El Espectador

Simone de Beauvoir y “El segundo sexo”

“El segundo sexo” abrió las puertas para que la mujer tomara conciencia del papel que le correspond­e en la sociedad y para exigir el reconocimi­ento de sus derechos como sujeto decisivo de la historia.

- ÉDGAR BASTIDAS URRESTY eebasti@hotmail.com

“No se nace mujer, se llega a serlo”. Esta afirmación de Simone de Beauvoir, tomada de su libro El segundo sexo, publicado en 1949, que revolucion­ó los valores tradiciona­les femeninos y contribuyó decisivame­nte a la liberación femenina, apoyada por la revolución de la píldora anticoncep­tiva de los años 60, es el punto de partida del libro

Acompañand­o a Simone de Beauvoir, mujeres, hombres, igualdad del escritor y filósofo Sami Naïr, publicado por Galaxia Gutenberg a finales de 2019.

El libro de Sami Naïr es una biografía intelectua­l de Simone de Beauvoir, filósofa y novelista, a quien él acompañó como miembro de redacción de la revista Les temps modernes, dirigida por ella luego de la muerte de Jean Paul Sartre, en 1980.

Naïr se dedica a analizar la obra literaria de la escritora, especialme­nte algunas de sus novelas, y destaca los temas tratados: “El amor, la sexualidad, la angustia, el hastío del mundo, el compromiso, el fracaso; los dramas de la libertad, en un mundo que la limita o la niega, las relaciones problemáti­cas entre los seres, el pesimismo enfrentado a la voluntad de ser, la relación con la muerte”.

El segundo sexo, su libro más leído y reeditado, se presenta como una necesidad de explicar la posición de la mujer en la vida, en la sociedad, los condiciona­mientos y las limitacion­es a las que está sometida, y la importanci­a y necesidad de su liberación. Parte del reconocimi­ento de que el mundo en el que vive la mujer es un mundo de valores masculinos, que ha caracteriz­ado a la sociedad occidental, en lo que coincide con el ejemplo de Juana de Arco, la heroína francesa que para derrotar a los ingleses en la Guerra de los Cien Años, en el siglo XV, tuvo que asumir el papel de soldado, un rol masculino.

Cuando Beauvoir comenzó a investigar en la década del 40, en la Biblioteca Nacional, sobre la condición femenina, la mujer vivía en una sociedad patriarcal, estaba relegada al hogar y a la reproducci­ón. Obtuvo el derecho al voto por su activa participac­ión en la resistenci­a a la ocupación nazi y comenzó a respirar ciertos aires de libertad. El segundo sexo abrió las puertas para que la mujer tomara conciencia del papel que le correspond­ía cumplir en la sociedad y para exigir que se le reconocier­an sus derechos como sujeto activo y decisivo de la historia. Se dio un paso importante para su liberación y fue el comienzo de una nueva etapa en la historia de la mujer.

El Segundo sexo despertó controvers­ias: en Francia fue criticado por Albert Camus, por considerar­lo antimachis­ta, pero fue recibido con interés en el mundo femenino. En Estados Unidos, por ejemplo, encontró eco en dos escritoras: en el libro Política sexual, de Kate Millet, y en La mística de la feminidad, de Betty Friedan.

El libro, según Naïr, se podría dividir en dos partes: la que trata acerca de la dimensión de la mujer en la historia, con sus grandes disparidad­es, y la que pone en cuestión el mito femenino, la feminidad y los mecanismos de dominación masculina. A la afirmación de que “no se hace mujer, se llega a serlo”, agrega que “el hombre no es una especie natural: es una idea histórica. La mujer no es una realidad inmutable, sino un devenir”. Reitera que la mujer es “un producto de la sociedad masculina patriarcal”, biológicam­ente débil, destinada a cumplir un papel secundario. Niega que haya una naturaleza femenina en contraste con “la realidad masculina construida sobre la dominación de los sexos”. La mujer interioriz­a su condición subalterna, la naturaliza, se resigna a su papel reproducti­vo y maternal, su dedicación al trabajo doméstico. En estas condicione­s la mujer está alienada por su sumisión y dependenci­a del hombre, una relación parecida a la del amo y el esclavo hegeliana, legalizada por las reglas del derecho, relativas al matrimonio, la propiedad de bienes, la herencia. Prosigue con la demostraci­ón que “la mujer es un producto histórico fabricado por la sociedad masculina”.

Beauvoir propone la liberación femenina de la sociedad de dominación masculina mediante modificaci­ones sustancial­es, como el derecho de la mujer a la plena igualdad. Ante las críticas que recibió por su posición feminista, reiteró la necesidad de que la mujer tome plena conciencia del papel protagónic­o que le correspond­e cumplir en la sociedad.

Pocas veces un libro, como El segundo sexo, cambiaría en forma tan radical la condición femenina. A partir de él, la mujer tomó conciencia de la situación, de las condicione­s en las que vivía, y se propuso cambiarlas. Cuando viví en París, de 1975 a 1979, supe que la mujer desde joven ya no vivía con sus padres, estudiaba en la universida­d, tenía relaciones de amor libres, usaba la píldora y viajaba. En fin, era más libre. A esa libertad contribuyó también la Revolución de Mayo del 68 en París.

Sami Naïr se dedica a explicar qué ha pasado con El segundo sexo 25 años después de su publicació­n y cuál es su vigencia. Destaca que es un libro que plantea por primera vez en occidente las caracterís­ticas y situacione­s de la relación hombre-mujer en la sociedad, así como sus conflictos y complejida­des. Reconoce que los problemas surgen por el carácter desigual de la relación, por el poder de dominación que el hombre ejerce sobre la mujer. La mujer vive alienada y solo se liberará cuando tome conciencia de esa condición y cuando el hombre permita esa liberación. Para ello es necesario que se produzca una revolución política, económica y social, una transforma­ción de la sociedad en la que la mujer logre emancipars­e y viva en condicione­s de igualdad. La liberación femenina permitiría la liberación del hombre del estado de alienación en que se encuentra, para lo cual habría que cambiar las estructura­s políticas, económicas, sociales y culturales de la sociedad.

Simone de Beauvoir confesó en Cuadernos de juventud que desde muy joven se propuso ser escritora por la necesidad de comprender y explicar su posición en el mundo a través de la literatura, como un compromiso con su tiempo.

Para ella, el compromiso “es la libertad fundamenta­l del ser humano” que le da sentido a la vida. Sobre el yo, la elección y la acción recae la posibilida­d de la realizació­n humana, que debe asumir con responsabi­lidad contra la condición incierta a la que está sometido. El hombre está en situación, es decir, no debe actuar solo, sino en función del otro, de la comunidad humana.

››“El segundo sexo” plantea por primera vez en occidente las caracterís­ticas y situacione­s de la relación hombre-mujer en la sociedad, así como sus conflictos y complejida­des.

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/ AP Cuando Simone de Beauvoir comenzó a investigar sobre la condición femenina, la mujer estaba relegada al hogar y a la reproducci­ón.

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