Durmiendo con el enemigo
Por primera vez desde 2001, las autoridades emiten una alerta por el extremismo doméstico. Lo más grave es que estos grupos estarían obsesionados con las armas nucleares y radiológicas. Cuando el enemigo está en la propia casa.
Joe Biden tiene en sus manos una verdadera bomba de tiempo. Por primera vez desde 2001, las autoridades lanzaron una alerta por terrorismo doméstico. Con un agravante, el resurgimiento del terrorismo nuclear y químico, que está en la ideología supremacista blanca desde hace décadas.
››Los extremistas de hoy se inspiran en un libro que el FBI llama “la biblia del supremacismo blanco”, una novela en la que, entre otras cosas, se describe una toma al Capitolio. Habla también de ataques químicos.
Joe Biden tiene en sus manos una verdadera bomba de tiempo. Ninguno de sus antecesores había enfrentado la amenaza del terrorismo doméstico de manera tan urgente como le corresponde al presidente número 46 de Estados Unidos. La herencia del activismo polarizante e irresponsable de Donald Trump se levanta hoy como el problema que más preocupa a la Casa Blanca.
El asunto está en un nivel tan grave, que el Departamento de Seguridad Interior del país publicó el miércoles por primera vez una alerta antiterrorista ante las amenazas provenientes de “extremistas violentos” opuestos al gobierno del demócrata Joe Biden. Desde los atentados terroristas de 2001, EE. UU. publica este tipo de advertencias, pero siempre habían estado ligadas a amenazas extranjeras. Hoy el enemigo está en casa.
La situación se antoja más preocupante. De acuerdo con un informe de The Washington Post, la administración de Joe Biden tendrá que enfrentar algo más: “El terrorismo nuclear y químico, que ha aparecido de manera prominente en la ideología supremacista blanca de mentalidad apocalíptica durante décadas.
Esta amenaza interna se detectó por primera vez en 1970. “Se esperaba que la energía nuclear creciera en la década de los 70 y se temía que una gran cantidad de plutonio (un material radiactivo utilizado en el diseño de armas nucleares) estuviera ampliamente disponible. A finales de la década, los extremistas blancos, muchos de los cuales eran veteranos de la Guerra de Vietnam endurecidos por el entrenamiento militar, se organizaron para una violenta lucha armada de resistencia sin líderes contra el gobierno federal. Para ellos, el gobierno fue la fuente de un cambio social inaceptable que perjudicó a los estadounidenses cristianos blancos”, recuerda The Washington Post.
Los extremistas que hoy se perfilan como la mayor amenaza de Estados Unidos tienen la misma fuente de inspiración que aquellos de los años 70: William Pierce, fundador del grupo neonazi National Alliance, quien en 1978 publicó la novela The Turner Diaries, en donde relata cómo los extremistas de derecha invaden el Capitolio para derrocar al gobierno de Estados Unidos. ¿Se inspiraron los seguidores de Trump en esta novela? Las autoridades siguen atando cabos.
El FBI dice que esta publicación es la biblia de la derecha racista actual en Estados Unidos, y por eso están en máxima alerta, pues en otro aparte de la publicación se habla de “18 explosiones nucleares en Manhattan y la destrucción por armas nucleares de Baltimore, Miami, la costa de California y Detroit”. La novela también menciona planes para contaminar deliberadamente con “materiales radiactivos” una planta de energía nuclear en Evanston, Illinois, según recoge el Post.
El periódico cuenta que la novela termina con el protagonista detonando una bomba nuclear sobre el Pentágono. “Él justifica las explosiones nucleares y el sabotaje contra poblaciones no blancas y criminales raciales en nombre del establecimiento de la supremacía blanca en Estados Unidos y el mundo”.
Analistas consultados por el periódico estadounidense señalan que la administración de Biden debe concentrarse en ubicar a estos grupos extremistas blancos para evitar un ataque nuclear, teniendo en cuenta “el hecho de que los supremacistas blancos violentos puedan infiltrarse fácilmente en la policía, las instalaciones militares y nucleares, lo que los convierte en un riesgo para la seguridad nacional extremadamente grave y difícil de detectar”.
Los expertos recomiendan a las autoridades del país “comprender mejor las diferentes formas en que el terrorismo doméstico de extrema derecha y las amenazas específicas”.
Información sugiere que algunos extremistas violentos movidos por la ideología con objeciones al ejercicio de la autoridad gubernamental y la transición presidencial-, así como por otros agravios alimentados por falsedades, podrían seguir movilizándose para incitar o cometer violencia”, dijo el Departamento de Seguridad Interior en el comunicado emitido este miércoles.
En su discurso de posesión, el 20 de enero, Biden fue contundente. Aseguró que “vamos a derrotar al terrorismo doméstico y la ideología de la supremacía blanca”. Pero el monstruo llevaba creciendo mucho tiempo. El propio presidente lo reconoció un día después: “No se atrevan a llamar a los que invadieron el Capitolio manifestantes, son terroristas domésticos, una turba desenfrenada, insurrectos, así de simple”. Y agregó: “Un resultado completamente predecible, ojalá pudiéramos decir que no lo vimos venir, pero eso no es cierto. Podíamos verlo venir”. Tiene razón. Desde hace varios años organizaciones como el Southern Poverty Law Center (SPLC), que monitorea el extremismo y el racismo en EE. UU., aseguraba que había en el país 917 grupos extremistas. Durante la violenta toma al Capitolio, el 6 de enero, muchos de estos grupos hicieron su aparición pública alentados por el discurso de Donald Trump y arropados por banderas, gorros y otros símbolos que identifican a la extrema derecha.
¿Una amenaza dormida? Analistas dicen que el discurso de Donald Trump y el fortalecimiento de la derecha alternativa (la de Stephen Bannon) pudo alentarlos a salir a la luz. “Los últimos cuatro años hemos tenido un presidente que dejó en claro su desprecio por nuestra democracia, nuestra Constitución, el Estado de derecho en todo lo que ha hecho. Desató un asalto total contra nuestras instituciones y nuestra democracia desde el principio”, explicó Biden. Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), la violencia causada por los extremistas blancos representa más peligro para las fuerzas estadounidenses que la de los extremistas religiosos, como los yihadistas del Estado Islámico (EI). Una encuesta realizada en agosto por el Military Times, en asocio con el Instituto para Veteranos y Familias Militares, encontró que las tropas consideran que el supremacismo es una amenaza tan grande como la de Al Qaeda y el EI, e incluso más preocupante que el peligro que representa Corea del Norte o Irak.
Chad Wolf, exsecretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, advirtió en 2020 sobre el terrorismo doméstico de los grupos extremistas. “Como secretario, me preocupa cualquier forma de extremismo violento (…), sin embargo, estoy particularmente preocupado por los extremistas violentos de la supremacía
blanca que han sido excepcionalmente letales en sus aborrecibles ataques en los últimos tiempos”, advirtió.
Los datos que se presentaron en el documento del Departamento de Seguridad Interior señalaban que casi el 70 % de los atentados y complots que había sufrido el país en los primeros ocho meses del año estaban enmarcados en el “supremacismo blanco”. En estos ataques murieron 39 personas.
¿Esto es EE. UU.?
Las autoridades ya han detenido a varias personas vinculadas a milicias ultraderechistas. En los informes de las autoridades hay un punto en común: los extremistas intercambian mensajes donde dejan clara su “intención de atacar a los demócratas y lugares asociados con los demócratas en un intento por mantener a Donald Trump en el poder”. El Departamento de Seguridad subraya que protegerá “las infraestructuras críticas y a las poblaciones que podrían ser blanco de ataques en razón de su religión, raza, origen, identidad u opinión política”. Pero también invita a los estadounidenses a permanecer vigilantes. Presten atención a su entorno y a su seguridad personal. Conserven los contactos de emergencia y otras informaciones esenciales”.