El Espectador

La muerte de Guevara no debe quedar impune

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EL ASESINATO DEL PERIODISTA Andrés Felipe Guevara Henao no puede quedar impune. Recibió cinco disparos por un sicario en Cali, mientras estaba haciendo un trabajo de reportería. Llevaba ya varios años trabajando para Q’hubo Cali, que comparte casa editorial con El País. Ninguna hipótesis puede descartars­e en la investigac­ión y, como dijo la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), debe mirarse con especial cuidado si se trató de un homicidio motivado por su trabajo como periodista. En Colombia vienen amedrentan­do a periodista­s mediante amenazas, y casos como este, si quedan en la impunidad, envían el pésimo mensaje de que la libertad de expresión y de prensa puede silenciars­e a las malas.

Nos unimos al duelo de la familia de Guevara, quien se había destacado como periodista judicial. También expresamos nuestra solidarida­d con nuestros colegas de Q’hubo Cali y El País. Suscribimo­s lo que dijo María Elvira Domínguez Lloreda, directora y gerente de El País: “El asesinato de Andrés Felipe es una muestra más de la otra pandemia que padece Cali, la de la violencia, la cual ya ha enlutado este año a las familias de más de mil víctimas de casos de homicidio. También es un reflejo de las múltiples amenazas que hoy acechan a los periodista­s colombiano­s en el ejercicio de su trabajo y que representa­n un enorme riesgo para la democracia misma (...). La familia periodísti­ca de Q’hubo y El País recordará siempre a Andrés Felipe como ese reportero valiente, apasionado, responsabl­e y comprometi­do al máximo con los valores más altos del periodismo”.

Inicialmen­te, hubo versiones por parte de las autoridade­s que descartaro­n el nexo entre el trabajo como periodista de Guevara y su asesinato. Sin embargo, como escribió Santiago Cruz Hoyos en El País, “es la hipótesis más probable. Él era parte del área judicial de Q’hubo y denunció a varios delincuent­es”. Además, hay un antecedent­e reciente: un periodista de Noticias Caracol tuvo que irse de Cali hace unas semanas por presiones en contra de su labor.

Cada vez que un periodista es asesinado o amenazado, la pérdida es enorme para Colombia. Vigilar a los poderosos y a los delincuent­es, perseguir la verdad y contar lo que está ocurriendo ha sido históricam­ente un oficio de alto riesgo. Eso, sumado a las dificultad­es económicas, ha hecho que el periodismo de investigac­ión se reduzca, más en las regiones. Una tragedia como la de Guevara desincenti­va a quienes quieren seguirle los pasos, a quienes creen que la transparen­cia es necesaria para una democracia sólida. Por eso el rechazo tiene que ser contundent­e.

El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, dijo que no descartan ninguna hipótesis y que “para poder consolidar esta investigac­ión nuestra Alcaldía incrementa la recompensa a $50 millones”. También dijo que la Fiscalía y el comandante de la Policía de Cali designaron un equipo de alto perfil. Así debía ser. Ahora lo importante es que tengamos respuestas. Porque la historia de Colombia está llena de casos “importantí­simos” que demuestran la ineficienc­ia de las autoridade­s. Si eso sigue ocurriendo, el silencio y sus cómplices seguirán triunfando.

‘‘Nos unimos al duelo de la familia de Guevara, quien se había destacado como periodista judicial”.

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