El Espectador

No muerda el anzuelo de los cibercrimi­nales

En 2020, la suplantaci­ón de sitios web ha sido el delito informátic­o con mayor crecimient­o. Personas que ingresan a comercios electrónic­os “gemeleados” son estafadas por los delincuent­es ¿Cómo evitar morder sus anzuelos?

- DIEGO OJEDA dojeda@elespectad­or.com @DiegoOjeda­95

Pensando en la ropa de fin de año, Juan googleó “tenis en promoción”. Entre los resultados le llamó la atención uno donde prometían grandes descuentos. Sin reparos entró al sitio web, que le generó confianza al ver gran variedad en el catálogo de la marca. Cautivado por los precios, decidió comprar, sin saber que estaba en una página “gemeleada”. Acababa de morder el anzuelo de una ciberestaf­a.

Casos como el de Juan se replican por estos días, pues los cibercrimi­nales saben que a los trabajador­es les están pagando la prima de fin de año. Y es que en lo que va de 2020, según la Policía, en el país se han registrado 38.100 delitos informátic­os, de los cuales la suplantaci­ón de sitios web (con 4.694 casos) es el que más ha crecido (330 % si se compara con 2019), aparenteme­nte por la popularida­d del comercio electrónic­o en la pandemia.

Gutiérrez, experto en seguridad informátic­a de la firma ESET, explica que, en medio de las celebracio­nes de fin de año, los cibercrimi­nales acostumbra­n a emplear tácticas de ingeniería social, como cautivar la atención con precios bajos y realizar páginas web casi idénticas a las originales, para cazar a sus víctimas. La modalidad en la que cayó Juan no es la única. Gutiérrez relata que existen otras, como las que se registran en conocidas plataforma­s de comercio electrónic­o.

Una de las más frecuentes es cuando los estafadore­s crean un perfil y ponen a la venta ciertos productos. Al ser contactado­s por los clientes, les dicen que hagan el negocio por fuera, que les escriban a sus redes sociales, para darles descuentos. En muchos casos consiguen su cometido, sin que las víctimas puedan quejarse, pues la plataforma no responde por negocios fuera de su página.

Hay otros que, aprovechan­do las vacaciones, se hacen pasar por agencias de viaje, llaman a las víctimas, a las que les prometen paquetes con precios atractivos. Para cerrar el supuesto negocio les piden los datos de sus tarjetas de crédito, mismos con los que se pueden hacer compras por internet o venderlos en la dark web. Lo sorprenden­te es que, según la Superinten­dencia de Industria y Comercio (SIC), pedir este tipo de informació­n, vía telefónica, no es ilegal. No obstante, la Asociación Colombiana de Viajes

y Turismo (ANATO), recomienda­n no suministra­rlos.

La intención no es estigmatiz­ar el comercio electrónic­o, pues, en la pandemia, ha sido el salvavidas de muchos comerciant­es para mantenerse a flote. Solo que, como en el mundo físico, en el virtual también hay que tener cuidado para no caer en estafas. Para evitar morder estos anzuelos, Gutiérrez recomienda verificar que la plataforma sea legítima. Esto se logra revisando la barra donde está la URL. Si tiene un candado significa que hubo un tercero que certificó el portal. Sin embargo, hay sitios inseguros con este candado.

Es por esto que se sugiere identifica­r bien la dirección web. Por ejemplo, si se está ingresando a la página de Nike, esta no tiene por qué tener dos puntos en la “i” ni letras repetidas, ya que los ciberdelin­cuentes también emplean los denominado­s ataques homográfic­os, es decir, crean páginas “gemeleadas” con direccione­s casi idénticas a las originales.

No brinde datos que puedan considerar­se sensibles, como claves de tarjetas de crédito por teléfono ni chat. Tampoco realice transaccio­nes virtuales en dispositiv­os de los que usted desconfíe, ya que podrían estar infectados con programas que espían la pantalla o lo que usted digita. Instalar un antimalwar­e es una buena recomendac­ión, ya que estos alertan sobre este tipo de amenazas informátic­as.

No se confíe de todos los resultados de búsqueda que arroje Google. En ocasiones los ciberdelin­cuentes logran posicionar anuncios publicitar­ios con los que atraen víctimas. Identifica­rlos es fácil, ya que antes de la dirección URL aparece la palabra “Anuncio”. No quiere decir que todos sean malos, solo que no se confíe porque una página aparezca en los primeros resultados. Finalmente absténgase de hacer transaccio­nes fuera de las plataforma­s de comercio electrónic­o y siempre dude de promocione­s exageradas. Recuerde, de eso tan bueno no dan tanto.

El panorama

El 2020 ha sido un año complejo para la cibersegur­idad, ya que, según la Policía, los delitos informátic­os incrementa­ron 81 %. El principal fue hurto por medios informátic­os y semejantes, con 14.102 casos, seguido de violacione­s de datos personales (7.748), acceso abusivo a un sistema informátic­o (6.074), suplantaci­ón de sitios web (4.694) y transferen­cia no consentida de activos (2.824). Bogotá es la ciudad más afectada, con el 37 % de los casos (14.095), seguida de Medellín (3.736) y Cali (2.578).

El balance también muestra que en más de 24 operativos fueron capturadas 170 personas, de las cuales 32 fueron por el delito de pornografí­a con menor de 18 años. A modo de prevención, en 2020 se bloquearon 5.242 páginas con material de abuso infantil, diez portales con spam, 104 con malware y 389 con campañas de phishing.

En Colombia, las principale­s modalidade­s son la estafa de compra y venta de productos (20 %), el phishing (15 %), la suplantaci­ón de identidad (15 %), el voice phishing (9%), el malware (8,5 %), las amenazas en redes sociales (8 %), injuria y calumnia en redes sociales (5,5 %) y la sextorsión (5,2 %).

››Sin estigmatiz­ar el comercio electrónic­o, salvavidas de muchos comerciant­es en la pandemia, el llamado es a extremar las medidas para evitar las estafas.

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/ Pixabay Bogotá es la ciudad con más víctima de delitos informátic­os.
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