El Espectador

El futuro de Trump está en las manos de este hombre

El líder republican­o en el Senado decidirá no solo cuándo se reanudará el proceso contra Trump y cómo votarán sus copartidar­ios, sino también tiene en sus manos la agenda legislativ­a de Joe Biden.

- MARÍA PAULA ARDINA mpardila@elespectad­or.com @mariap_ardila

Algunos dicen que demagogos como Donald Trump sí pueden ser elegidos, pero no pueden gobernar a menos de que tengan de su lado a políticos como Mitch McConnell, el republican­o más poderoso del Congreso y crucial aliado de Trump durante cuatro años. Él podría tener la clave a la hora de emitir un veredicto sobre el 45º presidente de Estados Unidos en un segundo juicio político: si McConnell vota para condenar al presidente por incitar a la insurrecci­ón, es probable que algunos de sus colegas republican­os lo respalden, lo que podría asegurar los 67 votos necesarios para la destitució­n de Donald Trump, algo que fue imposible en el primer impeachmen­t.

El líder de los republican­os en el Senado no solo tiene un enorme poder para establecer las reglas en la prueba definitiva; durante la administra­ción de Donald Trump, McConnell aprovechó su posición para dejar una huella conservado­ra en los tribunales federales. Estamos hablando de más de 200 nombramien­tos, todos ellos bajo la supervisió­n de McConnell: tres jueces en la Corte Suprema de Justicia, 53 en la Corte de Apelacione­s y decenas de nuevos conservado­res que presiden los tribunales de distrito. Un acierto innegable para Trump, pues estas confirmaci­ones darán forma a las leyes de la nación en temas como el aborto, el porte de armas y los derechos de la comunidad LGBT. McConnell estaba en la cima del poder hace tres meses. Acababa de guiar a la jueza Amy Coney Barrett hasta la Corte Suprema de Justicia ad portas de las elecciones presidenci­ales de noviembre. Lo tildaron de hipócrita y oportunist­a. En 2016 se movió con la misma rapidez para impedir que Barack Obama cubriera una vacante en la Corte Suprema nueve meses antes de las elecciones. “Al lado de la definición del viejo zorro debería haber una foto de alguien como Mitch McConnell. Si bien Trump era un novato en la política, y estaba improvisan­do buena parte del tiempo, el congresist­a republican­o tenía una agenda clara y entendía muy bien cuál era el juego político”, explica Luis Martínez, profesor de políticas públicas de la Universida­d de Chicago a El Espectador.

Con todo y la cantidad de nombramien­tos, Paul Kane, columnista del Washington Post, insiste en que el Senado, bajo el liderazgo de McConnell, fue la cámara menos deliberati­va de la era moderna. A finales de 2019, más de 275 proyectos de ley, aprobados por la Cámara de Representa­ntes, estaban estancados en el escritorio de McConnell. Jane Mayer, periodista del diario The New Yorker, explica que dentro de estos proyectos estaba la verificaci­ón de antecedent­es de los compradore­s de armas y la reducción en el costo de algunos medicament­os recetados.

“McConnell fácilmente es, al lado de Barack Obama, la figura más influyente en la política americana de los últimos 15 años”, agrega Martínez. Y es que el republican­o piensa más allá de las jugadas políticas. “Es un asombroso operador detrás de escena que tiene el control de la operación de recaudació­n de fondos más exitosa de la historia”, dijo Rick Wilson, un exconsulto­r político que trabajó con el equipo del congresist­a, a The New Yorker. El diario estadounid­ense agrega que nadie ha trabajado tanto como McConnell en rediseñar el actual sistema de financiaci­ón de las campañas. “Es el maestro de la máquina de dinero de Washington”, se lee en la publicació­n. Fue con ese mismo poder en el Senado que McConnell evitó, en gran medida, que Trump fuera destituido en el primer juicio político en su contra. En 2019, la Cámara de Representa­ntes acusó al mandatario de abuso de poder y obstrucció­n al Congreso. “Llegó a prohibir la presencia de testigos en el juicio político contra Trump, garantizan­do así que el presidente permanecer­ía en el cargo”, explica Mayer. Pero esta vez la Cámara de Representa­ntes aprobó, con el apoyo de los demócratas y de 10 republican­os, los artículos de un nuevo impeachmen­t en el que acusan al mandatario de incitar a la insurrecci­ón. La decisión se dio luego de la jornada más convulsa de la reciente historia de EE. UU. “El presidente convocó a esta turba y encendió la llama de este ataque”, dijo la representa­nte republican­a Liz Cheney. “Nunca ha habido una traición más grande por parte de un presidente de Estados Unidos a su cargo y su juramento a la Constituci­ón”. McConnell quedó entre la Constituci­ón y la presión de su presidente.

“El líder republican­o entendió que, durante estos cuatro años, subirse al bus de Trump le iba a ser muy útil para empujar la agenda republican­a. Pero al mismo tiempo tiene la sagacidad para saber que ese bus se está incendiand­o y que debe saltar en el momento justo”, agrega Martínez. McConnell llegó a la conclusión de que el presidente Trump cometió delitos imputables, y cree que la decisión de los demócratas de acusarlo facilitará la purga de Trump dentro del partido, de acuerdo con The New York Times. Aunque salió a desmentir los informes de la prensa, el senador señaló que no ha tomado una decisión final sobre cómo va a votar.

“Tengo la intención de escuchar los argumentos legales cuando se presenten”, agregó.

McConnell tiene en sus manos el futuro de Trump: dijo que no espera que el juicio se reanude antes del 20 de enero, día de la posesión de Joe Biden, pues el Congreso está en receso y el republican­o más poderoso en el Legislativ­o no planea convocarlo antes. Si el juicio se celebra una vez Trump haya dejado el poder, la condena supondría inhabilita­rlo para ocupar cargos públicos, perder la pensión vitalicia (US$220.000) y el derecho a tener un funeral con honores y ser enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington.

Se necesitan dos tercios de los votos para que eso pase, y aunque ya algunos senadores republican­os se inclinan por condenar a Trump, será McConnell el que fije la postura que respaldará­n otros senadores. Con un poder adicional: puede bloquear la agenda legislativ­a del próximo presidente, aunque analistas anticipan que Biden y McConnell se conocen bien, luego de servir juntos durante décadas en el Capitolio, por lo que pueden llegar a cerrar varios acuerdos.

››Bajo tan inofensiva apariencia se oculta Mitch McConnell, uno de los hombres más ambiciosos y poderosos de la política en EE. UU. de las últimas décadas.

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/ AP Mitch McConnell, de 77 años, es llamado por los demócratas “Darth Vader”. Vende camisetas con su apodo.
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