Sobre tres columnas
Quisiera comentar tres columnas de la edición del pasado domingo, que siguen un poco la línea marcada por el editorial de ese día. Me refiero a las de los señores Héctor Abad, Rodrigo Uprimny y Humberto de la Calle. Tomando como base la del primero, quisiera suscribir la postura de que los populistas de “centro”, derecha o izquierda son un peligro para cualquier democracia, pero lo invito a que tome postura y diga puntualmente quiénes son esos nombres que amenazan el ejercicio colombiano, porque la investigación —en manos del funcionario mejor preparado de su generación— de la supuesta corrupción electoral es demasiado sospechosa en su celeridad, así como llamar a la movilización popular no tiene nada de malo, ante un Gobierno que premia a la fuerza pública y estigmatiza al que discrepa. Uprimny, por un lado, cita ejemplos en los cuales las oligarquías se movieron para evitar que personajes siniestros se tomaran el poder, pero si nos remitimos a la arrodillada nuestra, es un hecho que se juntaron para que el progresismo no triunfara, con supuestos o no, resultado que trajo lo que ya conocemos en materia de ejecución del Acuerdo de Paz, defensa de la vida y presentación de programas de televisión. Es entonces cuando retomo las palabras de De la Calle —de los primeros que invitó a la unión de la centroizquierda, pero el término no caló una vez empezaron con sus vetos los verdes y el profesor que no iba a las juntas directivas— para que el intelectual, moderado, moralista y no extremista centro, dígase otrora derecha, no calle y verdaderamente muestre un programa serio, además de no huir al debate.