El Espectador

¡A poner la cara!

- FEDERICO GÓMEZ LARA @federicogo­mezla

LA JEP ESTÁ HACIENDO SU TRABAJO. Así lo prueba de manera irrefutabl­e el auto de determinac­ión de hechos y conductas que, en el marco del macrocaso 001 sobre secuestro, emitió la Jurisdicci­ón Especial para la Paz contra ocho de los miembros del antiguo secretaria­do de las Farc. A pesar de los incontable­s ataques que ha tenido que superar la Jurisdicci­ón en lo corrido de este gobierno, no solo por parte de los miembros del Centro Democrátic­o sino del propio presidente Duque, cada vez es más claro para los colombiano­s por qué la existencia de la JEP es fundamenta­l para llegar a la verdad del conflicto.

Hay que decir que la publicació­n del auto del caso 001, además de ofrecer un relato desgarrado­r y detallado de esa práctica maldita que fue el secuestro, pone en jaque el futuro de las Farc como organizaci­ón política. Con esta decisión, la primera de muchas, la JEP no solo avanza en la resolución de la situación jurídica de los excombatie­ntes, sino que empieza a esclarecer la verdad de lo que pasó en la guerra. Naturalmen­te, se trata de realidades muy duras. Secuestros, violacione­s, masacres, torturas y otros vejámenes propios de la confrontac­ión armada que durante tantos años bañó de sangre al país.

Digo que está en juego el futuro político del partido FARC, ahora llamado Comunes, porque el esclarecim­iento de la verdad y de las responsabi­lidades individual­es irá haciendo insostenib­le que la actual dirigencia de esa colectivid­ad se mantenga al frente. De nada sirve un tardío cambio de nombre. Con el avance de los procesos en la Jurisdicci­ón vuelve a salir a la luz un error de cálculo que los miembros de la entonces guerrilla cometieron cuando hicieron el tránsito de las armas a las urnas. Conformaro­n sus listas al Congreso con varias personas que meses más tarde serían catalogada­s por la justicia como máximos responsabl­es de delitos atroces. Lo mismo hicieron con la presidenci­a del partido, hoy en cabeza de Rodrigo Londoño, quien fuera el máximo comandante de la guerrilla de las Farc.

Los antiguos comandante­s, tal vez cegados por las ganas de convertirs­e en honorables parlamenta­rios, se olvidaron de que para ser una organizaci­ón política exitosa lo primero que hay que hacer es ganarse el favor de la gente. Si el ahora llamado partido Comunes quiere sobrevivir en el juego electoral deberá entender que debe cambiar completame­nte su estrategia. Quienes en su momento fueron miembros del Secretaria­do, hoy señalados por la JEP de haber cometido los más aberrantes delitos, en adelante deberían dedicarse a recorrer el país pidiendo perdón; no pidiendo votos.

Para Colombia es importante que ese sector de la población que se siente identifica­do con las tesis políticas que alguna vez defendió la guerrilla sepa que puede expresarse en el juego democrátic­o. Para eso, justamente, se firmaron los Acuerdos de Paz. Que ese sector tenga una voz en los debates nacionales solamente es positivo. Pero quienes en su momento fueron comandante­s en la guerra deben saber que su hora ya pasó. Si lo que los mueve son las ideas, deben promover nuevos liderazgos, libres de la mancha de la guerra, para que enarbolen esas banderas desde los distintos escenarios de la política. Así, tal vez, podrían tener algún futuro.

Claudia Escobar.

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