La defensora de la memoria ambiental
Desde el Colectivo Proterra, Sandra Ángel trabaja en 12 colegios e instituciones educativas de Nariño, Bogotá, Soacha, Medellín y Buenaventura con el programa “Tejedores de vida”, a través del cual niñas, niños y adolescentes aprenden sobre construcción de paz ambiental. ¿Qué quiere decir?: “Que ellos y ellas empiezan a reconocer que el medioambiente también es sujeto de derechos y que la vida debe respetarse en todas sus formas”, explica Sandra. Con los jóvenes, sus padres, profesores, líderes o sabedores de sus territorios hacen una reconstrucción histórica de cómo han cambiado los ecosistemas que los rodean, como humedales, manglares o páramos, por la intervención del ser humano y el conflicto armado. “Si las lagunas se secaron, ellos entenderán que son tan importantes no solo porque les proporcionaban comida, sino porque era el sitio de las prácticas ancestrales de sus padres o abuelos. Lo mismo con los ríos por donde han bajado los muertos. Les preguntamos cómo hemos afectado a la naturaleza y cómo la mejoramos para reconstruir esa relación”, agrega.
En los dos años que lleva este proceso, junto con los chicos ha construido herramientas pedagógicas que motiven a otros jóvenes a cuidar de la naturaleza, como jornadas para embellecer los parques y espacios públicos, a separar los residuos, a sembrar huertas urbanas en sus colegios e incluso a promover senderos turísticos en lugares antes afectados por la guerra, y por los que hoy pueden transitar para descubrir su fauna y flora. También crearon un kit de memoria narrado e ilustrado para recoger las enseñanzas de sus comunidades.
De acuerdo con Sandra, este proyecto les ha permitido a los chicos generar puentes con las generaciones mayores, que se vinculen a su comunidad y que incluso les propongan proyectos ambientales. Poco a poco ellos y ellas se han convertido en los defensores y defensoras del medioambiente y sus territorios.