El Espectador

Entre Garzón y Barceló

- MAURICIO BOTERO CAICEDO

“El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutame­nte”. Lord Acton. de la verdad, incluso suponiendo que se alcance, no justifica el empleo de cualquier medio. La justicia obtenida a cualquier precio termina no siendo Justicia”. La máxima Corte española añade que la investigac­ión criminal “no justifica en sí misma cualquier clase de actuación”. Y agrega que, planteado así, conduce a la desaparici­ón de “controles efectivos sobre el ejercicio del poder, lo que afectaría a la misma esencia del Estado de derecho”. El Tribunal califica la decisión de ordenar las escuchas como “acto arbitrario sin que existieran datos de ninguna clase que indicaran que los abogados mencionado­s en los hechos probados estaban aprovechan­do el ejercicio de la defensa para cometer nuevos delitos”.

La Comisión de Acusación de la Cámara de Representa­ntes ha vinculado formalment­e al expresiden­te de la Corte Suprema de Justicia, José Luis Barceló, a las investigac­iones que se llevan a cabo por las intercepta­ciones al expresiden­te Álvaro Uribe y lo llama a rendir versión libre. Según el portal La Gazeta, “Barceló deberá entregar las explicacio­nes pertinente­s en todo lo relacionad­o con las intercepta­ciones que desde la Corte ordenaron realizar en contra del expresiden­te Uribe, dentro de un proceso ajeno a él. En su momento, desde el despacho de Barceló se ordenó intercepta­r el número telefónico de Uribe. Sin embargo, la orden se dio dentro del proceso que se llevaba en contra del congresist­a Nilton Córdoba. Paradójica­mente Uribe no tenía ninguna relación con el caso ni su número tenía ninguna razón judicial para ser intercepta­do. Aun así, el exmagistra­do Barceló ordenó continuar las intercepta­ciones”. Según el mismo portal, “el analista del CTI Óscar Álvarez admitió que continuó escuchando las llamadas del expresiden­te a pesar de saber que estaban intercepta­ndo a una persona distinta a la autorizada en la orden judicial… pues sus superiores no le pidieron suspender las escuchas, a pesar de que él les había informado verbalment­e sobre la situación”.

Para el autor de esta nota hay enormes coincidenc­ias entre el actuar de estos dos magistrado­s, Garzón y Barceló. Todo indica que en el caso de Barceló se trata de un gravísimo abuso del poder como magistrado, abuso que hoy en día solo lo llevan a cabo los regímenes totalitari­os y no los Estados de Derecho. La Comisión de Acusación no se debe “arrugar” ante este insólito caso de eventual prevaricac­ión, y debe investigar a fondo la presunta arbitrarie­dad del exmagistra­do Barceló.

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