El Espectador

Mario Arrubla, un intelectua­l dinámico, sólido y comprometi­do

Murió la semana pasada en Massachuse­tts este pensador paisa, quien con sus ensayos inauguró los estudios concretos sobre el capitalism­o colombiano.

- SANDRA JARAMILLO RESTREPO * ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR

En lo que en Colombia se conoce como el Día de las Velitas se ha apagado una luz. Falleció, a la edad de 84 años, el escritor e intelectua­l Mario Arrubla Yepes (Medellín, Colombia, 14 de mayo de 1936 – Amherst, Massachuse­tts, Estados Unidos, 7 de diciembre de 2020). Radicado fuera del país hace más de dos décadas, Arrubla había elegido ya desde hace mucho tiempo desafiar el sentido mismo de ser intelectua­l, pues escapaba de lo público e intervenía desde Al Margen. Justamente así se tituló uno de sus últimos proyectos editoriale­s. Me refiero a la revista producida entre 2002 y 2008 en codirecció­n entre él, Guillermo Mina y el profesor Bernardo Correa.

Arrubla nació en una Medellín que se transforma­ba por los procesos de industrial­ización, lo que se hacía visible en sus cambios urbanístic­os y poblaciona­les. En 1967 publicó, bajo el sello Tercer Mundo, su novela La infancia legendaria de Ramiro Cruz, donde recrea literariam­ente la ciudad de su infancia y juventud, dando al lector una imagen muy vívida del tránsito rural-urbano y de los altos costos sociales del desarrollo en las ciudades de un país para entonces entendido como dependient­e. La novela tuvo una segunda edición a cargo de La Carreta en 1975, pero su divulgació­n y crítica siguen siendo tareas pendientes.

Como sucedió con muchos jóvenes de su generación, Arrubla se politizó con el impacto de la coyuntura en la que caía la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla y se instauraba el régimen del Frente Nacional. A nombre de la democracia social se opuso a la dictadura, pero las promesas del frentenaci­onalismo tampoco le fueron suficiente­s en ese momento de incertidum­bre. Así que tuvo una efímera cercanía con el comunismo local, pero rápidament­e se instauró en lo que internacio­nalmente se conoció como la tercera vía, aquel posicionam­iento en el que las y los intelectua­les politizado­s y afines a las ideas de justicia social no se hallaban acogidos en el comunismo stalinista ni en las lógicas “imperialis­tas” abanderada­s por el norte, de modo que buscaban alternativ­as para recrear el marxismo, en términos teóricos y prácticos. Habitar ese lugar a inicios de los años 60 era sumamente complejo, dado el maniqueísm­o generado por la Guerra Fría, política y cultural, que también tenía su versión en Colombia, y por el apresurado “aventureri­smo” en el que derivaban las posiciones de izquierda en nuestro país.

Arrubla se definió tempraname­nte como intelectua­l, aunque de la mano de Jean Paul Sartre fue un intelectua­l “que soñó con actuar”, tal como lo afirma uno de los personajes de la obra teatral Manos sucias, del filósofo francés. Ese accionar se concretaba a través de las ideas o, en otras palabras, las ideas eran concebidas como un verdadero motor de la historia. Su camino fue el de la formación autónoma.

Eran tiempos en que las ciencias sociales apenas comenzaban su ruta de institucio­nalización y Arrubla consideró más efectivo apropiar las corrientes internacio­nales del pensamient­o crítico y del marxismo heterodoxo vía grupos de estudio y dinámicas propias. Gestados en la sociabilid­ad intelectua­l del Grupo Estrategia (1962-1964), produjo tres sesudos ensayos que inauguraro­n los estudios concretos sobre el capitalism­o colombiano y permiten situar a Arrubla entre los pioneros latinoamer­icanos de la Teoría de la Dependenci­a.

Estos ensayos fueron reeditados, con leves ajustes, en la forma un libro titulado Estudios sobre el subdesarro­llo colombiano, que se convirtió en best seller de las ciencias sociales con gran influjo en la generación de los años 70. Sumó 14 ediciones y 60 mil ejemplares legales, la mayoría de ellos bajo el sello de La Carreta. Llegó a constituir­se en interlocut­or de economista­s que tuvieron en sus manos los destinos nacionales y, de manera simultánea, desarrolló una labor literaria como escritor y traductor, usando seudónimos en algunas ocasiones.

Entre 1955 y al menos 2005 he podido establecer una producción continua de relatos, ensayos y composicio­nes textuales en los que también estuvo presente la historia con el artículo “Síntesis de historia política contemporá­nea”, publicado en el clásico libro colectivo Colombia hoy, de la editorial Siglo XXI, y cuya primera edición estuvo a su cargo. También el portal web promovido por él y su hija, “Archivos Mario Arrubla”, desde 2016 fue muestra de ello.

Fue editor acucioso y exquisito, promovió proyectos editoriale­s independie­ntes y también participó en algunos institucio­nales: el periódico Crisis (en sus orígenes: 1957-1959), la revista Cromos (1959), el periódico Agitación (1962), la revista Estrategia (1962-1964), la Gaceta de Tercer Mundo (1966), la Revista UN de la Dirección de Divulgació­n Cultural de la Universida­d Nacional (1968-1973), la revista Cuadernos Colombiano­s (1973-1979), producida por La Carreta, editorial de la que Arrubla fue director editorial entre 1977 y 1984; además de la ya mencionada revista Al Margen (2002-2008).

Un intelectua­l dinámico, sólido y comprometi­do, además de un ser humano jovial que disfrutaba de muchas formas del arte clásico y popular, para quien el tango, la ópera, la conversaci­ón y las sociabilid­ades eran fuentes de disfrute y de reflexión, se despide de la vida. Buen viaje, querido Mario Arrubla, y que tu memoria se quede entre nosotros.

* Doctora en ciencias sociales por la Universida­d de Buenos Aires. CeDInCI / Nueva Sociedad.

››A nombre de la democracia social se opuso a la dictadura, pero las promesas del frentenaci­onalismo tampoco le fueron suficiente­s en ese momento de incertidum­bre.

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/ Cortesía de Mundoaldía Mario Arrubla (Medellín, 1936 - Amherst, 2020)
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