Carlos Holmes Trujillo
NO HAY DUDA DE QUE CARLOS HOLmes Trujillo era el líder político de mostrar del Centro Democrático, tanto que ocupó las dos carteras más importantes del actual Gobierno. Con seguridad habría llegado a la Presidencia, pero no era el que quería Uribe, porque le hacía sombra y de pronto, como era tan hábil, le resultaba como Juan Manuel Santos. Los del círculo que rodea al presidente eterno, y el mismo presidente eterno, no lo querían para eso.
Carlos Holmes Trujillo fue un liberal de cuna, herencia de su padre, quien fue embajador en la Unión Soviética y en la República Democrática Alemana. Como tal, estuvo vinculado a todos los gobiernos por su condición de hombre pragmático. Fue el primer alcalde de Cali por elección popular. Estuvo con Gaviria, Samper y Uribe; con ellos se desempeñó como ministro, embajador y comisionado de Paz y tenía el país en la cabeza. Fue precandidato presidencial hace cuatro años, pero, como no era el que quería Uribe, le ganó Duque.
Como siempre se caracterizó por su pragmatismo, se dio cuenta de que no tenía juego en el liberalismo y resolvió acercarse al Centro Democrático, confiando en que allí sí podía ascender, pero hasta donde podía. Por esa razón dio el viraje a la derecha y sacó pecho, y muchas veces con tapaboca, para defender las posturas de este gobierno trumpista.
Estaba listo para lanzarse como precandidato a finales de este mes, pero la verdad es que los uribistas de clase A no lo veían con buenos ojos. La prueba está en las declaraciones que dio uno de los Tom y Jerry, el mayor, a la nueva revista Semana. El muchachito empresario —el candidato chatarra—, hablando a nombre de su padre, sin decirlo, citó los precandidatos que le sonaban: Paloma Valencia, Paola Holguín, Edward Rodríguez y Óscar Iván Zuluaga. Ninguno, excepto el último, tiene la altura del exministro de Defensa; apenas para subsubpresidentes.
Que descanse en paz Carlos Holmes Trujillo; adiós, querido y buen amigo.