Con nuevo Código Electoral
Sobre el final de las sesiones ordinarias y en medio de un debate por temas como el aumento de la planta de la Registraduría y la paridad electoral, el Senado aprobó el nuevo Código Electoral. También avaló el voto anticipado.
Colombia tendrá un nuevo Código Electoral, que será aplicado paulatinamente a partir de 2022. El Senado discutía anoche los últimos artículos de la reforma electoral para darle paso a la conciliación con la Cámara. Entre los cambios introducidos están el voto electrónico mixto, el voto anticipado y un aumento en la planta de la Registraduría. Hay críticas por la premura con la que se tramitó.
La plenaria del Senado sacó a toda velocidad el Código Electoral, justo en el último día de sesiones ordinarias de 2020. Una comisión accidental terminó siendo la protagonista al decantar las más de 500 proposiciones presentadas por los parlamentarios. Con el papel que esta cumplió, la jornada se agilizó a tal punto que solo discutieron a fondo alrededor de 10 artículos, entre ellos el de paridad, seguridad nacional y registradores seccionales. El texto que quedó tiene una amplia similitud al que se sacó adelante en la Cámara, que también tramitó y votó de forma expedita. Sin embargo, queda pendiente la conciliación, motivo por el cual el Gobierno llamó a sesiones extras.
Siendo así, y con amplias mayorías, Colombia tendrá un nuevo Código Electoral después de más de 30 años desde su última reforma, que fue en 1986 –cinco años antes de la redacción de la actual Constitución colombiana–. A pesar de la facilidad con la que fue aprobado, el proyecto y su trayecto por el Congreso no han estado libres de controversias, y es que varios congresistas advirtieron que por el afán de sacarlo adelante antes del fin de año se aprobaron varios temas de gran calado sin la debida disertación.
Las sesiones de los últimos días son un ejemplo de este hecho, pues el lunes se votó la ponencia sin tenerla del todo clara. Es más, se rumoró que el documento aprobado era el que la Cámara sacó adelante el pasado viernes y empezaron las alertas por vicios de trámite, pues este texto no había sido publicado en la Gaceta Oficial. Luego, en la jornada siguiente (martes), se votó en bloque buena parte del articulado que no tenía proposición y que no era el grueso de la reforma. Y ayer se tramitaron aquellos temas que tenían varias consideraciones y que fueron discutidos en una subcomisión que estudió más de 200 pedidos de modificación. Sin embargo, buena parte del articulado quedó de forma parecida a lo que se discutió en la Cámara de Representantes.
De esta forma, y a la espera de la conciliación, hoy, mañana y el sábado el Congreso tendrá que armonizar el proyecto en un solo texto para que pase a revisión constitucional y sanción presidencial. Entre los puntos más importantes que quedaron en esta reforma está la introducción de la tecnología en los procesos electorales. Esto significa el uso de máquinas electrónicas para emitir el voto y la entrega de un soporte físico para ser depositado en la urna. Asimismo, se le dio el sí por primera vez al voto anticipado, aunque solo podrá llevarse a cabo en los puestos en el exterior.
Otros avances de la reforma apuntan a permitir puestos de votación en zonas rurales y garantizar el transporte público durante las jornadas. También se pasa del registro de cédulas, que abría la puerta a la trashumancia, a un sistema de domicilio electoral en el que se asignan los puestos de votación de acuerdo con el lugar de residencia. Más allá de estos elementos, fueron muchos otros que no estuvieron libres de controversias.
Aunque pasó sin mayores problemas el voto electrónico, su implementación y los procesos de auditoría estuvieron en una continua discusión. En el primer punto se logró que los primeros pilotos sean en las elecciones juveniles del próximo año y que no puedan aplicarse antes de los procesos electorales de 2023. Por otro lado, frente a las auditorías, las peleas se dieron para garantizar que se pudieran dar a tiempo y no de forma posterior a la aplicación de los sistemas.
En la sesión de este miércoles se dieron los otros debates frente a los temas de gran controversia de la reforma, como fue la denominación de seguridad nacional de las actividades llevadas a cabo por la misma Registraduría y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Desde la oposición, encabezada por Angélica Lozano, señalaron que este tipo de figuras pueden ser usadas para ocultar información del proceso electoral y la contratación directa –a dedo–, sin tener en cuenta las normas de una licitación.
El escaso debate que hubo en el Senado también se centró en el tema del aumento de la planta de la Registraduría con la creación de los delegados seccionales para el registro civil y la identificación y lo electoral. Desde la oposición se intentó eliminar este punto del articulado, pero los cercanos al Gobierno mantuvieron su aval, bajo el argumento de que dos delegados podrían hacerse contrapeso ante posibles irregularidades o discrepancias. Este punto también tuvo una discusión y resultado similar en Cámara, por lo que es casi fijo que se mantendrá durante la conciliación.
Uno de los aspectos más controversiales y que trastocó toda la sesión fue el tema de la paridad. Tras el hundimiento de la reforma política, el nuevo Código Electoral se vio como la única forma de aprobar este tema, que ha sido tan controversial. En el Código, desde las discusiones en comisiones se estableció que las listas de más de cinco aspirantes debían ser conformadas 50/50 entre hombres y mujeres.
En la plenaria de este miércoles se intentó ampliar los términos de la paridad permitiendo que se implementaran las listas cremalleras en los partidos y hubo propuestas más extremas, como la de Roy Barreras, de pedir que en el articulado se fijara que el Congreso debía ser compuesto 50/50 entre hombres y mujeres. Esto dio pie a que cercanos al Gobierno, muchos de ellos de tendencia conservadora, criticaran hasta la misma propuesta de paridad y la rechazaran por supuestamente “pasar por encima de la democracia de los partidos”, como lo dijo María del Rosario Guerra, del Centro Democrático. Al cierre de esta edición, el Senado todavía estaba enfrascado en la discusión sobre la paridad y otros tres artículos, pero ya es un hecho que el país tendrá un nuevo Código Electoral.