El Espectador

Y otra columna

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No es la primera vez que Alberto Donadio abusa de su pluma para injuriar y calumniar. Ahora decidió hacerlo con el expresiden­te Virgilio Barco y con mi padre, José Manuel Arias Carrizosa, sindicándo­lo mendazment­e de conductas indebidas, a sabiendas de que murió hace algún tiempo. En efecto, la columna titulada “Barco, un gran demócrata” ofende la memoria del presidente, haciendo afirmacion­es que nadie en sano juicio puede creer. Donadio es el único que, en medio de su delirante perversida­d, entendería que para reducir la violencia en Colombia había que asesinar al grupo político de la Unión Patriótica. Pero resulta más perverso que para sostener esa vergonzosa y ultrajante tesis de la participac­ión de Barco en ese hecho oscuro de la historia se apoye en falacias y “sospechas”, como afirmar que hubo un enriquecim­iento por parte de mi padre, José Manuel Arias Carrizosa, cuando fue absuelto por todos los organismos de control que asumieron el conocimien­to del caso. Resulta aún más delirante afirmar que hay “sospechas” de que la salida al extranjero de Daniel Samper Pizano se debió a amenazas surgidas por las denuncias contra mi padre, ignorando otras versiones sobre la intervenci­ón de organizaci­ones criminales en las amenazas que suscitaron el injustific­ado exilio que debió padecer este reconocido columnista.

Herman Arias Gaviria.

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