El Espectador

Las barreras que persisten entre el Gobierno y el sector cultural

Los decretos y otras medidas de emergencia, además de la economía naranja, son motivos de tensión entre el Gobierno nacional y algunos representa­ntes del sector, pues las consideran insuficien­tes.

- MARÍA JOSÉ NORIEGA RAMÍREZ LAURA CAMILA ARÉVALO DOMÍNGUEZ

Veinte días después de que el presidente Iván Duque decretara la cuarentena en Colombia, los estragos de la pausa se comenzaron a reflejar en los bolsillos, la salud y la estabilida­d de los artistas colombiano­s. La primera medida que anunció el Gobierno para paliar la crisis fue el Decreto 475 del 22 de marzo, con el que, según el documento, se destinaron más de $120.000 millones para beneficiar a más de 3.000 creadores y gestores culturales de la tercera edad, se aceleró la entrega de los Beneficios Económicos Periódicos

(BEP) para el adulto mayor, y se determinó la destinació­n transitori­a de los recursos de la contribuci­ón parafiscal de espectácul­os públicos de artes escénicas, entre otras medidas que el sector consideró insuficien­tes. El problema desde ese momento hasta ahora sigue siendo la precarieda­d en la que viven las personas ubicadas en el eslabón más débil.

Según varios integrante­s del sector, las respuestas del Gobierno, sobre todo las que tienen que ver con pedidos a dineros concretos para solventar las necesidade­s básicas de los más frágiles, se contestan mencionand­o, por ejemplo, los plazos para actividade­s realizadas con recursos del Programa Nacional de Concertaci­ón Cultural o las ayudas económicas para gestores culturales mediante el programa “Ingreso solidario”; es decir, casi nunca hay una respuesta concreta a la pregunta o el pedido más urgente: dinero para comer, pagar el techo y la salud. Dinero para lo básico. Sin embargo, la ministra Carmen Inés Vásquez ha respondido en repetidas ocasiones que su cartera quisiera entregar más soluciones, pero sus recursos son limitados.

El 24 mayo de 2020, este diario publicó un balance de los primeros tres meses de cuarentena y sus efectos en el sector. En marzo, el grupo de actividade­s culturales ya presentaba una caída del -11,6 %. Según las cifras de Raddar Consumer Knowledge Group, empresa enfocada en analizar y comprender el comportami­ento del consumidor, y el Viceminist­erio de la Creativida­d y la Economía Naranja, el año pasado la cultura pesaba el 3 % y en mayo cayó al 1 %.

Los pedidos y reclamos se han hecho en varios tonos, por medio de distintas vías directas o indirectas, acudiendo a congresist­as como María José Pizarro, Ángela María Robledo e Iván Cepeda, entre muchos otros, que han participad­o en audiencias públicas y controles políticos a la ministra de Cultura. Algunos optaron por medidas más desesperad­as: el 31 de agosto de 2020, John Fitzgerald, artista plástico colombiano, se cosió la boca, en la calle 19 de Bogotá, para llamar la atención del presidente de la república. Su condición era quitarse las puntadas de la boca y suspender su huelga de hambre solo hasta el día en que el jefe de Estado se sentara a hablar con él. El 4 de septiembre Fitzgerald logró acordar una reunión con la ministra Vásquez para el 10 del mismo mes.

El otro punto que sigue generando escozor y que, a pesar del tiempo que se le ha dedicado a su estudio y discusión, aún enfrenta al Gobierno y la mayoría de artistas, es la economía naranja. El concepto, para el cierre de este año, ya no genera debate por la falta de comprensió­n con respecto a sus aspiracion­es, sino porque, precisamen­te, se considera que estas no son evolucione­s, sino amenazas.

Precisamen­te la audiencia pública “La cultura en tiempos de pandemia”, convocada por Robledo y Cepeda, se pensó como un espacio para promover el diálogo entre el Gobierno y los gestores culturales. De dicha reunión surgió una conclusión: entre las autoridade­s públicas y los artistas hay diferencia­s con respecto a la concepción de la cultura. Varios representa­ntes del sector solicitaro­n desarticul­ar la cultura de la economía naranja. El mensaje se centró en que las

artes no son mercancía, sino la base de la construcci­ón de identidad colombiana y un escenario de resistenci­a y construcci­ón de paz.

En la audiencia también se le solicitó al Gobierno tener en cuenta el “Plan de salvamento del sector de las artes, la cultura y su cadena de valor”, documento creado por algunas organizaci­ones culturales para responder a la crisis. En él se solicita la creación de un censo de los artistas que ayude a la formulació­n de una política pública para la cultura, así como a la focalizaci­ón de los recursos. También se plantea establecer un Ingreso Básico de Emergencia de seis meses, según recomienda la CEPAL, una Renta Básica Universal, aplazar deudas tributaria­s e hipotecari­as y congelar el pago de créditos y arriendos, entre otras medidas. En cuanto a la financiaci­ón, el plan propone aumentar la bolsa de estímulos y becas, y trabajar en la formulació­n de planes de desarrollo locales con lineamient­os y recursos para la cultura.

Ante este escenario, Felipe Buitrago, viceminist­ro de la Creativida­d y la Economía Naranja, afirmó que los cuestionam­ientos en torno al concepto de la economía naranja no deben desviar el fondo de la discusión. “Ninguna actividad artística está al margen de actividade­s económicas y ninguna actividad económica está al margen de actividade­s artísticas”. Con respecto al plan, agregó: “Si bien simpatizam­os con él, la propuesta fiscal no es viable para el país. Estamos trabajando en viabilizar las ideas para el corto y el mediano plazo”. Estos vaivenes entre el sector y el Gobierno terminaron con la aprobación de la ley Reactivart­e.

A consecuenc­ia de la crisis y la urgencia de los artistas para que se creen políticas públicas que les ofrezcan más garantías para desarrolla­r sus labores, así como el mejoramien­to de su calidad de vida, es imposible disimular la ruptura entre el Estado y el sector. Uno de los desafíos más grandes será su acercamien­to: la asertivida­d y efectivida­d de las iniciativa­s que busquen proteger a los productore­s de la cultura nacional dependerá de escuchar e incluir a sus protagonis­tas.

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/ Getty Images El Decreto 475 fue la primera medida que el Gobierno anunció contra la crisis económica del sector cultural.

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