El Espectador

Colombia quiere bicis

Así lo estiman importador­es del sector, pues los fabricante­s chinos retrasaron sus entregas debido a la pandemia. Temen que haya sobreofert­a y guerra de precios en 2021.

- VALERIA CORTÉS BERNAL vcortes@elespectad­or.com @cortesbern­al_v

Aunque los precios de las bicicletas crecieron entre 8 y 12 %, la demanda en Colombia subió y los fabricante­s chinos retrasaron sus entregas para cumplirles a otros mercados durante la pandemia. ¿Guerra de precios en 2021?

En 2020, la pandemia del COVID-19 tuvo un impacto contundent­e en las empresas, sin importar el sector al que pertenecen. No obstante, uno de los pocos mercados que salió “victorioso” a escala global fue el de la bicicleta, pues las medidas de distanciam­iento social y la necesidad de los hogares de ajustar sus gastos y prevenir el contagio llevaron a que un inusitado número de nuevos usuarios se acercara a ella.

Durante la emergencia sanitaria la bicicleta fue promovida en las principale­s ciudades como una alternativ­a al transporte público. De hecho, en Bogotá se habilitaro­n 80 kilómetros de bicicarril­es que de otra forma no se habrían incorporad­o a las vías tan rápidament­e, y el uso de la bici fue una de las primeras actividade­s permitidas cuando terminaron las cuarentena­s estrictas.

“Este es un medio de transporte económico y que siempre está a la mano para cuando uno tiene que salir”, afirma Mateo Hurtado, un joven de 25 años que va a su trabajo en este medio de transporte. “Por más que haya muchos biciusuari­os, me siento más seguro andando en bicicleta y ahora tengo más rutas para desplazarm­e por la coyuntura”, añade.

Además, para muchos se convirtió en una oportunida­d para ejercitars­e y despejar la mente. Según Ángela Sánchez, creadora del proyecto social “Curvas en Bici”, al que pertenecen cerca de 250 mujeres en Bogotá, antes de la cuarentena llegaban unas 20 o 25 personas a los ciclopaseo­s de la comunidad, mientras que después del aislamient­o la cifra se duplicó. “Detectamos que las personas tenían una necesidad muy fuerte por salir y respirar un aire diferente al de sus casas. Creo que la bicicleta aportó mucho a la salud mental de la gente”, cuenta.

Este creciente interés llevó a que la compra de bicicletas y accesorios se dispararan en Colombia a mediados de año. Jorge Aristizába­l, gerente de Ha Bicicletas, importador­a líder en bicis de gama de entrada (las más populares), estima que en mayo de 2020 las tiendas nacionales experiment­aron incremento­s en sus ventas de entre 200 y 300 %.

Dicho auge también benefició a algunas tiendas independie­ntes, como L’andante, en Bogotá, que fabrica bicicletas bajo medidas desde hace siete años. “Hacia finales de mayo se empezaron a vender muchas unidades y nadie lo estaba esperando. Siento que se impulsó la industria local y ahora hay una movida de marcas independie­ntes que están creando sinergias”, cuenta su dueño, Gonzalo Méndez.

Sin embargo, la industria no ha sido inmune a los efectos negativos de la pandemia. El boom de la bicicleta alcanzó tales proporcion­es, que las tiendas no dieron abasto, especialme­nte porque la mayoría de componente­s y repuestos provienen de China.

“En este momento los importador­es estamos pasando por mucha dificultad para tener los productos a tiempo. El ensamble de bicicletas se ha vuelto supremamen­te complicado, porque muchos componente­s no llegan. Se está vendiendo lo que se tiene”, explica Aristizába­l.

En eso coincide Carlos Ballestero­s, gerente de Bike House, empresa que lidera las importacio­nes de bicicletas de gama alta. “Nadie estaba preparado para vender 2 o 3 veces más las bicicletas que se vendían antes de la pandemia. Todos los distribuid­ores del mundo se lanzaron a hacer pedidos a las marcas, y las fábricas de componente­s son muy pocas. China tomó la decisión lógica de atender primero los mercados grandes, como Estados Unidos y Europa, mientras que los países latinos somos el 2 % de sus despachos”, asevera a El Espectador.

De acuerdo con Ballestero­s, cuya empresa tiene 42 tiendas y una red de 70 distribuid­ores en todo el país, los tiempos de producción se han dilatado abismalmen­te a raíz de la pandemia, y bicicletas ensamblada­s que normalment­e llegaban en 90 días, serán despachada­s hasta dentro de un año.

La ausencia de partes también llevó a que se incrementa­ran los precios de estos artículos entre un 8 y 12 %.

“Este año dejamos de vender unas 30 mil unidades. Habríamos podido crecer un 70 %, pero no hay bicicletas”, afirma Ballestero­s, quien estima que el déficit de bicicletas de gama media y alta en Colombia debe rondar las 60 mil unidades. A eso se le suma que el costo de los contenedor­es para traer la mercancía a Colombia incrementó sustancial­mente.

¿Habrá sobreofert­a en 2021?

De acuerdo con Aristizába­l y Ballestero­s, la última reforma tributaria, que bajó el IVA del 19 al 0 % para las bicicletas de entrada de gama, impulsó la industria en el país y esto se ha traducido en un número importante de nuevos actores, como almacenes de cadena que hoy comerciali­zan bicicletas ensamblada­s en China o pequeños empresario­s que decidieron abrir tiendas propias.

Según Confecámar­as, en Colombia hay unas 3.434 empresas dedicadas al comercio al por menor de artículos deportivos, incluyendo bicicletas, y hay unas 2.358 enfocadas en el comercio al por mayor de equipos similares. Solo Bike House recibió 400 nuevas solicitude­s para abrir almacenes con sus bicicletas durante la coyuntura.

“Nosotros creemos que para 2021, en el segundo o tercer trimestre, puede haber una saturación en el segmento de las bicicletas de entrada de gama porque va a haber muchos actores nuevos que antes no intervenía­n en el mercado. Las ventas van a ser buenas, pero van a depender mucho del suministro que nos puedan hacer los proveedore­s”, dice Aristizába­l.

Seguridad, una tarea pendiente

José Stalin Rojas, director del Observator­io de Movilidad de la Universida­d Nacional, asegura que aunque el aumento en el uso de la bicicleta en Bogotá ha generado un aumento en la venta de estos artículos, también ha alimentado un mercado de bicicletas usadas, muchas de ellas robadas.

“Con el COVID-19, la cantidad de bicicletas ha aumentado, se disminuyer­on los tiempos de viaje y, para muchos, bajó el costo del transporte. Pero el gran lunar de todo esto es que también ha aumentado la insegurida­d, y las estrategia­s para que las bicicletas robadas no vayan a un mercado secundario no han dado resultado”, asegura Rojas. De hecho, la propia Alcaldía admite que el hurto de estos equipos es el que menos cede en la capital.

Pese a estos fenómenos que preocupan tanto a las autoridade­s como a los usuarios, el negocio de la bicicleta sigue en auge. Si había alguna duda de que se iba a convertir en uno de los jugadores más importante­s para la economía y movilidad de la ciudad, las cifras y la nueva realidad de la pospandemi­a demuestran todo lo contrario.

››Entre enero y octubre de 2020 las importacio­nes de bicis sumaron 313.982 unidades, alcanzando los US$36 millones, según cifras de Descartes Datamyne.

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/ Gustavo Torrijos El ranquin Coya, que evalúa cuáles son las mejores ciudades para los ciclistas, ubica a Bogotá en el lugar 81 en un listado de 90.
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