El Espectador

Estás equivocada, María Elvira

- JUAN CARLOS BOTERO

CONOZCO A MARÍA ELVIRA SALAZAR desde hace años y le tengo un aprecio sincero. Ella me entrevistó para su programa de TV unas veces y hemos hablado sobre la situación política de América Latina a menudo.

Sin embargo, desde que ingresó en la política, se matriculó de lleno en el Partido Republican­o y se volvió una defensora de Donald Trump, me he alejado. Y más ahora que hizo un video criticando a Twitter por cancelarle la cuenta a Trump, diciendo que eso es censura y que así comienzan las tiranías, como las de Fidel y Maduro.

Desconcier­ta su posición. Sobre todo, en una periodista. Muchos creen esa burrada, incluso en Colombia, reflejando su ignorancia de lo que es la libertad de expresión. Como les enseñan a los novatos del periodismo, este derecho no es absoluto. Tiene límites, como proteger al ciudadano, y a quien incite a la violencia le limitarán la expresión. Si escribo un artículo con un plan para matar a alguien, lo van a rechazar. ¿Eso es censura? No. Es el diario obrando de modo responsabl­e. Un caso famoso es el de quien grita en broma: “¡Fuego!”, en un teatro lleno de gente. Si un policía lo calla, no lo está censurando, está salvando a la gente de morir aplastada por el pánico. Twitter sólo le cerró la cuenta a Trump cuando su discurso llevó a un hecho violento: el asalto al Capitolio y el saldo de cinco muertos. No le prohibió al presidente expresarse libremente. Le dijo que no va a brindar su red para que él incite a la violencia. Trump podría usar otros medios. Y creer que el presidente de EE. UU. carece de acceso a ellos es ridículo.

Hay una paranoia en asociar el menor giro a la izquierda con un abrazo al comunismo. Trump atizó ese miedo en la campaña, llamando a Biden un “socialista radical”. Eso era previsible en quien, durante cuatro años, agitó a su base con el miedo a terceros: la “invasión” de centroamer­icanos (una fila de gente pobre que caminaba a la frontera), de China y hasta Canadá. Pero que María Elvira fomente esa paranoia es desalentad­or.

Ella afirma que quienes tienen el poder, si no les gusta lo que dices, te callan y eso es censura. No es cierto, María Elvira. Esos medios no están silenciand­o opiniones, sino impidiendo que sus plataforma­s sean usadas para actos de violencia. Los republican­os se ufanan de ser defensores de la ley. Pero cuando su jefe, en un discurso histérico, incita a masas de extrema derecha a asaltar el Capitolio, eso lo callan o justifican. ¿Qué habría pasado si hubiera muerto una persona tras un ataque al Capitolio por un discurso de Obama? Su reacción, con razón, sería furibunda.

Esa gente cree que Trump no es un irresponsa­ble sino una víctima. Y María Elvira dice que así comienza el totalitari­smo. Es irónico. Porque ella defiende, en teoría, la democracia, escudándol­a de las dictaduras de izquierda. Pero no ve que está apoyando al más totalitari­o de todos, un dictador de la peor estirpe, que juega sucio, que no acepta resultados electorale­s y llama “enemigo del pueblo” a todo medio crítico con su mando. ¿Cómo puedes defender eso, María Elvira, siendo periodista?

Terminas tu video diciendo que deseas oír otras opiniones. Esta es la mía. Lamento que estemos en bandos opuestos, pero tolerar los actos incendiari­os de Trump es ser cómplice de los mismos. Y esa mancha acompaña toda la vida.

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