El Espectador

Las estrategia­s para combatir el COVID-19 en el Valle del Cauca

Es el tercer departamen­to que más casos ha reportado desde el comienzo de la pandemia, con 158.022, y vive una de las situacione­s más complicada­s en cuanto a ocupación de UCI. Epidemiólo­gos aseguran que la pedagogía sigue siendo la clave para crear concie

- PABLO MONTOYA PAREDES pmontoya@elespectad­or.com @pablomonpa­r

El Valle del Cauca vive uno de los momentos más críticos desde que empezó la pandemia del coronaviru­s, en marzo del año pasado. La ocupación de unidades de cuidados intensivos sigue cercana al 100 % y los casos no se han estabiliza­do en este comienzo de año. Un panorama al que hay que sumarles la constante indiscipli­na social y el incumplimi­ento de medidas y protocolos de seguridad desde las fiestas decembrina­s y que se agudizó con las celebracio­nes de la final del fútbol colombiano. En Cali, solo el último fin de semana se desarticul­aron 97 fiestas clandestin­as.

Aunque hay quienes dicen que la ciudad está atravesand­o el segundo pico de la pandemia, algunos expertos señalan que el incremento comenzó a darse desde hace varios meses. “El segundo pico inició con la reapertura económica a partir del 1° de septiembre. Si uno ve la curva del Reino Unido o la de Estados Unidos, parece que nunca se va a terminar. En nuestro caso lo que tenemos son ondas y curvas que van subiendo y bajando, y esto es debido a eventos dispersore­s como los que tuvimos en diciembre”, explica Lyda Osorio, epidemiólo­ga de la Universida­d del Valle, quien insiste en que si bien los eventos ocurridos en diciembre han sido parte del problema, la flexibiliz­ación general de las medidas tomadas por los gobiernos ha generado mayor movilidad y, por ende, una transmisib­ilidad mayor.

De acuerdo con la Secretaría de Salud del Valle, el 20 de enero hubo 835 nuevos casos, llegando así a 158.022 desde que inició la pandemia. El municipio más afectado es la capital del departamen­to, donde la suma total de casos supera los 100.000, representa­ndo más del 60 % de los contagios en el Valle del Cauca. La situación en las UCI no es muy diferente, el departamen­to reportó una ocupación del 94 %, mientras que Cali continúa fluctuando entre el 95 y 97 %. Por otra parte, la falta de personal médico tiene entre 30 y 40 camas sin utilizar, pues no hay quién revise y atienda a tantos pacientes.

Según explica María Cristina Lesmes, secretaria de Salud del departamen­to, se manejan las unidades de cuidados intensivos como una gran bolsa única “donde se asignan a los pacientes de los municipios que sean, con la enfermedad que sea sin ninguna barrera. Hacemos una sola bolsa solidaria para la atención de pacientes”. La estrategia y el regreso de algunos médicos que se encontraba­n incapacita­dos, en los últimos días se lograron habilitar 13 camas de UCI en Cali para tratar pacientes críticos y otras más de cuidados intermedio­s y hospitaliz­ación para aquellos que no presenten complicaci­ones fuertes.

Lesmes sostiene que a pesar de que en el departamen­to persisten las dificultad­es por el recurso humano, están en un proceso de reconversi­ón -que implica equipos nuevos- y de mover equipos a sitios donde puedan funcionar mejor para poder dar abasto. “Hay escasez de medicament­os. Nosotros logramos comprar una reserva y con ellos hemos podido tener las UCI abiertas, pero todavía no se consiguen medicament­os y esperamos que lleguen la otra semana”, agrega.

Las cifras y el incremento de casos llevó a que en el departamen­to y la capital se implementa­ran medidas más restrictiv­as, como el toque de queda nocturno y extendido los fines de semana, y el pico y cédula con la intención de evitar aglomeraci­ones en las zonas comerciale­s. En Cali, por ejemplo, los esfuerzos se han concentrad­o en la estrategia denominada “contención hacia las UCI”, que tiene dos grandes vertientes: la primera es el componente de salud pública, y lo que se busca con esta es detectar las posibilida­des de riesgo de los familiares de personas que están en UCI o que tienen algún tipo de comorbilid­ad que pueda complicar la situación del paciente. La segunda vertiente es la del componente de prestación de servicios, que incluye el aumento de camas de UCI y tener toda la flota de ambulancia­s del departamen­to a disposició­n frente a cualquier emergencia, con la cooperació­n de las EPS.

Cali también dispuso 15 puestos para hacer pruebas gratis, para realizar un monitoreo constante a aquellas personas que resulten positivas y cortar la cadena de transmisió­n. “Más que las pruebas gratis, la clave está en la acción pedagógica de toda una ciudadanía, y la segunda es la búsqueda activa de casos”, le dijo a este medio José Oñate, presidente de la Asociación Colombiana de Infectolog­ía (Acin).

De ahí que la apuesta de la administra­ción local vaya dirigida en esa misma vía. “Esta toma de muestras tiene como objetivo identifica­r a personas positivas, aislar oportuname­nte e identifica­r las de alto riesgo para hacerles seguimient­o y atención en las casas”, explica Torres.

El problema pasa, además, por los efectos de la crisis social y económica que ha dejado la pandemia en el departamen­to y las razones por las cuales muchas personas se ven obligadas a salir a las calles aun cuando hay medidas restrictiv­as. “Este tema de indiscipli­na social es muy complejo. Para mí, debe haber una estrategia nacional dirigida por los investigad­ores sociales de este país, ya que son personas que conocen la complejida­d de las dinámicas sociales, económicas y culturales de Colombia. Nosotros tenemos realidades sociales muy fuertes en nuestro país, en donde el concepto de vida no existe o es muy poco. Creo que los investigad­ores sociales podrían dar una mano en estrategia­s de este estilo”, asevera la epidemiólo­ga Lyda Osorio.

Y aunque las medidas de toque y queda y cuarentena son necesarias para tratar de cortar la cadena de transmisió­n del virus, también lo es el trabajo social y de pedagogía con las comunidade­s. “Nos interesa que entiendan el peligro que representa­n estos eventos para nuestros adultos mayores, para las personas con comorbilid­ades. También les recordamos cómo están las unidades de cuidados intensivos, los niveles de contagio. No queremos chocar, ni hacerles daño a las personas, solo buscamos generar conciencia para que la fiesta no se repita”, le dijo a este diario el subsecreta­rio de Inspección, Vigilancia y Control, Jimmy Dranguet, encargado de desarticul­ar las fiestas que se producen en la ciudad durante las medidas restrictiv­as.

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/ EFE En Cali la ocupación de UCI continúa fluctuando entre el 95 y 97 %.
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