El Espectador

El retorno de la decencia a Estados Unidos

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ASUME HOY LA PRESIDENCI­A DE Estados Unidos Joe Biden, en medio de una situación inédita en la historia de ese país. Deberá afrontar, durante los próximos cuatro años, una serie de retos complejos para devolverle­s a sus ciudadanos, y al mundo, la cordura y la institucio­nalidad que se perdieron durante el dañino mandato de Donald Trump. Entre sus principale­s tareas, le correspond­e actuar de manera inmediata en la lucha contra el COVID-19, en la recuperaci­ón económica y en la búsqueda de la unidad dentro de una sociedad seriamente fracturada. En materia internacio­nal, tendrá que reparar los daños que deja su antecesor.

La llegada de Biden a la Casa Blanca es una excelente noticia. Es una persona con talante sereno, de consenso y empática, algo que requiere Estados Unidos con urgencia. El país que recibe necesita medidas de choque. Ya van 400.000 fallecidos por el mal manejo de la pandemia, la economía está en su peor momento desde la Gran Depresión de 1929 y la polarizaci­ón tuvo como epílogo un fallido golpe de Estado que se enmarca dentro de unos odios políticos y sociales como pocas veces se ha visto en su historia. Consecuenc­ia de esta última situación, cursa en el Capitolio un proceso de impeachmen­t (destitució­n) contra Trump.

El electorado escogió a Joe Biden para maniobrar en medio de estas aguas turbulenta­s. Además, tendrá mayoría en Senado y Cámara. Sus atinadas declaracio­nes han mostrado a un hombre sensato dispuesto a dejar atrás los odios, la violencia y la polarizaci­ón. La designació­n del gabinete más diverso en su historia, con personas de reconocida calidad profesiona­l y humana, son garantía de su deseo por sacar adelante a Estados Unidos en medio de esta compleja coyuntura.

Hoy mismo se espera que el nuevo presidente firme una docena de medidas de carácter ejecutivo, entre ellas el urgente regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, en materia de cambio climático, así como la aceleració­n de la administra­ción de las vacunas. También va a presentar al Congreso una propuesta de reforma migratoria, pondrá fin al veto migratorio a ciertos países musulmanes y hará obligatori­o el uso del tapabocas. Mañana y el viernes se esperan otras decisiones inmediatas para facilitar la apertura de escuelas y empresas, así como estímulos para familias y negocios castigados por la crisis. En materia de reactivaci­ón económica global, el plan previsto asciende a US$1,9 billones.

En la arena internacio­nal, Trump deja un campo minado con decisiones de los últimos días: la declaració­n de los rebeldes hutíes de Yemen como organizaci­ón terrorista, a pesar de la advertenci­a de la ONU; el cuestionad­o acuerdo de paz para Israel, así como el supuesto vínculo de Irán con Al Qaeda, entre otras. Para Colombia no se prevén cambios significat­ivos, a pesar del alineamien­to del actual Gobierno con la administra­ción Trump, pero habrá tropiezos con un Congreso mayoritari­amente demócrata.

Con respecto a Trump, fuera del impeachmen­t, tendrá que enfrentar ante los tribunales un buen número de investigac­iones penales, entre ellas por obstrucció­n a la justicia, financiaci­ón ilegal a su campaña, fraude fiscal general, fraude inmobiliar­io, demandas por difamación y varias más. Serán las autoridade­s judiciales las que definan el futuro de una persona que causó mucho daño no solo a su país, sino al mundo. Será justo si rinde cuentas por tanto daño.

‘‘La llegada de Biden es una excelente noticia. Es una persona con talante sereno, de consenso y empática, algo que requiere Estados Unidos con urgencia”.

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