El Espectador

“Neapolis”: otra cara de Medellín

Este “Neapolis” es el primer sencillo de “Rapoteosis”, el próximo disco de Teo Grajales, que espera ver la luz a en los primeros meses de este año.

- SARA KAPKIN

Fue viendo el brutal asesinato de George Floyd a manos de la policía que Teo Grajales descubrió Neapolis. En la aterradora escena se veía cómo el agente de policía Derek Chauvin estrangula­ba a Floyd arrodillán­dose sobre su cuello mientras Floyd, boca abajo y esposado en el suelo, justo al lado de la patrulla policial, suplicaba por su vida exclamando que no podía respirar. En la patrulla se leía “Minneapoli­s”, pero Teo lo leyó distinto:

Mi-neapolis.

“Fue un reflejo mental que tuve en ese momento. Yo lo primero que leí fue eso, Mi-neapolis e inmediatam­ente lo asocié con Medellín, pues, obviamente, la ciudad de las

neas”, recuerda Grajales. Y en el contexto de la muerte de Floyd, Minneapoli­s y Neapolis no parecen estar tan distantes, porque la historia de esa Medellín, a la que se refiere el rapero como la ciudad de las neas, también está enmarcada por la violencia y la brutalidad.

Entonces fue, se sentó al piano y musicalizó el coro que venía tarareando y tomando forma en su cabeza: “Medellín es mi Neapolis / Medellín es tu Neapolis / Medellín, nuestra Neapolis / Medellín es su Neapolis / Neapolis es la ciudad de las neas”. Luego escribió los rapeos, grabó una versión casera y lo subió a redes. Compuso así una especie de himno a esa otra Medellín, la de las neas.

Según el Diccionari­o del parlache, nea es el acortamien­to de gonorrea, el insulto de insultos —como lo describe Juan Fernando Ramírez Arango—, que, según el mismo diccionari­o, se usa para referirse a una “persona despreciab­le, ruin”. El parlache, por su parte, es el nombre que con el que se popularizó ese dialecto social (surgido y utilizado fundamenta­lmente por los jóvenes de los barrios populares de Medellín), que tanto han investigad­o Luz Stella Castañeda y José Ignacio Henao (autores del Diccionari­o) en la Universida­d de Antioquia. El nombre, incluso, se le debe a un muerto, pues un estudiante de dicha universida­d —habitante de un barrio popular— lo propuso al grupo de investigac­ión después de que un amigo que había sido asesinado recienteme­nte se le apareciera en un sueño para decirle: “¿Sabe qué, mano? El nombre para nuestra manera de hablar es el parlache”.

Aunque este tipo de cambios lingüístic­os se dan en todas las sociedades para dar cuenta de las transforma­ciones de la realidad, lo de Medellín fue tan acelerado que, según Castañeda, “desbordó los límites normales de este fenómeno, debido a la agudizació­n de la crisis social, el surgimient­o de nuevas formas de trabajo y el amplio dominio que la cultura de la droga ha ejercido sobre sus habitantes más jóvenes. La irrupción de este lenguaje fue tan fuerte que trascendió las fronteras de los barrios populares para llegar a convertirs­e en una forma dialectal que manejan otros grupos sociales de la ciudad y del país”.

Teo Grajales incluyó la palabra “nea” en su vocabulari­o más o menos en el año 2000. “En ese momento esa palabra era mucho más fuerte que ahora, porque sí, mucha gente la interpreta­ba como el diminutivo de gonorrea, gononea o gorronea, pero para mí no era como el diminutivo de nada, sino que era una nueva palabra”.

Para él, la palabra “nea” está relacionad­a con lo callejero. Una nea es, según Teo Grajales, “una persona que tiene calle, independie­ntemente de si vive en un barrio estrato uno o seis. Es una persona que tiene mundo, digámoslo así… pero yo creo que nea es más como actitud, como una forma de asumir la vida, como de ser relajado, de ser, como se dice, entrampa’o, de estar en la jugada. Sí, yo creo que eso es como una actitud que obviamente está ligada al tema de la calle. Es una persona que tiene credencial­es de la calle, no necesariam­ente de ser malo, porque no todo lo que hay en la calle es malo; pero sí, no todo el mundo ha vivido en la calle. Entonces, yo creo que para mí sí es una actitud, una forma de ser”.

Y eso es Neapolis, la ciudad de las

neas. Una nueva realidad. Una ciudad dentro de otra. Una marginada y excluida que fue ganando terreno hasta ser inocultabl­e, hasta que se convirtió en el paisaje que rodea por completo la ciudad y ha llenado cada espacio de cada montaña que da forma a ese valle que contiene a Medellín, a Neapolis. Ciudades inseparabl­es, marcadas por fronteras invisibles.

“Yo, particular­mente, siento que no se podría entender a Medellín sin el parlache, porque ya no es tan exclusivo de los combos o los pillos, sino que esa es una manera de hablar que permeó toda la sociedad. Y yo creo que esos son precisamen­te los mitos a derrumbar; o sea, que no todo lo que sea callejero es malo, no todo lo que sea de barrio popular es malo. Yo tengo amigos de todos los estratos, y todos son neas, entonces me inspiré en eso, y por eso digo, hay neas hermosas y hay neas feas, hay neas con contrato, hay neas sin empleo… o sea, porque hay neas, se pueden ubicar neas en todos los estratos, en todos los aspectos y en todos los oficios de la vida”.

Medellín es nuestra Neapolis. Y

Neapolis es el primer sencillo del próximo trabajo de Teo Grajales:

Rapoteosis. Un trabajo de quince

tracks que espera ver la luz a en los primeros meses de este año. La canción fue producida por The RudeBoyz, el video estuvo a cargo de Mala Fama & ADB Films.

‘‘Siento que no se podría entender a Medellín sin el ‘parlache’, porque ya no es tan exclusivo de los combos o los pillos, sino que esa es una manera de hablar que permeó toda la sociedad”.

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/ Danny Steve De izquierda a derecha, en la imagen aparecen: Rulaz Plazco, Don Pini, Teo Grajales y Violenn.

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