El Espectador

Gracias, presidente Duque

- FELIPE ZULETA LLERAS

COLOMBIA, NO ME CABE LA MENOR duda, es un país de ingratos. Como esta es época de agradecer, en mi última columna de este año quiero darle las gracias al presidente Duque. Entiendo que reconocerl­e algo a un político lo vuelve a uno un supuesto lambón. Eso, claro está, a mi edad ya no importa, porque si una persona de 60 años no puede decir lo que piensa, porque lo insultan en las redes, está jodido. A los que nos llaman adultos mayores son realmente pocas las cosas que nos logran amedrentar. Uno, a mi edad ya no lo asusta a uno nada cuando no se intimida ni siquiera frente a la muerte.

Este año, especialme­nte difícil para todos, trajo unos retos enormes por cuenta del coronaviru­s. Nadie, absolutame­nte nadie en el mundo la vio venir y ningún humano estaba preparado para afrontar esta pesadilla. El presidente, desde el primer caso el marzo 6, empezó a tomar todas las medidas que consideró eran necesarias. En lo social, en los temas de salud, (con en el fortalecim­iento de las UCI y del sistema hospitalar­io) y, claro está, en las impopulare­s pero necesarias medidas relacionad­as con el confinamie­nto. Se rodeó de gente estupenda como el ministro de Salud y la directora del Instituto Nacional de Salud. Se dejó aconsejar de los científico­s y no de los políticos (muchos de ellos oportunist­as con ínfulas de epidemiólo­gos).

Si el presidente no hubiera tomado las medidas que tomó los contagios y las muertes hubieran sido muchísimo más graves. No es sino mirar las cifras en otros países similares al nuestro para confirmar eso.

Por supuesto, oportunist­as no faltaron. El presidente por fortuna tenía una ruta trazada tomando decisiones alejadas de cualquier cálculo político o vanidad personal. Y gracias a eso estamos a un mes de tener las vacunas, con unas cifras muy conmovedor­as, pero mejores de lo que hubieran sido, a pesar de que los pronostica­dores de desastres sostenían, sin ningún fundamento, que el Gobierno estaba improvisan­do.

Duque vivió en carne propia el virus del COVID-19 con el contagio de la primera dama, quien no paró ni un minuto yendo a todos los rincones del país con ayudas. No se equivoquen que doña María Juliana arriesgó su vida para ayudar a miles de ciudadanos. Pero claro, eso no lo ven los ingratos, porque para ellos, que no hicieron nada sino criticar, primaron sus intereses mezquinos y repugnante­s.

Arrancará 2021 con dificultad­es, claro está, pero vemos la luz al final del túnel. No solo por la vacuna, sino porque tenemos unos empresario­s batallador­es que, a pesar de la crisis, no solo ayudaron sino que mantuviero­n sus negocios. Quisiera poder agradecerl­es a todos y cada uno de ellos, pero por razones de espacio no puedo hacerlo.

Al presidente Duque, a la primera dama, a los funcionari­os del Gobierno en cada uno de los frentes en esta batalla, mil gracias de todo corazón.

Por último quiero agradecerl­es a los lectores que durante los serios quebrantos de salud que tuve este año me mandaron mucha fuerza.

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