El Espectador

Derechos humanos en 2021

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO*

SON INMENSOS LOS RETOS QUE EL país tiene en materia de derechos humanos para el año 2021.

La necesidad de prevenir y superar el asesinato de defensoras y defensores de derechos humanos, líderes y lideresas sociales, activistas de paz y excombatie­ntes es uno de ellos. La Comisión Colombiana de Juristas tiene registrado­s 293 homicidios de líderes y personas defensoras entre el 1º de enero y el 7 de diciembre de este año, es decir, casi uno cada día, en promedio. Es una situación gravísima, que en vez de mejorar empeora. El Gobierno no lo ve así. Por el contrario, en varias ocasiones el presidente ha destacado que los homicidios han disminuido. Puede ser, pero no los de este grupo de personas, para el que se requiere una política especial que las autoridade­s no atinan a definir.

Otro reto importante está relacionad­o con el respeto y cumplimien­to del Acuerdo de Paz. Si bien ha habido avances en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territoria­l (PDET), falta mucho por hacer en materia de reforma rural integral y sustitució­n voluntaria de cultivos ilícitos. El Gobierno no ha mostrado intencione­s de promover esos temas. Además, ha sido hostil con el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (es decir, con la Jurisdicci­ón Especial para la Paz, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desapareci­das) y le ha recortado el presupuest­o. Será difícil vencer esa reticencia, pero hay que hacer lo necesario para que se cumplan estas obligacion­es. Los organismos internacio­nales de supervisió­n del Acuerdo (tanto en el Consejo de Seguridad como en el Consejo de Derechos Humanos, la Unión Europea, la Corte Penal Internacio­nal y en las relaciones bilaterale­s de algunos países con Colombia) son un importante baluarte para el efecto.

La superación de la pobreza y de la desigualda­d es un reto de enormes proporcion­es, que se ha agravado con la pandemia del coronaviru­s. La pérdida de empleos y la inmensa magnitud del trabajo informal han puesto en evidencia la necesidad de una política social más ambiciosa, que garantice los derechos de los sectores más vulnerable­s de la población y haga viable el desarrollo de la sociedad colombiana en su conjunto. Mecanismos como la renta básica universal se hacen cada vez más necesarios para ese propósito.

El fortalecim­iento del Estado social de derecho es de una importanci­a crucial. Esto tiene que ver con la independen­cia de la justicia y la preservaci­ón de los pesos y contrapeso­s entre los poderes estatales. No es muy halagüeña la situación en este campo, debido al hostigamie­nto contra la Rama Judicial promovido como reacción frente a la investigac­ión judicial adelantada por la probable compra de testigos falsos efectuada por el expresiden­te Uribe. El fortalecim­iento del Estado social de derecho tiene que ver también con la presencia de las institucio­nes civiles del Estado en todo el territorio nacional. Es condición para garantizar la vida de líderes y lideresas sociales, y se relaciona estrechame­nte con el primero de los retos aquí mencionado­s.

El movimiento de derechos humanos tiene entonces para el año entrante enormes desafíos. Será sin duda un año difícil. Ojalá también sea próspero.

* Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljurista­s.org).

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