Medellín, ¿distrito especial?
El acto legislativo, que busca convertir a la ciudad en distrito de ciencia, tecnología e innovación, va a segunda vuelta en el Congreso. Hay buen ambiente, pero también críticas por sus implicaciones.
Un acto legislativo del Centro Democrático, que entra a segunda vuelta, busca convertir a Medellín en distrito especial de ciencia, tecnología e innovación. El senador Santiago Valencia dice que la decisión traerá grandes beneficios a la ciudad y a toda el área metropolitana. Sin embargo, hay quienes creen que no implicará grandes cambios y ven detrás un interés de la clase política de tener cada vez más beneficios.
Para nadie es ajeno que Medellín, en los ámbitos nacional, regional y mundial, se está configurando como una ciudad pensada para los objetivos del futuro. Ese camino se vino labrando desde hace años y las cosechas comenzaron a recogerse, puntualmente, desde 2013, cuando Citi Group y The Wall Street Journal la reconocieron como “La metrópoli más innovadora del mundo”. Asimismo, en 2019, en la capital antioqueña se instaló para Latinoamérica el Centro para la Cuarta Revolución Industrial, sede que también la tienen San Francisco (EE. UU.), Tokio (Japón), Mumbai (India), Israel, Noruega, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos.
A todo esto se le suma el proyecto de convertir a Medellín en un valle del software, tema que está incluido en el Plan de Desarrollo de la actual administración y que pretende potencializar la Cuarta Revolución Industrial (todos los desarrollos digitales como internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, entre otros). A la par de estos pasos, también se ha venido pensando y hablando la posibilidad de transformarla en un distrito que acoja esas palabras que la han venido catalogando: ciencia, tecnología e innovación.
Precisamente, en 2019, el Centro Democrático radicó un proyecto en ese sentido. En Colombia, los entes territoriales se dividen en territorios indígenas, municipios, departamentos y distritos. Estos últimos están reglamentados en los artículos 286 y 356 de la Constitución Política y la Ley 1617 de 2013, que dicta su régimen y les otorga facultades, instrumentos y recursos diferentes.
Viendo los costos que le traería a la ciudad a nivel de reestructuración administrativa y fiscal, la bancada uribista presentó un acto legislativo en el semestre pasado para que se le reconociera como distrito especial, excluyendo el marco de la Ley 1617, que obliga la creación de localidades (Medellín tiene comunas), que en su reorganización reducirían las juntas administradoras locales y, por ende, serían menos los ediles a los que se les deberían pagar honorarios o el nombramiento de alcaldes locales, entre otras disposiciones.
En otras palabras, con la reforma constitucional buscan que Medellín, al igual que Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, aparezca en la Carta Política referenciada como un distrito especial. “Pasamos de proyecto de ley a acto legislativo porque como proyecto debía someterse a la Ley 1617, que impone unos requisitos para la conformación del distrito, como una reforma administrativa y presupuestal. Con el acto legislativo, que tiene mayor jerarquía normativa, la ciudad no tendrá que hacer modificación administrativa que implique aumento de gastos de funcionamiento”, explicó el senador Santiago Valencia, quien lidera la iniciativa.
El parlamentario dice que, una vez aprobada, tendrían que entrar a reglamentar a Medellín como distrito, es decir, determinar los beneficios a las empresas, impulsar los procesos de patentes, reforzar la tarea de las universidades en cuanto a las tareas en ciencia, tecnología e innovación, y crear zonas especiales que se catapulten como centros de desarrollo en la materia, entre otros asuntos. Sin embargo, para el profesor Santiago Leyva, coordinador de la maestría de gobierno políticas públicas de Eafit, esto no es así, pues ya existe una ley que lo reglamenta (la 1617) y debe aplicarse a todos los entes.
“No es que por cada distrito se crea un reglamento distinto, a todos se les aplica por igual”, explica Leyva, quien, a la vez, prevé que, aprobada la iniciativa, a la que le reconoce que tiene buen ambiente político, “se abriría un limbo jurídico” porque entraría a revisión constitucional y, de declararla exequible, los distritos creados a la luz de la Ley 1617, como Turbo, Barrancabermeja, Riohacha y Mompox, entrarían a reclamar por las condiciones desiguales.
Para el constitucionalista y también profesor de Eafit, Esteban Hoyos, bajo una lectura general del asunto, el acto legislativo estaría por encima de esa norma y no hay lugar a una estatutaria -que reglamenta en materia de derechos fundamentales, partidos políticos, administración de justicia, estados de excepción y mecanismos de participación-, sino que se tendría que modificar la ley que ya desarrolla el tema (1617). El problema es que eso les cambiaría las reglas existentes a los distritos conformados, por lo que lo ideal es la creación de una ley orgánica, que regula las normas de los entes territoriales, para que dicte las especificidades.
Más allá del debate jurídico, el senador Valencia consideró que la catalogación de la ciudad como distrito apunta a una política pública proyectada a largo plazo, para la consolidación de Medellín como centro de ciencia, tecnología e innovación. Para el concejal del Centro Democrático Sebastián López, es una herramienta más en procura del mismo propósito: “Todos los caminos se vienen fortaleciendo, este es uno más que robustecerá la estrategia y le entregará un nombre institucional referente a un sector económico que la puede orientar y encasillar mucho más”.
Sobre esto Valencia precisa que, aunque el nombre del distrito es “ciencia, tecnología e innovación”, otros sectores productivos no quedarán excluidos de los beneficios que se otorguen a empresas que incorporen en su sistema mecanismos para hacerlas más innovadores y competentes. Y se busca que los otros municipios del área metropolitana se favorezcan de esta transformación. “Medellín siempre ha sido punto de lanza para el desarrollo del Valle del Aburrá y es importante que la distritalización irradie a poblaciones como Envigado, Itagüí, La Estrella, Bello, Sabaneta, entre otros”, recalcó el representante liberal antioqueño Julián Peinado.
Del otro lado, hay quienes creen que el cambio no traerá mayores cambios para la ciudad. “Más allá de dar jerarquías nominativas, lo que necesitamos es voluntad política. Si se miran los recursos destinados a la ciencia, tecnología e innovación, no alcanza ni al 1 % del presupuesto nacional”, ilustró el senador de la Alianza Verde Iván Marulanda. Igualmente, el concejal por el mismo partido Daniel Duque cree que es un tema que no se ha debatido de forma extensa, y se refiere no solo al Congreso, sino a otros espacios de ciudad.
“Me temo que lo que puede haber detrás es un interés de la clase política de tener cada vez más beneficios. Esto requiere una discusión con la academia, organizaciones sociales, comunitarias, políticas, ediles. No sé si la gente del común entienda las implicaciones administrativas, financieras y políticas que esto traería”, opinó. Santiago Leyva habla también de una discusión más profunda, en la que se sopesen alternativas diferentes para llegar al mismo objetivo de convertir a la capital antioqueña en un centro de ciencia, tecnología e innovación. “Esta es una propuesta liderada desde la clase política y debería moverse desde lo técnico, con el diagnóstico de la situación”, insistió.
››Bogotá, Cartagena, Barranquilla y Santa Marta son algunos de los distritos especiales de Colombia.