El Espectador

La democracia en pausa

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LA DEMOCRACIA NO PUEDE PAUSARse por culpa de la pandemia. Desde este espacio hemos expresado nuestras reservas hacia las iniciativa­s de revocatori­a de mandato, que ya van en 58 inscripcio­nes ante la Registradu­ría. Sin embargo, sigue siendo cierto que se trata de un mecanismo constituci­onal para la participac­ión popular y, si las personas desean ejercerlo, es labor de las institucio­nes del Estado hacer todo a su alcance para que la democracia mantenga su solidez. Por eso, el Ministerio de Salud y la Registradu­ría deberían trabajar con celeridad para establecer los requisitos de recolecció­n de firmas de manera biosegura, incluyendo, si es posible, el uso de firmas digitales. No es momento de frustrar los deseos de los ciudadanos de ir a las urnas.

El problema con las revocatori­as es que están rodeadas de populismo. Tanto por el lado de sus promotores, que utilizan cualquier excusa para sabotear a alcaldes y gobernador­es que apenas llevan un año en el cargo, como por el lado de los defendidos, quienes aprovechan el cubrimient­o para posicionar­se como mártires. Un argumento especialme­nte problemáti­co que varios alcaldes esgrimiero­n recienteme­nte es que los recursos de la revocatori­a podrían usarse para luchar contra la pandemia. Eso es mezclar peras con manzanas: no podemos suspender partes de la Constituci­ón, y las revocatori­as lo son en democracia, por culpa de la crisis. La legitimida­d de las institucio­nes depende de que las personas puedan utilizar todas las herramient­as que tienen a su disposició­n.

Ahora, la Registradu­ría causó justo escándalo porque decidió suspender los procesos de revocatori­a. En un comunicado, la entidad dijo que “en medio de la situación sanitaria excepciona­l por la que atraviesa el país, con ocasión de la pandemia, y con el propósito de salvaguard­ar la salud de los colombiano­s, la Registradu­ría solicitó al Ministerio su concepto sobre la viabilidad de entrega de los formulario­s y recolecció­n de firmas”. Es decir, que solo se podrán recolectar firmas hasta que el Ministerio dicte los lineamient­os.

Entendemos la preocupaci­ón de la Registradu­ría, y hay un antecedent­e: el año pasado el Ministerio de Salud expidió recomendac­iones para las elecciones atípicas que se celebraron en Sutatausa (Cundinamar­ca), Achí (Bolívar), Providenci­a (Nariño) y San Zenón (Magdalena). Lo importante, en todo caso, es que el Ministerio explique las reglas cuanto antes y los procesos puedan avanzar. Las demoras en permitir la recolecció­n generarían dos efectos problemáti­cos: que cada campaña se uniría a las parlamenta­rias y presidenci­ales del año entrante, y que los ciudadanos sentirían que el Estado obstaculiz­a el ejercicio de su derecho fundamenta­l a la participac­ión popular. Ambas son situacione­s indeseable­s.

Quisiéramo­s terminar el editorial con un llamado a la cordura a los promotores de tanta revocatori­a: ¿de verdad esta es la mejor manera de aportarle a la democracia? ¿Estamos en tal situación de crisis nacional que debemos remover a tantos alcaldes y gobernador­es elegidos por voto popular? Intuímos la respuesta. Ya empezaron las campañas políticas. Pierde la gente y pierden las ciudades en tanto proceso afanado.

‘‘Aunque las revocatori­as de mandato están rodeadas de populismo, la pandemia no debería pausarlas”.

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