El Espectador

La JEP acusa

La Sala de Reconocimi­ento entregó el escrito de hechos y conductas, en el que determinó cuáles fueron las responsabi­lidades de los exjefes guerriller­os en este delito de lesa humanidad.

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La Sala de Reconocimi­ento de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz acusó a ocho excomandan­tes de la extinta guerrilla de las Farc de haber sido responsabl­es de secuestro a gran escala, con 21.396 víctimas identifica­das. La decisión cobija a Rodrigo Londoño, Pastor Alape, Pablo Catatumbo, entre otros, quienes de manera general fueron acusados como coautores de privación de la libertad, desaparici­ón forzada y hasta homicidio.

La Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP) acaba de dar el paso más importante desde que nació, en 2017, tras la firma del Acuerdo de Paz: le entregó al país su primer escrito de hechos y conductas del Caso 01 sobre secuestro, llamado ahora como Toma de rehenes y graves privacione­s de la libertad cometidas por las FarcEp. En este documento, los magistrado­s de la Sala de Reconocimi­ento acusan a ocho excomandan­tes de la extinta guerrilla de haber sido los responsabl­es de este delito de lesa humanidad.

Los acusados por la JEP son: Rodrigo Londoño Echeverri o Timochenko, Pastor Alape Lascarro, Pablo Catatumbo Torres Victoria, Julián Gallo Cubillos o Carlos Antonio Lozada, Rodrigo Granda Escobar,

Milton de Jesús Toncel Redondo o Joaquín Gómez, Jaime Alberto Parra o Mauricio Jaramillo y Juan Hermilo Cabrera, conocido como Bertulfo Álvarez, quien falleció justo ayer.

La primera decisión tomada, en este documento judicial de 322 páginas, fue cambiar el nombre jurídico del caso. Ahora se llama Toma de rehenes y graves privacione­s de la libertad cometidas por las Farc-Ep. Antes había sido nombrado como Retención ilegal de personas por parte de las Farc-Ep, pero las víctimas dijeron que estaban inconforme­s con estos términos que no dimensiona­n el crimen que vivieron ellas o sus familiares.

De manera general, los ocho exguerrill­eros fueron acusados como coautores de los crímenes de privacione­s de la libertad, desaparici­ón forzada y homicidio. También por responsabi­lidad de mando, algunos fueron acusados de torturas, violencia sexual y atentados a la dignidad personal. En el documento judicial, la JEP dijo que los antiguos miembros del Secretaria­do fueron acusados de haber generado “sufrimient­o durante el cautiverio” que llevó a que personas y comunidade­s tengan aún secuelas por la guerra.

El único que fue señalado de autor mediato (el que comete un delito utilizando a otra persona como instrument­o) fue Pablo Catatumbo, “como comandante, desde 2011, del Comando Conjunto Central y al Comando Conjunto o Bloque Occidental de las Farc-Ep, durante la implementa­ción de la política de privar de la libertad a civiles como parte de las dinámicas de control social y territoria­l”.

En el escrito de hechos y conductas, la JEP determinó que las privacione­s de la libertad cometidas por las Farc se dieron a gran escala. Sin embargo, la Sala fue clara en que no pudo determinar cuántos casos se presentaro­n en el país. “En conclusión, respecto a la magnitud de los hechos, la Sala determina que (i) la magnitud de los hechos fue significat­iva, si bien no fue posible determinar un número preciso, es posible determinar que se realizó a gran escala, con un listado consolidad­o de 21.396 víctimas identifica­das”, señala el documento.

La JEP también identificó que este delito fue parte del funcionami­ento de las Farc desde su origen. No lo fue de manera constante, ya que incrementó en la década de los noventa. Sin embargo, de acuerdo con la JEP, hay varios problemas para llegar a consolidar el universo de víctimas, debido al subregistr­o de estos hechos.

La mayor parte de las privacione­s de la libertad se realizaron entre 1998 y 2002, según la JEP, “coincidien­do con la Zona de Distensión en su mayor número”. En términos, per cápita, los departamen­tos más afectados son Guaviare, Vaupés, Caquetá, Meta, Vichada, Arauca y Casanare, área de operación del extinto bloque Oriental. En términos numéricos absolutos,

›› Fueron acusados como coautores de los crímenes de privacione­s de la libertad, desaparici­ón forzada y homicidio.

el más afectado es Antioquia.

Aproximada­mente el 79 % de las víctimas fueron hombres y el 21 %, mujeres. La mayoría de afectados eran adultos: el 23 % tenían entre 35 y 44 años; el 19 % más de 55 años, y el 5 % eran menores de edad.

Entre los patrones, la JEP determinó que existió una política de secuestrar a civiles para financiar sus operacione­s a través del pago para obtener la libertad. “Estas órdenes no mencionaba­n el asesinato o la desaparici­ón de las víctimas, e indicaban que la privación de la libertad sería de “enemigos” de la organizaci­ón, sean de clase o político”, explica el documento.

Según la Sala, las decisiones sobre a quién privar de la libertad para cobrar por la liberación eran, desde el inicio de la práctica, decisiones descentral­izadas. Es decir, las tomaban los comandante­s de los frentes y no el nivel central de la organizaci­ón armada.

Otras de las razones de privar de la libertad a civiles, así como a militares y policías puestos fuera de combate, era forzar un intercambi­o por guerriller­os presos. Para ello fueron determinan­tes las tomas guerriller­as, como las del cerro de Patascoy, Las Delicias, Mitú y Miraflores.

Con respecto al secuestro de políticos, la JEP señaló que la práctica surgió por idea del Secretaria­do en 2001. Jorge Briceño, conocido como el Mono Jojoy, insistió en que, como el Estado no cedía ante las presiones del intercambi­o humanitari­o, no les quedaba otra opción que “llevarse miembros de las tres ramas del poder público”, como congresist­as o magistrado­s.

Ahora los exguerrill­eros tendrán 30 días hábiles para decidir si aceptan o no, tempraname­nte, su responsabi­lidad en estos crímenes que les imputa la JEP. Las víctimas y la Procuradur­ía también tienen ese tiempo para intervenir. Una vez obtienen respuestas, la Sala hará su resolución de conclusion­es, en el que identifica­n e individual­izan las responsabi­lidades. Ese documento, finalmente, pasa al tribunal, que será el encargado de sancionarl­os.

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/ AFP El secuestro de civiles, militares y policías fue usado por la guerrilla de las Farc para fines extorsivos y para sacar réditos políticos.
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/ AP La JEP hizo un listado consolidad­o de 21.396 víctimas identifica­das. Sin embargo, advierte un alto subregistr­o.
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