Declaración universal de impuestos y subsidios
los grandes males. Hay que volcar los esfuerzos para reformar el mapa rural. Eso no va a pasar con el subpresidente Duque ni con el Centro Democrático, tampoco con los caducos partidos Liberal y Conservador, ni por lo pronto, para ser exactos, con nadie que se esté moviendo en el cada vez más complejo espectro político. Es saludable que el máximo portavoz católico se haya atrevido con esto de la propiedad rural que es lo que desvela a los terratenientes, los mismos que se oponen con fiereza a implementar el Acuerdo de Paz.
Obviamente, cuando la rancia ultraderecha —que se ha apoderado no solo del Gobierno sino de todo, incluyendo influyentes medios de comunicación y hasta de una que otra pluma— caiga en la cuenta de lo que dijo monseñor Rueda, lo van a devorar y lo tildarán de guerrillero, castrochavista, hereje, masón, vándalo y enemigo público. De eso ya ha padecido, por ejemplo, monseñor Darío Monsalve, el arzobispo de Cali, a quien le han llovido blasfemias del decadente y corrupto momierío caleño que no soporta a un cura que hable claro y no ande metido defendiendo la pedofilia sacerdotal. A propósito, también sobre eso monseñor Rueda dio unas declaraciones en Caracol TV, completamente opuestas a las expresiones cómplices del cardenal Rubén Salazar, prometiendo que las faltas cometidas por clérigos abusadores sexuales no quedarán en la impunidad.
En cuanto a la JEP, también monseñor Rueda ha acertado. Hay mucha hipocresía de quienes la atacan, pidiendo su derogatoria o un referendo para excluir a los militares de su órbita. La ultraderecha, con
Uribe y Duque a la cabeza, no quiere que los paramilitares sean oídos en la JEP, por las mismas razones que pretenden que los militares tampoco entreguen sus testimonios: saben mucho y de gente muy poderosa. Es urgente que se divulguen las declaraciones de varios oficiales del Ejército en la JEP, que han desnudado el horror de los falsos positivos y de esta guerra en la que insisten algunos insensatos. La Comisión de la Verdad tiene esa responsabilidad. No más audiencias reservadas.
Monseñor Rueda, no solo Dios está pendiente de lo que usted haga o deje de hacer. Amén.
Adenda. Daniel Palacios, de marrullero repartidor en la sombra de la “mermelada” oficial a lánguido ministro del Interior.
LA SITUACIÓN FISCAL DE COLOMBIA después del COVID-19 está llevando a que irremediablemente el año que viene se estudie una nueva reforma tributaria. Los aumentos sustanciales que ha hecho el Gobierno en la cobertura de Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario, Colombia Mayor, devolución del IVA, entre otros, han tenido un impacto social muy grande pero también en los costos que requieren ser sufragados.
Por otro lado, la pandemia ha develado la magnitud de la informalidad en Colombia. Además de 1,6 millones de negocios formales registrados en Confecámaras, hay más de 5 millones de negocios informales adicionales