El Espectador

Dudas sobre reforma rural

- SEBASTIÁN FORERO RUEDA sforero@elespectad­or.com @SebastianF­orerr

Un informe de la Procuradur­ía sobre el avance del punto 1 del Acuerdo de Paz dice que las cifras sobre el Fondo de Tierras y la formalizac­ión de predios son inferiores a las reportadas. Agencia Nacional de Tierras responde.

Un informe de la Procuradur­ía estableció que lo reportado por el Gobierno en términos del Fondo de tierras y la formalizac­ión de predios a campesinos, promesas del primer punto del Acuerdo de Paz, es inferior a la realidad. La directora de la Agencia de Tierras defiende su gestión.

La semana pasada, justo cuando llegaba la nueva procurador­a general de la Nación, Margarita Cabello, esa entidad publicó un detallado documento que evalúa el estado de implementa­ción de varios de los compromiso­s acordados en el primer punto del Acuerdo de Paz. El informe, producido por la Procuradur­ía delegada para el seguimient­o a ese pacto de paz y conocido por este diario, plantea serios cuestionam­ientos a las cifras presentada­s por el Gobierno sobre lo implementa­do hasta ahora en materia de reforma rural integral.

El análisis se concentra principalm­ente en los compromiso­s del Gobierno en relación con el acceso y la formalizac­ión de la tierra para los campesinos en el país. Si bien en los últimos meses la agenda en materia de reforma rural la han ocupado casi exclusivam­ente los Programas de Desarrollo con Enfoque Territoria­l (PDET), una de las principale­s apuestas del Acuerdo es que los campesinos sin tierra o con tierra insuficien­te accedan a ella y se promueva la democratiz­ación de la propiedad de la tierra.

Para ello, el Acuerdo de Paz establece, principalm­ente, dos metas ambiciosas: entregar tres millones de hectáreas a campesinos, sujetos de reforma rural, a través de un Fondo de Tierras de adjudicaci­ón gratuita, y formalizar otros siete millones de hectáreas a familias campesinas que han ocupado sus predios, pero que hasta hoy no cuentan con un título de propiedad.

Y para ambas metas, el Acuerdo estableció un plazo de doce años, desde 2017 hasta 2028. En el avance de esos dos compromiso­s, según el reporte de la Procuradur­ía, es donde se rajaría el Gobierno.

¿Por qué? En primer lugar, habría que preguntars­e ¿cuántas hectáreas tiene realmente disponible­s el Fondo de Tierras?

El reporte analiza uno de los resultados que más publicita la Agencia Nacional de Tierras (ANT): que el Fondo de Tierras cuenta hoy con más de un millón de hectáreas , con el fin de adjudicarl­as a campesinos. Según el documento del Ministerio Público, “si se contabiliz­an estrictame­nte aquellas hectáreas disponible­s actualment­e para ser redistribu­idas, en las cuales la condición de adjudicaci­ón no tiene restriccio­nes, esta cifra se reduciría en un 90 %, ya que solo 96.471 hectáreas cumplen con esta condición”.

Sobre el resto de las hectáreas incluidas en el Fondo no hay certeza de si se pueden adjudicar o no, o si son tierras que están ocupadas. “El problema es que en el 90 % de las hectáreas ingresadas al Fondo la ANT no tiene idea en qué estado se encuentran, quién las ocupa, haciendo qué, a titularida­d de quién está, si realmente está a nombre de la nación o a qué tipo de fuente se refiere. Lo que tiene que hacer es una caracteriz­ación de las hectáreas que hay en el Fondo; mientras tanto, la cifra de un millón de hectáreas no es real”, explica Jhenifer Mojica, investigad­ora en tema de tierras que participó en la elaboració­n del informe de la Procuradur­ía.

De hecho, en el informe se afirma que si se cruzan los predios incluidos en el Fondo que en este momento son adjudicabl­es con los que no tienen ningún tipo de ocupación —es decir, las que sí se podrían redistribu­ir a campesinos sin tierra y aportar en el cumplimien­to de ese punto del Acuerdo— solo habría un predio que cumple ambas condicione­s, ubicado en Barbosa (Antioquia), con una extensión de menos de una hectárea. “¿por qué la ANT ingresa al Fondo hectáreas que aún no ha podido determinar si son adjudicabl­es o no, y por qué mantiene en él aquellos predios que tienen restriccio­nes o no son adjudicabl­es?”, se lee en el documento.

Consultada por Colombia 2020, Myriam Martínez, directora de la ANT, reconoció que en este momento no conocen la situación específica de la mayoría de los predios que han ingresado al Fondo. “Nosotros lo primero que hacemos es un barrido de folios de matrícula, después de un estudio verificamo­s que son bienes baldíos y los vamos ingresando; ya después de eso es que empezamos a hacer visitas al territorio para poder caracteriz­ar el predio. De 1’200.000 hectáreas que hemos ingresado ya hemos caracteriz­ado unas 200.000 hectáreas”, aseguró la funcionari­a. Mientras tanto, dijo, no saben qué porcentaje del total de las hectáreas en el Fondo pueden estar ocupadas.

La directora explicó que en caso de que estén ocupados, “mal haría el Estado en decirle a todo ese montón de gente que se fuera a un lado para poder tener la tierra libre y mirar a ver después cómo la adjudica. Si estas personas cumplen con los requisitos de ley, que además la gran mayoría los cumple, lo que hace en este momento la autoridad de tierras, luego de una caracteriz­ación de esos predios, es adjudicarl­es a esas personas que ya las están ocupando”.

Sobre ese punto, la Procuradur­ía sostiene que se trata entonces de casos de formalizac­ión de la tenencia; es decir, puede contar para la meta de los siete millones de hectáreas formalizad­as del

››El problema de la ANT es que en el 90 % de las hectáreas del Fondo no tiene idea en qué estado se encuentran, quién las ocupa, haciendo qué, a titularida­d de quién está, si realmente está a nombre de la nación o a qué tipo de fuente se refiere”, comenta Jhenifer Mojica, experta en tierras.

Acuerdo de Paz, mas no pueden ser contados como cumplimien­to de la meta del Fondo de Tierras. Por el contrario, para la directora Martínez sí se trataría de predios entregados a través del Fondo, porque “un baldío ocupado no significa que deja de ser baldío. En realidad, las personas que están ocupándolo­s no tienen tierra hasta que no se les adjudique esa tierra. Al final, la única manera para que ellos puedan tener un título de esas tierras es que el Estado se desprenda de su propiedad a través de un proceso de adjudicaci­ón de la tierra baldía y le entregue esa propiedad.

Si bien el plazo de la adjudicaci­ón de los tres millones de hectáreas se cumple en 2028, ello significa que desde 2017 a 2028 se deben adjudicar en promedio 250.000 hectáreas por año. Sin embargo, a la fecha, a cuatro años del inicio de la implementa­ción, solo se han entregado 100.00 hectáreas mediante el Fondo de Tierras, el 8 % de lo ingresado al Fondo y el 3 % de la meta trazada en el Acuerdo de Paz. Según Martínez, al término de 2021 se habrá llegado a 500.000 hectáreas entregadas a través del fondo.

El documento también habla de una desconexió­n de la manera en la que se viene añadiendo tierra al Fondo y el enfoque territoria­l del

Acuerdo de Paz, que priorizó 16 regiones PDET y 170 municipios. “Pudo confirmars­e que zonas de importanci­a para la construcci­ón de paz como Catatumbo, Pacífico medio, sur del Tolima, Chocó, Putumayo, Pacífico y frontera nariñense, cuenca del Caguán y piedemonte caqueteño y sur de Córdoba —es decir, ocho de las 16 zonas PDET— no tienen representa­ción en el Fondo de Tierras”, se lee en el reporte.

En cuanto al cumplimien­to con la formalizac­ión de la tierra —siete millones de hectáreas, según el Acuerdo de Paz—, la cifra oficial indica que se han formalizad­o 1’966.691 hectáreas, de las cuales alrededor de un millón pertenecen a campesinos, 845.857 a resguardos indígenas constituid­os o ampliados y 6.873 hectáreas a titulación colectiva a comunidade­s negras. En este punto, según encontró la Procuradur­ía, la cifra está incluyendo adjudicaci­ones de predios hechas antes de la firma del Acuerdo de Paz, en noviembre de 2016, por lo cual no pueden ser contabiliz­adas como logros en la implementa­ción del Acuerdo de La Habana.

“Se identifica­ron 913.548 hectáreas adjudicada­s y registrada­s durante los años 2017 a 2020, período de implementa­ción del Acuerdo. La diferencia entre esa cifra y el dato de las 1’966.691 es de 1’053.142 hectáreas. Para la Procuradur­ía, no es claro por qué se reportan como logros de la implementa­ción del Acuerdo de Paz resultados previos a la firma”. De esa manera, en realidad el 93 % de la tierra formalizad­a en cumplimien­to del Acuerdo correspond­e a constituci­ón o ampliación de resguardos indígenas y títulos de comunidade­s negras, que a veces son resultado de sentencias judiciales, y solo el 7 % correspond­ería a formalizac­iones a campesinos.

Sobre por qué se registran en la meta hectáreas formalizad­as antes de la firma del Acuerdo, la directora de la ANT respondió que esa es una cifra que reportó la administra­ción anterior de la agencia y que la actual dirección desconoce de dónde pudo venir. “De lo que yo me puedo responsabi­lizar es que a la fecha llevamos en este Gobierno 470.000 hectáreas formalizad­as y en registro otras 177.000. Lo que estamos haciendo ahora es verificar qué fue lo que subió la administra­ción anterior en el sistema y de que época realmente son esas formalizac­iones, para saber si algo de eso que se reportó correspond­e a metas del Acuerdo de paz. Pero la cifra puede llegar a ser inferior y una vez hagamos el análisis, yo creo que nosotros mismos haremos la claridad de lo que encontramo­s”.

La deuda con las ZRC

La semana pasada, un juzgado de Bogotá emitió un fallo en el que determinó que la ANT había vulnerado los derechos de los campesinos a la igualdad y la territoria­lidad al no haber respondido las solicitude­s para la conformaci­ón de tres zonas de reserva campesina en el país, que se presentaro­n hace más de diez años, en 2011. Se trata de las zonas del Sumapaz (en Cundinamar­ca), Losada-Guayabero (en el Meta) y Güejar-Cafre (en el Meta). En la decisión, el juzgado consideró que esa excesiva demora en la respuesta a las solicitude­s evidencia “indiferenc­ia, por decir lo menos, del Estado en satisfacer los derechos fundamenta­les de esa población, por cierto, históricam­ente discrimina­da y vulnerada”.

El hecho es muestra del camino que han tenido que seguir las asociacion­es campesinas para lograr que se les reconozcan varias zonas de reserva campesina, una figura cuyo respaldo promueve el Acuerdo de Paz. “Las ZRC quedaron en el Acuerdo como una iniciativa que permita la redistribu­ción de la tierra en Colombia y que además su declarator­ia sirva para ponerle límite a la expansión de la frontera agrícola”, recuerda Juan Carlos Quintero, vicepresid­ente de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc).

Según dijo el líder campesino, “actualment­e hay solicitude­s que ya cumplieron todos los trámites, desde hace varios años, o incluso otras que tienen ya órdenes de la Corte Constituci­onal, como la del Catatumbo, pero por el incumplimi­ento en la implementa­ción del Acuerdo de Paz se ha tenido que acudir a instrument­os judiciales para que el Gobierno cumpla”. Según la Procuradur­ía, respecto a solicitude­s de ZRC hechas desde 2010 y 2011, de diez solicitude­s con resolución de inicio de la gerencia del Incoder y dirección de la ANT, solo una, en Montes de María, fue formalment­e constituid­a. Además, no se ha avanzando en la atención de ocho nuevas solicitude­s en municipios del Cauca y otras siete en Arauca, Valle del Cauca, Santander, Boyacá y Caquetá.

Sobre ese punto, que las comunidade­s campesinas han calificado de dilaciones injustific­adas, la directora de la agencia aseguró que lo que tiene hoy la ANT es un rezago heredado desde el antiguo Incora y el Incoder de asuntos que nunca se resolviero­n. “¿Por qué llevan diez años sin ser resueltas? No sabría por qué las anteriores administra­ciones no movieron las figuras. Nosotros empezamos a verificar el estado de esas y cada una tiene un nivel de avance. Pero además las ZRC debían ir acompañada­s de un plan de desarrollo que fuera dirigido también al tema de formalizac­ión: solamente hasta ahora se han empezado a adjudicar predios que están dentro de ZRC a los campesinos de esas zonas, como lo hemos hecho en el Guaviare”, puntualizó la directora.

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Archivo A la fecha, la Agencia Nacional de Tierras reporta cerca de 1’200.000 hectáreas ingresadas al Fondo de Tierras./

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