Los pecados de Giraldo
El Espectador revela la denuncia de una mujer que dice ser víctima de abuso sexual del exjefe paramilitar Hernán Giraldo, en 2008, y presenta el libro “Sami, el saíno”, que relata la violencia en la Sierra Nevada, desatada por el entonces comandante del bloque Resistencia Tayrona.
El Espectador conoció la denuncia de una mujer que relata haber sido víctima de abuso sexual del exjefe paramilitar en enero de 2008, cuatro meses antes de que fuera extraditado a EE. UU. y dos años luego de haberse desmovilizado y comprometido a no volver a delinquir. La Fiscalía conoce del tema desde 2018, aunque no hay avances aún para mostrar.
Hernán Giraldo, el temido exjefe paramilitar que acaba de regresar a Colombia después de pagar una condena a 12 años de prisión por narcotráfico en Estado Unidos, se encuentra ahora recluido en la cárcel de Itagüí a la espera de que la justicia lo requiera por los delitos que cometió como cabeza del autodenominado bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). La Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Barranquilla ha dicho que aunque no hay prueba de que el exjefe “para” haya seguido delinquiendo tras desmovilizarse en 2006, no ha demostrado “buena conducta” y disposición en participar en “programas educativos y de resocialización.
Sin embargo, El Espectador conoció que alias el Patrón de la Sierra sí habría seguido cometiendo delitos después de entregar sus armas y mientras se encontraba preso. Este diario tuvo acceso a la denuncia que hizo una mujer ante la Fiscalía General en 2018, en la que relata cómo fue violada por Giraldo en enero de 2008, cuatro meses antes de que fuera extraditado a Estados Unidos, junto con otros 13 jefes paramilitares, por parte del gobierno de Álvaro Uribe. En su versión de los hechos ante la Fiscalía menciona a otra mujer que fungía, dijo, como reclutadora de menores de Giraldo y que ya ha sido señalada por otras menores de edad que también fueron agredidas por el confeso violador.
El proceso se encuentra activo y en fase de indagación preliminar. Al cierre de esta edición la Fiscalía no entregó detalles de cómo va el caso luego de más de dos años de haberse denunciado la violación. El Espectador modificó el nombre de la víctima y de otras personas que son parte de su testimonio para proteger sus vidas. Este es su relato:
“Me llamo Ana Milena. Para el momento que ocurrieron los hechos eran principios de enero de 2008. Antes de lo que me pasó era una niña de 15 años con muchos sueños. Tenía planeado viajar a Bogotá y estudiar una carrera profesional. Me separé de mi familia en ese momento porque me habían ofrecido un trabajo en la capital como niñera, entonces viajé desde un pequeño pueblo a una ciudad para luego transportarme por tierra a Bogotá. Sin embargo, la oferta de trabajo se cayó y decidí quedarme en esa ciudad a rebuscármela. En ese momento conocí a una señora que me ofreció quedarme y que me iba a ayudar con los estudios, pero que también le podía ayudar con los oficios en la casa.
Fue así que empecé a trabajar con esta señora, que a su vez trabajaba para Giraldo. Sin embargo, había otra chica que sí se la llevaban a la cárcel a Giraldo. Un día contesté una llamada en la casa y era él; empezó a preguntarme sobre mí, que cuántos años tenía, cómo era físicamente. Desde la cárcel llamaba. Luego de esto la señora me empieza a decir que Giraldo me mandaba saludos y recuerdo que le dije que no me interesaban para nada sus saludos ni nada relacionado con él.
A los pocos días, cuando siguió insistiendo y yo le volví a decir que no me interesaba, la señora me dijo ‘igual no puedes hacer nada, si te digo que vamos es porque vamos a ir. Además, allá afuera nos están vigilando y podría pasar algo’. Ella se refería a los hombres de Giraldo, afuera siempre estaban unos tipos en una camioneta. Sentí mucho miedo porque pensaba que si no aceptaba me iban a matar.
Un domingo ella me dice: ‘Hoy no va a ir María, te toca a ti’. Recuerdo que fue a la Registraduría e hizo unos papeles. Al llegar a la cárcel me pasó un fajo de dinero que había camuflado en una toalla higiénica y que luego se lo entregué a Giraldo. Cuando llegué a su celda la señora se desapareció; esta era distinta a la de los demás, tenía todas las comodidades, nevera, televisor, una buena cama y baño cómodo. Tenía muchos privilegios. El dinero que fui obligada a entrar lo usaban para pagar cosas adentro.
Él cerró la puerta y no le hablaba porque tenía mucho miedo, jamás lo había tenido de frente y no había cruzado palabras con Giraldo a excepción de esa vez que llamó a la casa de la señora. Recuerdo que él me empezó a quitar la ropa y que no paré de llorar mientras él me abusó. Cuando él acabó, me paré de la cama y vi mucha sangre en el tendido; de inmediato cogí mi ropa y me encerré en la ducha. Lloré y lloré durante un largo tiempo; como una hora.
Esto se lo conté a mi familia muchos años después, en 2018, cuando fui a hacer la denuncia a la Fiscalía. Solo mi tía y mi mamá saben de esto. Intenté quitarme la vida varias veces porque no podía con eso, pero cuando pasó el tiempo empecé a ir a una iglesia en donde conocí a Jesús y su gran amor. Eso fue lo que realmente me salvó . También pongo la denuncia luego de darme cuenta de que muchas chicas se animaron a denunciarlo.
››Hernán Giraldo fue extraditado en mayo de 2008 junto con otros jefes paramilitares, como “Jorge 40”, Salvatore Mancuso, “Cuco Vanoy” y “Macaco”.