El Espectador

Caída republican­a y crisis para los hidrocarbu­ros

- JUAN PABLO RUIZ SOTO

LA ELECCIÓN DE JOE BIDEN Y EL control del Congreso por los demócratas en EE. UU. implican un gran apoyo para la transición hacia energías renovables y un freno progresivo al uso de hidrocarbu­ros. Este compromiso con sus electores, en reacción a las banderas negacionis­tas sobre cambio climático de Trump, se correlacio­na con la financiaci­ón sistemátic­a de las campañas políticas de los republican­os por parte de las empresas de carbón, petróleo y gas.

Según compromiso­s de campaña de Biden, se impulsará una salida del carbón para generar energía, aumentarán los controles a las emisiones de metano asociadas con la extracción de gas y petróleo, y se suspenderá­n los subsidios a la explotació­n y comerciali­zación de hidrocarbu­ros. En plena campaña, Trump acusó a Biden de que iba a suspender el fracking y este se defendió, para no perder votos en Pensilvani­a, diciendo que no lo haría y que apoyaría el uso del gas como “puente” hacia las energías renovables. Falta ver cómo evoluciona el uso del fracking, pues, ante la caída del precio del petróleo, muchas empresas dedicadas a esta actividad han fracasado o suspendido parte de sus operacione­s. Algo ya comprometi­do es que no se entregarán nuevas concesione­s para hidrocarbu­ros en tierras del gobierno federal, que son cerca del 28 % de la superficie del país.

Según la Universida­d de Columbia, los republican­os, liderados por Trump, adelantaro­n una gestión que significó un retroceso en 175 temas de gestión ambiental. Entre los relacionad­os con hidrocarbu­ros sobresalen: la entrega de concesione­s para extracción de petróleo y gas en tierras del Estado, la eliminació­n de medidas de protección ambiental para perforacio­nes en el mar, la exención a las empresas de la obligación legal de informar y reparar fugas, la reducción de los estándares de control de emisiones de metano en pozos, y el freno al desarrollo legislativ­o para control ambiental del fracking. Biden ha dicho que restablece­rá las políticas ambientale­s abolidas y, con el control demócrata del Congreso, esto podría ser más rápido.

Para recuperar tiempo y alcanzar la meta del Acuerdo de París, es necesario desarrolla­r nuevas y más exigentes medidas.

Como lo señala The New York Times, Biden ha dejado claro que el cambio climático estará en el centro de su agenda nacional e internacio­nal. Su plan incluye intervenci­ones para apoyar el intercambi­o entre países que estén avanzando en el cumplimien­to de las metas, imponer aranceles asociados al cambio climático y limitar las compras a las empresas que no reduzcan emisiones.

El regreso de EE. UU. al Acuerdo de París tendrá que venir acompañado de financiaci­ón y apoyo a los países de ingreso medio y bajo con transferen­cia tecnológic­a, desarrollo de energías renovables, vehículos eléctricos y eficiencia energética. Colombia debe buscar apoyo estadounid­ense para alcanzar la meta de reducción del 51 % en las emisiones de gases efecto invernader­o para el 2030 y para reconfigur­ar el aparato productivo en uno con un peso cada vez menor del carbón y el petróleo, pues los volúmenes, precios y por lo tanto los ingresos por la exportació­n de estos dos importante­s componente­s de la canasta exportador­a tienden a disminuir.

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