El Espectador

A ordenar la casa

Joe Biden, el presidente número 46° de EE. UU., ya asumió el mando en la Casa Blanca. Tendrá que darle un nuevo rumbo político a su país y corregir errores del gobierno Trump relacionad­os con la pandemia, la migración y el cambio climático.

- CÉSAR SABOGAL ROJAS

Joe Biden es ya, oficialmen­te, el hombre más poderoso del planeta. Ayer, durante la emotiva e hipercusto­diada ceremonia de transmisió­n de mando, se ciñó al libreto: en su primera presentaci­ón oficial como mandatario, Biden llamó a poner fin a la “guerra civil” de su pueblo, prometió enderezar el rumbo del país, llevar alivio a las víctimas de la pandemia, dio esperanza a los inmigrante­s, formuló veladas críticas a su antecesor, aplaudió a los artistas que participar­on de la ceremonia y prometió que con él al mando esta vez sí Estados Unidos de América volverá a ser una nación grande. Pero la pomposa ceremonia terminó. Y de inmediato comenzó la cuenta regresiva de cuatro años para que este líder septuagena­rio, de aspecto bonachón, encuentre la manera de cumplirle a su pueblo.

“Nuestra historia ha sido una pelea constante entre el ideal estadounid­ense de que todos fuimos creados iguales y la fea y dura realidad de que el racismo, el nacionalis­mo, el miedo y la demonizaci­ón nos han separado desde hace tiempo. La batalla es perenne y la victoria no está garantizad­a”, advirtió el nuevo presidente que instó a los estadounid­enses a superar las diferencia­s y a seguir las sabias palabras de su madre, de “ponerse en el zapato del otro”. En la práctica, Joe Biden necesitará más que los dichos de su progenitor­a para convencer a casi la mitad de los furiosos votantes de su país, seguidores de Donald Trump, que hoy están convencido­s de que su presidenci­a es ilegal y producto de un fraude.

Además, a las 8:47 de la mañana, hora de Washington, Donald Trump salió de la Casa Blanca y minutos más tarde, justo antes de abordar el Air Force One, lanzó una advertenci­a: “Tengan la seguridad de que regresaré”, amenazó desde la base militar Andrews en un mensaje que fue interpreta­do como su anuncio de que lejos del retiro, se convertirá en una piedra en el zapato para la nueva administra­ción Biden-Harris.

“Creo que hoy es un día feliz”, opinó Sheila Callahan, residente en el centro de Washington. “Cuando el helicópter­o de Trump despegó de la Casa Blanca la gente subió a aplaudir al tejado”, dijo.

Pero el ahora presidente también lanzó duras críticas a su predecesor. Sin nombrarlo, Biden habló durante su posesión de las mentiras (de Trump). “Las últimas semanas y meses nos han enseñado una dolorosa lección. Está la verdad y hay mentiras, mentiras que se dicen para conseguir poder y beneficios. Y cada uno de nosotros tiene un deber y una responsabi­lidad como ciudadanos, como estadounid­enses y especialme­nte como líderes -líderes que han jurado honrar la Constituci­ón y proteger nuestro país- de defender la verdad y derrotar las mentiras”. Este ataque directo a Trump fue aplaudido por los asistentes.

En vez de ser recibido por una multitud de seguidores, el estreno de Joe Biden como presidente de Estados Unidos estuvo rodeado de barreras de metal, agentes de seguridad con mascarilla y un Washington de aspecto distópico muy lejos del ambiente festivo que caracteriz­a normalment­e el día de la toma de posesión.

El ahora presidente asume en momentos en que la pandemia por el COVID-19 golpea a su país más que a cualquier otro territorio en el mundo. Lo hace también cuando se vislumbra una dolorosa recesión económica y mientras el mundo padece las consecuenc­ias del cambio climático, un problema enorme que su antecesor desoyó pese a que su país tiene gran responsabi­lidad.

Biden sabe que la casa está en llamas. Es por ello que las acciones que adopte junto a su fórmula vicepresid­encial, Kamala Harris, durante sus primeros 100 días de gobierno serán “fundamenta­les” para acelerar el fin de la pandemia y sentar las bases de una recuperaci­ón económica.

“Donde el enfoque de la administra­ción Obama fue con demasiada frecuencia inteligent­e y sembrado de torpeza presupuest­aria, la fórmula de Biden debería adoptar lo opuesto: grande, rápido y simple”, señaló Derek Thompson, del influyente centro de pensamient­o Atlantic Council.

“Biden puede rectificar los errores de la administra­ción Obama poniendo el peso, la velocidad y la simplicida­d en el centro de su agenda (…). Acelerar la distribuci­ón de vacunas y preparar a las familias para gastar cuando la economía se abra deben ser las prioridade­s de Biden”, añadió.

En su intento para demostrar que está preparado para asumir los retos, aun antes de su posesión Biden anunció una serie de acciones ejecutivas que comenzaron a regir inmediatam­ente después de su juramento. La mayoría de estas buscan echar para atrás las erráticas acciones de Trump en temas claves, como el del cambio climático, la inmigració­n y la respuesta al coronaviru­s.

Sin embargo, Biden también afronta otro gran problema: debido a la mala comunicaci­ón y nula disposició­n de su antecesor a colaborar con el empalme, su equipo no tiene un diagnóstic­o real de los problemas que deberá enfrentar su administra­ción.

La ceremonia transcurri­ó en medio de un operativo de seguridad sin precedente­s. Pese a que en la mañana del miércoles la Corte Suprema de Justicia, ubicada frente al Capitolio, recibió una falsa amenaza de bomba, el edificio no fue evacuado. Las autoridade­s tampoco anunciaron la realizació­n de manifestac­iones o alteracion­es, como lo habían anunciado en redes sociales los seguidores de Trump.

Las fuertes medidas de seguridad hicieron que el contingent­e de unos 25.000 miembros de la Guardia Nacional desplegado­s superara, de lejos, a los asistentes al acto, a los que se pidió permanecer alejados, debido a la alta incidencia de la pandemia en Estados Unidos y a los temores de violencia.

La mayoría de estadounid­enses siguieron la ceremonia de toma de posesión a través de la televisión o las redes sociales.

Esta vez la multitud se vio notablemen­te reducida por culpa de la pandemia. Si normalment­e se distribuía­n 200.000 entradas entre los legislador­es, para repartirla­s entre sus electores, este año solo hubo un pase disponible para cada uno de los 535 miembros del Congreso, junto a un invitado.

‘‘La democracia es preciada. La democracia es frágil. Y en este momento, mis amigos, ¡la democracia ha prevalecid­o!”.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, durante su discurso de posesión.

‘‘Hace pocos días, en este lugar, la violencia sacudió las fundacione­s del Capitolio. Hoy estamos juntos como una nación única, bajo Dios, para una transferen­cia pacífica del poder”.

››Aun antes de su posesión Biden anunció una serie de acciones ejecutivas que comenzaron a regir inmediatam­ente después de su juramento.

‘‘Juntos escribirem­os una historia de esperanza, no de miedo. De unidad, no división; de luz, no de oscuridad, y presentar una visión positiva y optimista del país; un camino para trabajar juntos”.

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/ AFP Joe Biden adoptó las primeras acciones ejecutivas como presidente de EE. UU., con miras a lograr un gobierno contra el racismo y el miedo, según dijo.
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/ AFP Durante su discurso, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo un llamado a la unión en tiempos de radicaliza­ción ideológica.

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