Sobre una columna
Mauricio Botero ofrece una interesante paradoja en su columna “Ignorancia, pobreza y fanatismo”: si el populismo llegara al poder en Colombia, sería la pobreza “el resultado inexorable”. Pero sucede que para un segmento considerable de los colombianos la pobreza ha sido “el resultado inexorable” de 201 años bajo el dominio de una clase política que nunca se ha interesado por la desastrosa situación en que viven. La paradoja: en Colombia, donde supuestamente no hay populismo, hay pobreza. El columnista declara que Fecode ha “ayudado” a formar a un pueblo ignorante, presa fácil del populismo. ¿A quién ha ayudado? No es al mismo “pueblo ignorante” ni a la Iglesia o al diablo. Ni tampoco a un gobierno extranjero. Fecode no ha sido más que un organismo —fallo, sí— que ha intentado defender los intereses —egoístas, sí— de uno de los gremios más menospreciados del sector público nacional. Si los maestros han estado siempre tan alejados de la educación de los niños es porque terminaron atrapados en un oficio vilipendiado por la sociedad, pésimamente remunerado y muy injustamente menospreciado. Fecode no ha “ayudado” a otro que a la clase política a mantener ignorante a la población.
El autor cae en la ya cansada práctica de citar a Venezuela como un ejemplo de la pobreza a la cual conducen los gobiernos populistas de izquierda. Es innegable que Chávez-Maduro han conducido la economía venezolana al abismo. ¿Pero cómo era la economía del país más rico de Latinoamérica para la mayoría de los venezolanos? No muy diferente de lo que es la economía colombiana para la mayoría de los colombianos: un sistema diseñado para asegurar que los desfavorecidos estén en capacidad de trabajar en un oficio que no ofrece ninguna posibilidad de mejorar la condición del trabajador. Al igual que en nuestro país, el establecimiento político venezolano pre-Chávez mantuvo ignorante a su gente, disponiéndola a votar por el candidato populista que encontró la manera de calentarles el oído con una canción que entendieron y les gustó. No entiendo entonces por qué el pequeño segmento de la población colombiana que domina la política y la economía, al que le aterra la perspectiva de un populista “castrochavista” en el gobierno, no se ocupa por mejorar la situación de los educadores para conseguir así que ellos puedan concentrarse en educar a sus estudiantes en lugar de gastar su tiempo en una interminable lucha por un más justo reconocimiento por su esfuerzo. Tal como dice el señor Botero, ignorancia, pobreza y fanatismo son el alimento ideal para conseguir que un gobierno populista llegue al poder en Colombia. La pregunta es: ¿quién ha hecho más por asegurar que ese alimento esté disponible para ser aprovechado por un Chávez colombiano? Ricardo Gómez Fontana. Guapi.