El Espectador

“Juego de tronos”, en los peores tiempos de la pandemia

- FERNANDO GALINDO G.

EN SU DISCURSO DE AÑO NUEVO, EL presidente Duque afirmó que “la reactivaci­ón del país está en marcha”, y después de prometer que “lograremos generar más de un millón de empleos”, desconcert­ó con su presunción de que “avanzamos en el fortalecim­iento continuo del sistema de salud”. Las contingenc­ias de la pandemia al inicio de 2021 no soportan el anhelo presidenci­al para la salud de los colombiano­s.

La vacuna contra el COVID-19 se está utilizando peligrosam­ente como arma para la hegemonía de los diversos poderes del Estado, en un juego cuya única víctima es el ciudadano indefenso que, con desesperan­za, ve lejana la opción de la inmunidad.

El 17 de diciembre, Ana María Vesga, directora de la Cámara Farmacéuti­ca de la ANDI (de la que forman parte Pfizer y AstraZenec­a), en entrevista para la revista Dinero, declaró que “Colombia es uno de los pocos países de los que no se conoce que haya cerrado un acuerdo para la adquisició­n de las vacunas”.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, el 8 de enero aseveró que “el Gobierno nacional ha incumplido con traer la tan anhelada inmunizaci­ón contra el nuevo coronaviru­s al territorio colombiano en las fechas anunciadas”. El ministro Ruiz le replicó: “…;nunca nos hemos comprometi­do en fechas de vacunas ni hemos cerrado opción de compra”.

Otro escenario lo protagoniz­aron los organismos de control. El exprocurad­or Carrillo conceptuó que “la informació­n sobre la vacunación es inconsiste­nte y que en esta materia no cabe el secretismo”, porque la salud de los colombiano­s está comprometi­da. Lina María Aldana, contralora delegada para el sector salud, envío un requerimie­nto al Ministerio de Salud para que, en un plazo de cinco días, informe sobre: 1) los contratos realizados y los recursos ejecutados. 2) Los recursos invertidos en campañas y 3) los recursos invertidos en el proceso logístico para la conservaci­ón del biológico, bajo el lema: ‘todo peso cuenta’.

Camilo Enciso, del Instituto Anticorrup­ción, opinó que la confidenci­alidad invocada por el ministro Ruiz para no revelar el texto de los contratos, condicione­s y valor para la adquisició­n de las vacunas no puede ser impuesta por las farmacéuti­cas fabricante­s del biológico, porque estarían por encima del derecho constituci­onal para que el ciudadano esté adecuadame­nte informado sobre las políticas de salud y sobre el gasto público al que contribuye.

El 14 de enero, el contralor general aseguró que “ya recibió la informació­n de las vacunas, que sí existen los contratos y, además de que existen los contratos, sí hay un plan de vacunación”. Añadió que “hay algunas cláusulas de confidenci­alidad que no podemos burlar y en eso hay que ser consciente­s con el país”. En conclusión, el contralor Córdoba desautoriz­ó el requerimie­nto de la contralora delegada para el sector salud.

Aún hay otro escenario que está por resolverse y es el del poder legislativ­o. El senador Robledo interpuso una acción de tutela para que el ministro Ruiz informe la realidad de la contrataci­ón de las vacunas e igualmente se anunció una audiencia pública en el Senado para el mismo tema, a la que será citado el ministro .

El presidente Duque señaló que hay quienes pretenden utilizar la estrategia de la vacunación como “agentes de la politiquer­ía y de la demagogia, o como herramient­a de ataque político coyuntural”. Por supuesto que no se referiría al exprocurad­or Carrillo, ni a la contralora delegada para el sector salud, ni a columnista­s independie­ntes que, como representa­ntes de la sociedad civil, están en su derecho de reclamar la informació­n veraz.

Lo cierto es que países de la región, como México, Chile, Argentina o Costa Rica, ya empezaron desde diciembre el proceso de vacunación de sus nacionales.

¿Llegó tarde Colombia a la subasta mundial de la vacunas?

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Regreso a clases
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