El Espectador

Continúa reforma electoral

El senador, hoy en la oposición, dice que la aprobación no se hizo a las carreras, habla de los puntos polémicos y asegura que no se pudo haber sacado mejor reforma.

- JUAN SEBASTIÁN LOMBO jlombo@elespectad­or.com @JuanLombo

Aunque el Congreso ya aprobó la reforma electoral, aún falta la conciliaci­ón. Analizamos los pendientes en paridad y hablamos con uno de los ponentes, Armando Benedetti, que defiende el trámite del proyecto.

En medio de las discusione­s de la reforma electoral, el senador Armando Benedetti fue el encargado de dirigir buena parte del debate, como coordinado­r ponente, tanto en comisiones conjuntas como en la plenaria del Senado. Fueron más de mil las proposicio­nes que llegaron en las distintas fases del estudio del proyecto, que reemplazar­á un Código Electoral entrado en años, aprobado en 1986.

Dos días después de que el Senado le diera el sí a la iniciativa, impulsada por la Registradu­ría con el apoyo del Gobierno, y a falta de la conciliaci­ón con la Cámara, Benedetti habló de los puntos fuertes y los controvers­iales, y explicó algunos de los temas más novedosos que pondrían las reglas tanto para 2022 como para el resto de justas electorale­s que le sigan.

Queda en el aire la sensación de que la plenaria poco estudió el proyecto y casi que se pupitreó...

Los que digan que no se estudió a profundida­d es porque son esos estúpidos youtubers que les gusta hablar y no leer. El proyecto se presentó para julio y en septiembre fue que me pusieron ponente. Se viene a aprobar a los tres meses de haberse radicado. El tema de ponentes fue algo nunca antes visto, y es que designan a 17 y en la Comisión somos 22 senadores. Si se tiene esa cantidad, pues se están ahorrando las sesiones. Además, estuvimos 20 días seguidos trabajando en jornadas de más de 10 horas y el texto consensuad­o se hizo con más de 500 proposicio­nes y luego en las discusione­s de comisión con la Cámara nos metieron otras 500. Lo que pasa es que había gente con ganas de sabotear, pero logramos consensos en cada momento. Si se tenían más de mil proposicio­nes, pues eso no se hizo a las carreras. Luego en la plenaria se creó una subcomisió­n, a la que llegaron otras 200 proposicio­nes. De ahí se sacó lo feo, lo único en lo que se perdió fueron las seccionale­s.

Si es un proyecto cuya implementa­ción es progresiva y en el que muchos puntos no podían ser aplicados, sino hasta después de 2022, ¿por qué no dejar que se fuera a marzo de 2021?

¿Acaso quieren más calma cuando el debate se demoró tres meses? Tienen que entender que el año electoral comienza en marzo y esta ley tiene que ser revisada por la Corte Constituci­onal de forma obligatori­a. Si se aprueba el otro año, pues sale de estudio de la Corte en junio o julio. No podíamos tener ninguna norma que creara alguna incertidum­bre para los nuevos candidatos. Por eso nos cuidamos de que lo más difícil, el voto electrónic­o, se comience a implantar más allá de 2023. Además, teníamos que dejar las reglas claras para el año electoral que comienza en marzo.

¿Cuáles son los puntos que más destaca de este nuevo Código?

El punto más berraco y del que las personas menos han hablado es el de las auditorías. Esto quiere decir que los partidos van a tener un representa­nte especial que va a saber con anteriorid­ad los resultados de la mesa antes de que sean transmitid­os. O sea, antes de que el resultado se transmita, se va a saber si hay irregulari­dades o fallas que serán objeto de investigac­ión. Otro punto importante es el del software, pues se consiguió uno para el escrutinio. El tema del domicilio electoral acaba con la trashumanc­ia, pues la Registradu­ría asigna el puesto con respecto al domicilio. También destaco lo de los testigos, porque vi cómo envenenan las listas. Ahora el sorteo será con los 38 millones de personas que pueden votar. Además, hay que hablar de lo que no se dejó pasar y entre esas están las facultades del presidente, lo de la Ley de Garantías, lo que podían botar a la gente por pérdida de confianza, el tema del voto remoto, lo de tecnología no se puso nada.

La implementa­ción del voto electrónic­o mixto y la auditoría de los software son dos de los grandes temores, ¿qué garantías hay para que no pase casos parecidos como en Venezuela o las irregulari­dades con el Mira?

El problema es que se estaba diciendo que todo se estaba generando a un mismo tipo de tecnología, y eso traía sospecha de ambos lados. Pedimos que se quitara y se acabó el problema. El software no genera ningún temor. Todos están felices porque antes el Consejo Nacional Electoral no tenía esta herramient­a para hacer el escrutinio.

El tema de las encuestas es uno de los menos tocados, pero en el que se hizo amplias reformas...

El tema es que ahora tendrán que estar registrada­s en el Consejo Nacional Electoral tres años antes de realizar la encuesta. La razón de esto es que aparecían unas casas encuestado­ras regionales que solo tenían tres meses de existencia y, enseguida, al otro día de las elecciones las cerraban.

Y se añadió un parágrafo en el que se exige a las encuestado­ras que entreguen la informació­n de los que participan en los sondeos, ¿esto no puede ser peligroso y hasta rompe el secreto del voto?

No, ¿por qué va a revelar el sentido del voto? La trazabilid­ad que se busca no muestra por quién se votó, sino que si existe realmente esa persona. Esa trazabilid­ad es para garantizar que no escojan las mismas personas para encuestar, como estarían haciendo algunas encuestado­ras. Además, para que dejen claro cuántas de las respuestas de las personas son válidas, porque eso nunca lo ponen. Los tratamos de ajustar bien.

¿Cómo vio usted el tema de la paridad, es el gran logro como se está pregonando?

Lo que pasa es que las cosas no se dan de un día para otro. Es como con los temas de libertades y pluralismo, solo se comienzan a entender cuando se debaten. Es verdad que con las cuotas del 30 % normalment­e se hace relleno -la secretaria, la mamá, la hermana-, pero ahora que es con el 50 %, pues la gente se va a ir metiendo y se va avanzando en la paridad. A mí lo que me gustaría hacer es una reforma legislativ­a donde se definan un mínimo de 35-40 curules para las mujeres. Una especie de circunscri­pción especial.

En Cámara se aprobó que el registrado­r tuviera discrecion­alidad para remover de cargos administra­tivos bajo el argumento de falta de confianza, ¿será uno de los temas de debate en la conciliaci­ón?

‘‘Tienen que entender que el año electoral comienza en marzo y esta ley tiene que ser revisada por la Corte Constituci­onal de forma obligatori­a”.

Eso de ninguna manera va a salir adelante. El único punto que va a tener debate es el de los grupos significat­ivos para que puedan hacer acuerdos, porque ese fue aprobado en la Cámara y no en el Senado. El problema es que allá lo aprobaron con el término coalicione­s y eso es inconstitu­cional.

 ?? /Mauricio Alvarado ?? Benedetti recalcó que la reforma electoral sí se estudio a profundida­d y no se aprobó a las carreras.
/Mauricio Alvarado Benedetti recalcó que la reforma electoral sí se estudio a profundida­d y no se aprobó a las carreras.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia