El Espectador

La Procuradur­ía está en nuevas manos

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXII. www.elespectad­or.com

EL MINISTERIO PÚBLICO ES UNA entidad poderosa que depende en exceso de la voluntad de quienes la han dirigido. Así, una y otra vez hemos tenido que volver a la misma pregunta: ¿la Procuradur­ía para qué? ¿Para iniciar procesos con tintes políticos? ¿Para utilizarla como pantalla con fines electorale­s? ¿Para dar anuncios mediáticos que terminan en investigac­iones estancadas? ¿Para servir de vigilancia autónoma y comprometi­da con el Estado de derecho? La última, por supuesto, es la razón de ser que le otorga la Constituci­ón. Pero los mecanismos que llevan a la elección del procurador general de la Nación, ahora procurador­a por primera vez en la historia, hacen que las dudas recaigan sobre la persona encargada. ¿Será, por fin, distinto?

Esto nos trae a Margarita Cabello. Una juiciosa y experiment­ada jurista que pasó por la Procuradur­ía de Alejandro Ordóñez (un mal antecedent­e, pues el ahora embajador ante la OEA terminó destituido por el uso de favores en los nombramien­tos), luego estuvo en la Corte Suprema y se desempeñó un tiempo como ministra de Justicia del presidente Iván Duque. Su elección fue contundent­e. La impulsó una coalición de Colombia Justa Libres, el Partido Liberal, Cambio Radical, el Partido Conservado­r, el Centro Democrátic­o y la U, los primeros que le expresaron su apoyo. En total, recibió 83 votos. Un mandato contundent­e, sin duda, pero ¿para qué? Va siendo hora de pensar cómo pretendemo­s que la Procuradur­ía juzgue a los partidos políticos que eligen a la cabeza de la entidad. Otra de esas reformas pendientes en el país.

Durante la posesión de Cabello, el presidente Duque dijo que ella “aprovechar­á el cargo no para emplearlo como trampolín político” y que buscará “estar en el corazón de los colombiano­s”. Así debería ser. Precisamen­te el primer desmarque que debe hacer la nueva procurador­a es con el presidente. La administra­ción

Duque ha sido capaz de ubicar en puestos claves, como la Fiscalía, la Defensoría y la Procuradur­ía, a personas muy cercanas al mandatario. Como lo hemos discutido en el pasado, eso genera un manto de duda sobre la legitimida­d de las decisiones que toman esas entidades.

Entonces, a Cabello, además de desearle mucho éxito en una labor compleja, le pedimos que tenga en cuenta la importanci­a de la transparen­cia. Sus capacidade­s jurídicas no están en tela de juicio y son suficiente­s, si se emplean de manera correcta, para despejar dudas. Pero hacerlo implica un esfuerzo doble, no solo en crear mecanismos de comunicaci­ón claros con los colombiano­s, sino en tomar decisiones que no puedan leerse en el marco del partidismo. Sus alianzas previas a la Procuradur­ía son bien conocidas. Ahora debe demostrar que su única lealtad es con la Constituci­ón, la ley y el fortalecim­iento de un Ministerio Público autónomo.

La Procuradur­ía no puede verse como un escalón más en una larga carrera, sino como una entrega al servicio del bien común. El primer paso es recordar que no hay deudas políticas ni favores por hacer desde el Ministerio Público.

‘‘Las capacidade­s de Margarita Cabello no están en tela de juicio y son suficiente­s, si se emplean de manera correcta, para despejar las dudas sobre su independen­cia”.

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