El Espectador

“En Cuba estamos viviendo un nuevo período de escasez”

- KARINA MEDINA PINO kmedina103@gmail.com

A través de una videoentre­vista en el marco de la versión digital del Hay Festival Colombia, el escritor cubano habló de cómo ha sido el proceso de escritura, publicació­n y lanzamient­o de su nueva novela: “Como polvo en el viento”; también expresó la preocupant­e situación que viven los cubanos ante las actuales carencias y racionamie­ntos de alimentos básicos.

Son muchos los desafíos que está enfrentand­o el escritor cubano Leonardo Padura con su nueva novela Como polvo en el viento. “Todo ha sido diferente con este libro. Son nuevos tiempos y hay que adaptarse a la virtualida­d y reformulac­ión de actividade­s de promoción a las que vengo acostumbra­do”. Padura se muestra complacido ante todos los halagos que a diario recibe, aunque no deja de expresar que espera poder encontrars­e muy pronto con sus lectores: “Es que extraño demasiado el contacto personal. Claro, tengo que reconocer que he podido asistir a muchos lugares que de otra manera no podría hacerlo, pero admito que no deja de ser doloroso para mí no estar presente en los festivales de libros”.

El escritor habla de su experienci­a en este período de confinamie­nto y del éxito que está teniendo esta historia, celebrada como la gran novela de la diáspora cubana y un sublime canto a la amistad.

¿En algún momento ha pensado que quizá debió esperar más tiempo para promociona­r la novela de forma presencial?

No, para nada. Lo único es que me ha tocado reformular las actividade­s que implican siempre el lanzamient­o de un libro. De esta manera virtual, no he parado de trabajar; pero extraño la delicia de escuchar personalme­nte las experienci­as de las lecturas que hacen de mis libros. El año pasado en el lanzamient­o de la reedición que hicimos de Los rostros de la salsa asistieron 1.200 personas en Cartagena, y eso es muy significat­ivo y emocionant­e. Me encontré con gente de todas partes del mundo. Mire que tengo lectoras y amigas dominicana­s que son fieles asistentes al Hay Festival de Cartagena y cada vez que me encuentro con estas mujeres me llenan de alegría. Debo decir que las mujeres son las mejores lectoras que existen en el mundo, de eso no cabe ninguna duda.

A propósito de mujeres, la novela tiene entre sus protagonis­tas a tres personajes femeninos. A veces parece que la novela estuviera escrita por otra mujer.

Voy a enumerarle varias dificultad­es que tuve. Primeramen­te, el paso del tiempo. Tenía que recorrer un espacio de veinticinc­o años en la vida de unos personajes y en la narrativa una de las cosas más difíciles es hacer correr el tiempo. Es un recurso que debe hacerse con mucho cuidado para que funcione. Otro problema era la estructura que le iba a dar a la historia para que tuviera una visión panorámica con distintos personajes, distintos momentos y distintas psicología­s. Pero, sin duda, el mayor desafío era narrar desde el punto de vista de las mujeres. Fue todo un reto meterme en el interior de Clara, Elisa y Adela, tres personajes femeninos completame­nte diferentes, a pesar de que tienen una cantidad enorme de confluenci­as. Ellas expresan la realidad del exilio desde la distancia, la pertenenci­a, el conocimien­to y el estudio. Así que ya se imaginará lo que las sufrí. Tenían que ser muy reales, no podían ser entelequia­s que representa­ran conceptos. Al darles vida, me pasaron cosas bien curiosas. Sentía que faltaba algo, no sabía qué cosa era y en una de esas reescritur­as del segundo capítulo me dije:

››Fue todo un reto meterme en el interior de Clara, Elisa y Adela. Ellas expresan la realidad del exilio desde la distancia, la pertenenci­a, el conocimien­to y el estudio.

“Coño, pero aquí está pasando algo entre Clara y Elisa”. No voy adelantar más, los lectores que ya la han leído van a saber qué cosa es y los que no tendrán que buscar qué es lo que pasa. Solo les cuento que es un elemento muy especial entre estas dos mujeres, muy mujeres, que tienen comportami­entos muy reveladore­s del alma femenina en todas sus manifestac­iones.

En todas sus novelas está presente la importanci­a de la amistad. En esta hay una escena muy significat­iva y es la de Irving cuando se encuentra en la calle una billetera con dólares. A pesar de la difícil situación económica de este personaje, inmediatam­ente acude a llevarle la mitad del dinero a su amigo Darío, quien ya ha resuelto irse de Cuba...

Sí, la amistad es un elemento fundamenta­l en todas mis novelas. Muchas de esas experienci­as de lealtad, generosida­d y fidelidad que manifiesta­n mis personajes son vivencias que yo mismo he experiment­ado. Esa historia de la billetera es real, nadie me había preguntado por ella. Tal cual, así nos pasó a mí y a mi amigo Arsenio Cicero. Hace años, íbamos en bicicletas, él iba adelante y yo atrás. De pronto veo una billetera tirada, frené en seco y la recogí. La billetera tenía US$120 y una estampita de la Virgen de la Caridad. Como no tenía identifica­ción, le dije a mi amigo: “Este dinero nos lo ha regalado la Virgen”. Lo dividimos entre los dos en un momento que no teníamos un centavo y nos resolvió casi por tres meses la vida aquí en Cuba.

Su personaje insigne, Mario Conde, hace lo mismo. Siempre que gana algún dinero sale corriendo a comprar comida para sus amigos. Vive también organizánd­oles buenas pachangas…

Siempre, siempre [risas]. A Conde le gusta dar y recibir apoyo de sus amigos. Precisamen­te, acabo de escribir un primer capítulo de una nueva novela en la que Conde, pidiendo por adelantado quince días de salario, se lleva a sus amigos a comer y descubre en esa comida que ha entrado por dos o tres horas en el estado de la felicidad. A él lo hace feliz ver felices a sus amigos. Para Conde, esos momentos pasajeros de alegría que vive con sus amigos tienen un valor psicológic­o y sentimenta­l muy importante. Yo soy igual que Conde. Creo en la importanci­a de la amistad. Por eso siempre trato de transmitir­les ese valor a mis personajes.

Tan rápido está escribiend­o otra novela. ¿Cómo logra sacarle provecho a este tiempo tan lleno de incertidum­bre?

Con esta situación que estamos viviendo hay dos alternativ­as: deprimirse o imponerse. Creo que lo más productivo y satisfacto­rio es imponerse. Hay que adaptarse a lo que tenemos y, bueno, como tengo que estar aquí en mi casa y a mí lo que más me gusta es escribir, y yo vivo de lo que escribo y vivo para escribir, pues empecé otra novela. Ya llevo alrededor de 120 páginas, va avanzando bastante bien. Hasta ahora tiene un título provisiona­l, le he puesto Huracanes tropicales. Es una historia en la que vuelve Mario Conde. Está marcada por varios huracanes que revuelven a la sociedad cubana y no son precisamen­te meteorológ­icos. Estoy narrando hechos que ocurren alrededor de 1910, que tienen como centro al proxeneta más famoso de la historia de Cuba: Alberto Yarini. Entre otras cosas, ese personaje aspiró a ser presidente de la república, cosa que no es rara en nuestros países. Bueno, todavía tenemos a algunos presidente­s con cara y espíritu de proxenetas [risas]. Esta historia la entrelazo con otra que sucede en el 2016, por la fecha en que Obama visitó Cuba. Quiero que sea una novela policial mucho más que las anteriores. El relato está montado a partir de unos objetos relacionad­os con el Museo Napoleónic­o que se encuentra en Cuba. No sé si muchos sepan que acá hay un museo que tiene unos 10.000 objetos, incluidas las máscaras mortuorias y los libros relacionad­os con el imperio y con la figura de Napoleón Bonaparte.

Háblenos de qué esperan los cubanos de Joe Biden, el nuevo presidente de Estados Unidos.

Vamos a ver qué puede hacer en un futuro inmediato y en un futuro mediato. Realmente, cualquier gesto que haga hacia Cuba empezará a cambiar el panorama que ha dejado el gobierno de Donald Trump. Es real la serie de sanciones que intensific­ó, desde el endurecimi­ento del embargo hasta volver a incluir a Cuba en la lista de países patrocinad­ores del terrorismo, una cosa muy fuerte y muy desproporc­ionada. Así que esperamos que Biden pueda tomar medidas que propendan por el bien de Cuba y, sobre todo, por el bien de los cubanos. Hay una cantidad de personas en Cuba que dependen de las remesas que les envían sus familiares que viven en Estados Unidos y en estos momentos es casi imposible para esas personas enviar dinero a Cuba; tienen que buscar alternativ­as bien complicada­s y acá sus familias están afrontando todo tipo de necesidade­s. Estamos viviendo un nuevo período de escasez. Hace poco fui a un mercado tratando de comprar algo y había una fila larga, fue un padecimien­to lograr ingresar y lo peor fue que me tuve que ir con las manos vacías. Eso es fruto de las carencias que existen de suministro­s y alimentos básicos, y la situación se complica más debido a la crisis sanitaria en la que estamos. Así que será bienvenido cualquier gesto de acercamien­to que tome el presidente Biden con respecto a Cuba.

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“Como polvo en el viento” narra la diáspora cubana.

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