particular Germán Arenas, estudiante de derecho de la Universida­d de Medellín, en pulso con las directivas.

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