El turismo más allá de las medidas de bioseguridad
¿Cómo reactivar el turismo cuando la situación económica de la mayoría de los colombianos es tan incierta?
En 2019, más de 2’126.130 personas realizaron turismo interno en Colombia (DANE, 2020), mientras que 3’490.062 no residentes visitaron nuestro país durante el mismo año. Para 2020 se esperaba aumentar el número de visitantes, sin embargo, por la pandemia del COVID-19 ese propósito se vio truncado.
En este momento el objetivo es reactivar el sector después de la larga cuarentena en Colombia, mediante la apertura paulatina de los aeropuertos, la reducción del IVA de los tiquetes aéreos (del 19 al 5 %), el sello “Check in certificado” para los prestadores de servicios turísticos y el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, entre otras disposiciones. Estas estrategias buscan, en buena medida, reactivar el turismo interno, pues aún existen restricciones a la movilidad global y los rebrotes en los principales países emisores de turismo están limitando todavía más los flujos de turismo internacional.
No obstante, la reactivación del turismo interno va más allá de las medidas de bioseguridad, y en ello hay varias cuestiones de fondo que debemos analizar. Una de ellas tiene que ver con la situación económica de la gran mayoría de colombianos. En el país, según la GEIH del DANE (2019), hay 13 millones de personas en la informalidad: son ellos los más vulnerables, pues no cuentan con medidas de protección social, como acceso a licencias e incapacidades remuneradas, así como tampoco a la posibilidad de acceder al teletrabajo.
Sumado a esto, los trabajadores formales también son vulnerables, pues las medidas de suspensión y revisión del contrato de trabajo, utilizadas en períodos de crisis, pueden afectar los empleos formales y, por lo tanto, aumentar las tasas de desempleo . Todos estos factores afectan los ingresos en los hogares de nuestros conciudadanos, ya que al no tener excedentes o utilizar los pocos ahorros para sobrevivir durante esta etapa de crisis, no se consideran posibilidades para viajar, ni siquiera a destinos cercanos. Todo esto impacta de manera directa e indirecta al turismo doméstico.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo reactivar el turismo en un momento en el que la situación económica de la mayoría de los colombianos es tan incierta? ¿Cómo recuperar los empleos del sector turístico que se han perdido? Y, por otra parte, ¿cómo perder el miedo al contagio? ¿Cómo hacer que nuestros conciudadanos puedan viajar? ¿Cómo proteger a nuestras comunidades rurales y urbanas de las ciudades medianas y pequeñas?
Para todas estas preguntas no tengo respuestas, tampoco creo que los organismos gubernamentales las tengan, pues de haber sido así, las medidas implementadas para la reactivación habrían sido distintas. A esto hay que sumar los cuestionamientos generados por la alta dependencia al turismo en destinos como Cartagena o San Andrés, cuyas economías se desvanecen al limitarse el flujo turístico. Todo esto en gran parte se debe a la estrecha visión de nuestros organismos gubernamentales, basada únicamente en el turismo como un renglón económico y no verlo de forma holística, es decir, como un fenómeno social complejo; de esta manera, se deja de lado una verdad indiscutible: que el sector mismo puede ser afectado por múltiples factores, pero también puede impactar al territorio y sus comunidades.