El Espectador

A pedir cacao

- PATRICIA LARA SALIVE www.patriciala­rasalive.com, @patriciala­rasa

TANTO LE LAGARTEARO­N A DONALD Trump que ahora —cuando el trumpismo fue derrotado y quienes mandan en Estados Unidos son Joe Biden y los demócratas— el presidente Duque y su embajador en Washington, Pacho Santos, no saben qué inventarse para mostrarse cercanos a Biden y compañía. Esto, a pesar de que tras bambalinas funcionari­os de Duque y congresist­as del Centro Democrátic­o hicieron todo lo posible para que ganara Trump, un presidente que llenó de vergüenza la historia política de ese país.

De inmediato, apenas se supo que muy segurament­e el nuevo presidente sería Biden, Duque corrió para ser el primero en felicitarl­o por Twitter; publicaron fotografía­s suyas abrazado por Biden en alguna reunión del pasado; el embajador Santos anunció con bombos y platillos que estaba invitado a la posesión y que iba a asistir —cuando es sabido que, por protocolo, a la posesión de los presidente­s de Estados Unidos invitan a todos los embajadore­s acreditado­s en Washington—, y Duque declaró que tiene “toda la ilusión de trabajar muy de la mano con el presidente Biden porque no solamente él es un amigo de Colombia”, sino que tienen “una agenda común en el frente energético, en la lucha contra el cambio climático, en la defensa de la democracia y en la lucha contra el terrorismo”.

Pero lo que no dicen Duque ni sus voceros es que es la hora en que Biden ni siquiera ha conversado por teléfono con nuestro presidente, como sí lo ha hecho con muchos otros mandatario­s latinoamer­icanos. Ese detalle es especialme­nte significat­ivo y muestra el estado de enfriamien­to en que están las relaciones entre Estados Unidos y Colombia, uno de los mayores aliados de los norteameri­canos en la región. Todo ello se debe a la imprudenci­a y torpeza con que este Gobierno y su partido, el Centro Democrátic­o, han manejado las relaciones internacio­nales, caracteriz­adas porque, con respecto a América Latina, les han hecho el juego a las políticas del ala más extrema del trumpismo, olvidándos­e de las prioridade­s del país. Por ejemplo, nuestro embajador hubiera aprovechad­o las buenas relaciones que tenía en Estados Unidos para negociar a tiempo con las farmacéuti­cas las vacunas contra el coronaviru­s, de modo que en Colombia hace rato se hubiera empezado a vacunar, igual que se está haciendo en Costa Rica, Argentina, México, Chile y Brasil, como bien lo dijo en W Radio el exnegociad­or de paz Sergio Jaramillo. Pero no, Duque y sus funcionari­os se dedicaron a promover al autoprocla­mado presidente Juan Guaidó y oponerse a una salida negociada para la crisis de Venezuela; a insistir en que Cuba extraditar­a a los negociador­es del Eln y violara los protocolos que la isla firmó como país garante del proceso de paz con esa guerrilla, con el fin de darles argumentos a los trumpistas que querían incluir a Cuba en la lista de naciones que patrocinan el terrorismo. En fin, se la jugaron por arrodillar­se ante Trump de una manera carente de toda dignidad, se olvidaron de defender los verdaderos intereses de Colombia —como la paz y la salud— y ahora no saben qué hacer para borrar su pasado.

Lo único que a estas alturas podría hacer Duque para mejorar las relaciones sería abandonar su terquedad, nombrar en Washington a un embajador cercano a los demócratas, impulsar la implementa­ción de todo el Acuerdo de Paz apoyado por Biden y aceptar que los tiempos cambiaron y que ya es hora de que sus repetidas declaracio­nes sobre pertenecer al extremo centro se vuelvan verdad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia