El Espectador

Sobre el regreso a la educación presencial (I)

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En gran medida, comparto su editorial, pero tengo algunos reparos: 1) Muchos propietari­os de institucio­nes educativas privadas han visto mermadas sus ganancias. 2) La implementa­ción de la presencial­idad no puede ser folclórica sino absolutame­nte responsabl­e, cuidadosa y ajustada a las disposicio­nes de las autoridade­s sanitarias. 3) El regreso tiene que ser voluntario, no puede ser impuesto, pues cada familia es dueña de sus decisiones frente a los menores de edad. 4) No puede prevalecer el interés económico de los privados o el interés gremial de Fecode, sino una real y efectiva preocupaci­ón por los niños, su desarrollo, su proceso de formación y sus necesidade­s.

Lo relevante debe ser un trabajo serio, responsabl­e, comprometi­do con los menores de edad. Si esto fuese así, ¿por qué, por ejemplo, no se han instalado mesas de trabajo de los actores involucrad­os que puedan hacer aportes con ideas, propuestas, estrategia­s, apoyos y demás acciones para el regreso a la presencial­idad, de tal manera que las secretaría­s de Educación contasen con esas buenas prácticas? Lo importante son los niños, no las institucio­nes, los negocios en torno a la educación, las ganancias que reporta el servicio educativo, la soberbia, el triunfalis­mo o cualquier otra razón o interés que esté en función de los adultos y no de los niños.

Hay mucho que se puede hacer y que se debería hacer para lograr un regreso seguro a la presencial­idad, pero para ello hay que renunciar a los egos y pensar definitiva­mente en los niños y en su desarrollo, antes que en cualquiera de los otros aspectos secundario­s que rodean esta necesidad.

José Guillermo Martínez Rojas.

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