La política en el mundo digital se convirtió en un frente de batalla crucial. En entrevista, el profesor Jonathan Bright habla de los desafíos en este terreno.
El profesor del Instituto de Internet de Oxford Jonathan Bright habla con El Espectador sobre política digital y la guerra mediática alrededor de la pandemia.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha tenido efectos secundarios en la sociedad, cuyas consecuencias hasta ahora estamos padeciendo. El profesor Jonathan Bright, investigador principal del Instituto de Internet de Oxford, ha seguido de cerca el tema. En entrevista con El Espectador habla sobre el panorama digital actual, las teorías conspirativas, la desinformación durante la pandemia y los discursos de odio en internet.
¿Cómo analiza la guerra de información en torno a la pandemia?
Creo que esto está siendo cada vez más importante. En inglés, pero en otros idiomas, como español o francés, hay un esfuerzo masivo y significativo por parte de algunos Estados para influenciar ciertas poblaciones. Esto siempre ha existido, cada país tiene sus relaciones públicas y su tarea de promover una imagen positiva. Sin embargo, vemos que hay un aumento de los gobiernos en la utilización de medios de comunicación, especialmente rusos, chinos e iraníes. RT, por ejemplo, no tiene muchas noticias sobre Rusia en inglés, sino que habla especialmente de Reino Unido.
No es una reportería convencional. Estos espacios se han convertido en un nuevo frente de batalla alrededor de la guerra informática de COVId-19. ¿Dónde se creó el virus? ¿A quién hay que culpar? ¿Qué vacuna funciona más? Rusia, por ejemplo, está dirigiendo sus esfuerzos a Centroamérica para que se utilice su vacuna Sputnik. Ahora, otros países están haciendo lo mismo, Reino Unido con la vacuna de Oxford o Estados Unidos. China está tratando de criticar la vacuna de BioNTech, que fue la primera en ser aprobada.
Es parte del gran poder al que Rusia aspira distribuyendo su vacuna a Centroamérica. Eso le daría presencia y poder en la región.
Las teorías conspirativas son cada vez más populares. ¿Por qué?
Siempre ha habido una porción considerable de la población que va a tender a creer en teorías conspirativas, alrededor de un 20 o 30 %.Y muchas de ellas a veces han sido ciertas. Obviamente, vivimos en una época única y el coronavirus está afectando y cambiando todo. Esto es un terreno fértil para las teorías conspirativas. Cuando la gente siente miedo y siente que ha perdido lo que anteriormente tenía, tiende a abrirse a creer teorías conspirativas.
Además, tienen un mensaje muy claro. Aún hay muchas fuentes oficiales sugiriendo que el coronavirus fue creado en un laboratorio y que después fue liberado, por ejemplo. Este es el ambiente en el que este tipo de teorías crece. La internet no creó otra cosa que poder ampliar la información.
¿En qué estado se encuentra la democracia digital tras la marcha de Donald Trump?
Pienso que le hizo mucho daño a la democracia en general y que sus simpatizantes contribuyen a amenazar la fe en las instituciones democráticas. Está bien tener agenda política, pero las personas como él también amenazan la fe en los procesos electorales, en las cortes y en los medios.
¿Qué hay sobre la democracia digital? Él hizo algo que parece normal, pero que no lo es, y fue ganar las primarias republicanas con poco dinero, explotando su capacidad de tener cobertura mediática a través de lo que decía en Twitter. Tomó uno de los aspectos que más entusiasma a la gente en las redes sociales y la democracia, que es tener poder y voz para no ser excluido del sistema.
¿Qué es lo que más le preocupa de la fragmentación política en línea y del debate en línea para este 2021?
Creo que será un gran año en este aspecto, en parte porque ahora nuestra vida se está desarrollando online. Durante el año pasado las grandes plataformas, como Facebook y Twitter, empezaron a regular su contenido, y en general eso es positivo así sea un largo camino, pero el gran miedo es que se desarrollen redes sociales alternativas donde la gente se pueda separar, como ocurrió con Parler, y generar varias plataformas con tendencias políticas puntuales. No ha ocurrido, es simplemente un miedo, pero si ocurre tendrá profundas consecuencias.
¿Qué debe hacer un usuario responsable ante una burbuja de opinión radical o una cámara de eco?
Creo que todos tenemos la responsabilidad de exponernos a diferentes ideas políticas, y no es nada fácil de hacer. Todos tenemos nuestra zona de confort, no es lo mismo leer cada día algo con lo que estás en desacuerdo, pero creo que es importante y sano esa exposición para confrontar ideas y perspectivas. Sin embargo, creo que los gobiernos, las compañías tecnológicas, tienen también una responsabilidad importante.