Reparar con los hijos de la guerra
“Mi nombre es Marcos Guevara, vivo en la serranía del Perijá, en una comunidad fundada por exguerrilleros de las Farc en 2016”. Así se presenta este excombatiente de la guerrilla, cuyo nombre real es Francisco de la Hoz.
Él hace referencia al poblado de Tierra Grata, ubicado en el municipio de La Paz, Cesar. Desde allí ha liderado un trabajo con hijos e hijas de excombatientes con el que ha tratado de reparar simbólicamente a la comunidad. “Cuando llegamos a esta vereda dije: ‘Nosotros tenemos una deuda histórica con esta serranía. Aquí hay comunidades que fueron víctimas de nosotros y hay que ver cómo reparamos este territorio a través de lo audiovisual’”. Ese fue el lenguaje que escogió, porque cuando estuvo en la Universidad del Atlántico, antes de entrar a la guerrilla en 2013, un amigo le mostró el mundo de la fotografía. Entonces se compró una Pentax y cinco rollos de 35 milímetros a color y empezó a retratrar al mundo.
Ya en las Farc, dice, no disparó un arma. Su papel estuvo en la alfabetización. Enseñó dibujo, cartografía y fotografía. Pasó por la escuela de Efraín Guzmán, el bloque Martín Caballero y el frente 41, que operó en Cesar.
Ya en la vida de la legalidad se dedicó a recorrer los espacios territoriales de reincorporación donde estaban sus compañeros de filas y a retratarlos. A consignar en fotos sus historias, sus heridas de guerra. También hizo lo mismo con militares y víctimas del conflicto. Aterrizó definitivamente en Tierra Grata y allí formó un colectivo audiovisual que bautizó La Rotativa. El grupo lo integran hijos de excombatientes que avanzan en su reincorporación en ese poblado. Habilitaron una habitación como su taller de trabajo y andan por el Cesar contando las historias de la comunidad, porque consideran que así pueden repararla simbólicamente. “No se trata solo de un tema monetario. Creo que se puede reivindicar a estas personas mostrando su cultura y su manera de resistir”.
Los jóvenes que trabajan con él en La Rotativa, comenta, se los está arrebatando a la guerra. Busca que no sigan el camino que un día sus padres tomaron, pero que cerraron con la firma del Acuerdo de Paz en 2016.