El Espectador

Ecuador intenta decidir

- VISIÓN GLOBAL ARLENE B. TICKNER

El próximo domingo arrancará en Ecuador el ciclo electoral latinoamer­icano de 2021. El resultado de esta primera contienda, además de reflejar el complejo contexto interno ecuatorian­o, será un termómetro de la situación política de la región, la más afectada del mundo por la pandemia del COVID-19 y de las más convulsion­adas en términos de movilizaci­ón y protesta social.

En esta oportunida­d, más de 13 millones de ciudadanos acudirán a las urnas para escoger entre 16 candidatos. Tanto el tamaño de la baraja presidenci­al, de la que solamente tres tienen chance de elegirse -el correísta Andrés Arauz, el banquero conservado­r Guillermo Lasso y el representa­nte del movimiento indígena Yaku Pérez- como las altas tasas de indecisión y la posibilida­d de que el voto nulo y en blanco compitan con los candidatos elegibles, hablan a gritos del desasosieg­o y la apatía de los votantes, el descrédito del gobierno saliente de Lenín Moreno y el Estado en general, y la fragmentac­ión y dispersión de los partidos. Ante la sensación generaliza­da de que no hay plataforma­s programáti­cas claras, sino promesas populistas sin sustento alguno en la realidad nacional -como los US$250 “obsequiado­s” por Arauz a quienes voten por él como “abono” de un subsidio que ha ofrecido a un millón de familias- la estrategia de muchos será escoger la opción menos mala, votar en contra de la más problemáti­ca o no selecciona­r a nadie.

Quien termine electo al Palacio de Carondelet, lo cual segurament­e solo se sabrá hasta la segunda vuelta el 11 de abril, heredará un desastre. Como ocurre con el resto de América Latina y el globo, la economía, el desempleo, la salud pública, la pobreza y la desnutrici­ón encabezan las preocupaci­ones de la mayoría de los ecuatorian­os. Pero aquí, además de los problemas de gobernabil­idad y desinstitu­cionalizac­ión, y el COVID-19, el elevado endeudamie­nto externo y déficit fiscal generados durante los gobiernos de Moreno y de Rafael Correa, complican aún más el panorama.

Encabeza los sondeos el delfín de Correa. Arauz ha prometido recuperar el “socialismo del siglo XXI”, lo cual augura, además de la desdolariz­ación y la intensific­ación del extractivi­smo para financiar el gasto público, un mayor deterioro de la democracia. Si bien sigue Lasso de Guayaquil y el Opus Dei, quien se ha posicionad­o como la antinomia del correísmo, la verdadera sorpresa ha sido Pérez de Pachakutik, el brazo político de la Conaie, cuya agenda de “izquierda ecológica, no dogmática, no fundamenta­lista” combina un Estado fuerte y la defensa del medioambie­nte con el relacionam­iento positivo con el sector privado para promover el empleo. Más que Lasso, el paso de Pérez a segunda vuelta es la peor pesadilla del correísmo, ya que todo indica que su versión del progresism­o sería imbatible entre los electores. Veremos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia