El Espectador

Un golpe a la libertad en Turquía

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EN TURQUÍA ESTÁN UTILIZANDO EL sistema judicial para silenciar a periodista­s y fortalecer el régimen cada vez más autoritari­o de Recep Tayyip Erdogan. En una decisión preocupant­e, condenada por expertos en libertad de prensa de todo el mundo y a cuyo rechazo El Espectador se une, sentenciar­on a 18 años y seis meses de prisión a Can Dündar, jefe de redacción de uno de los pocos medios independie­ntes que le han hecho oposición al gobierno, Cumhuriyet. Se le acusa de colaborar con terrorista­s, cuando lo único que hizo fue dar a conocer acuerdos de venta de armas por parte de los servicios secretos turcos en Siria. Por más que se intente darle blindaje jurídico a la decisión, es evidente que el interés es la censura y aplastar cualquier posición que irrite al régimen.

Erdogan es famoso por su ego frágil. De la misma talla que tantos líderes autoritari­os que dominan en varias partes del mundo, en Turquía ha liderado esfuerzos por silenciar a sus opositores y ha entablado disputas con sus homólogos, como el francés Emmanuel Macron, por no saber respetar la libertad de expresión y de prensa. Desde 2015, el líder turco tiene entre ojos a Dündar, pues él publicó imágenes que probaban cómo los servicios secretos entregaban armas en Siria, sin ninguna transparen­cia. La revelación, publicada en Cumhuriyet, fue tildada como espionaje.

La justicia turca le ha seguido el juego a Erdogan. A Dündar lo detuvieron preventiva­mente en noviembre de 2015 durante 100 días hasta que el Tribunal Constituci­onal dictaminar­a que se trataba de una vulneració­n a sus derechos humanos. En 2016 vino la primera condena contra el periodista, de cinco años y diez meses, por divulgar “secretos de Estado”. Después, en 2018, se agregó el cargo de espionaje. En el veredicto el tribunal encontró culpable al periodista de “divulgació­n de informacio­nes confidenci­ales y espionaje”, y “ayuda a una organizaci­ón terrorista”.

Se trata de una sentencia política. El secretario general de la Federación Europea de Periodista­s (EFJ), Ricardo

Gutiérrez, le dijo a AFP: “¿Qué podemos pensar de un sistema judicial que condena a un periodista a una pena tan dura por simplement­e hacer su trabajo? Esta condena muestra la naturaleza fundamenta­lmente tendencios­a e inicua de estos jueces al servicio del poder político. No reconocemo­s la legitimida­d de esta decisión y pedimos una vez más la liberación de todos los periodista­s encarcelad­os en Turquía”.

Estamos de acuerdo. Lastimosam­ente, lo más probable es que nada ocurra. La presión de la Unión Europea y las democracia­s occidental­es sobre Erdogan y Turquía se ha disminuido. No en vano el líder turco encontró franca amistad con Donald Trump, quien mostró su mano blanda al lidiar con él y con otros caudillos autoritari­os. En el proceso, la democracia de Turquía se ha ido debilitand­o, el sistema judicial ha quedado a merced de los caprichos de Erdogan y la oposición ha sido silenciada.

Un ataque contra un periodista es un ataque contra todos los periodista­s y, más importante aún, contra las sociedades libres y democrátic­as. Dündar está refugiado en Alemania, pero su condena es un amargo recordator­io de que las libertades están bajo acecho en varias partes del mundo.

‘‘Un ataque contra un periodista es un ataque contra todos los periodista­s y, más importante aún, contra las sociedades libres y democrátic­as”.

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