La séptima cocreación
EL CRECIMIENTO MATERIAL SIN límites desestabilizó los geoecosistemas planetarios; la ciencia permitió proyectar a 100 años o más posibles transformaciones de la naturaleza que es necesario considerar. La planeación tradicional como medio para concebir escenarios futuros debe replantearse y flexibilizarse.
El mundo entró en un proceso de cambio social y natural acelerado. Mitigar las causas y adaptarse a los impactos y eventos emergentes es imperativo; la transición, urgente. Esto requiere una nueva institucionalidad y políticas para el autocontrol del crecimiento de la población, del consumo material y energético, la movilidad y el cuidado de la naturaleza.
La ciudad contemporánea refleja y concentra la crisis. Bogotá es un ejemplo, su sensibilidad frente al impacto de las transformaciones del ecosistema es muy alta. Atrapada en su naturaleza excepcional, ubicada estratégicamente para el dominio del territorio, parece obligada a pensar el país antes que su realidad. Es sede simultánea de varios gobiernos y víctima de procesos externos e internos. Sus límites de crecimiento físico no son municipales, son los naturales, metropolitanos, y están superados.
La transición de la ciudad debe producirse jalonada desde arriba y empujada desde abajo. Participar, no opinar como sucede en la “cocreación” del corredor verde de la séptima, proyecto preconcebido de concreto arborizado, sin alternativas, diagnósticos, ni estudios ambientales visibles. Validado acomodando encuestas. Impuesto y justificado con reuniones en las que los funcionarios del Distrito se defienden, en lugar de dialogar con los distintos grupos de ciudadanos que luchan por una ciudad mejor. Este corredor y otras vías no deben crearse para que Bogotá pague la movilidad anacrónica de Lagos de Torca.
El corredor verde es un proyecto político clave para la ciudad y su gobierno. Debe iniciar en los viejos caminos del sur, atravesar el centro y continuar por el Camino Real o de la Sal, articularse con los páramos, cerros y una gran reserva en la zona norte, e incorporar las áreas no construidas de Cota y Chía, para constituirse así en una de las estructuras naturales, cívicas y culturales del POT metropolitano. Debe servir para restaurar y renovar toda su área de influencia, asegurar la gobernanza y proyectar la metrópolis, con propuestas visionarias, estructuras urbanas y arquitecturas flexibles y estéticas de escala humana, que se acoplen en el espacio-tiempo a las dinámicas del cambio ambiental global.
Nota. Grave la salida de Julia Miranda de Parques Nacionales. Falso el interés del presidente Duque en cumplir los compromisos ambientales internacionales.