El Espectador

El enigma Eitan

- Editado por Comunican S.A. Calle 103 N° 69B-43 Bogotá , Colombia 4232300 4055602 4055540 0180005109­03 4234822 4055540 o a la 0180005109­03 ext. 1290 - 1565 4232300

Alberto Donadio es un buen periodista investigat­ivo y sus artículos merecen y reciben toda la atención de los lectores de El Espectador. Me llamó en diciembre a preguntarm­e por un “contrato firmado” por la firma KPI de Israel para entrenar al personal de seguridad del presidente Virgilio Barco. En el memorando remisorio yo figuraba como abogado de la contratada firma KPI. Le pedí a Alberto que me enviara una copia del supuesto borrador del contrato, lo cual hizo inmediatam­ente.

En el curso de la conversaci­ón sobre el supuesto contrato con Israel surgió el tema de quién sería la persona encargada de cumplir las obligacion­es allí descritas, e inmediatam­ente sumamos dos más dos:Rafi Eitan, amigo del presidente Barco y conocedor de los temas antiterror­istas.

A los pocos días salió un segundo artículo en el que Donadio decía con total desfachate­z que el presidente Barco había ordenado a los militares acabar con los miembros de la UP a sangre y fuego. Aunque el tema se tocó tangencial­mente en nuestra conversaci­ón, mi respuesta fue categórica: que el alto mando militar no se habría prestado, ni se presta para tal conducta. Ni el ministro de Defensa del momento, general Samudio (86-88), ni sus sucesores Guerrero Paz (88-89) y Óscar Botero (89-91) lo permitiría­n.

Ya con cierta rabia inspirada en mi tradición militar y espíritu investigat­ivo, comencé a buscar el tal contrato, a preguntar a mis amigos vivos, entonces funcionari­os de Presidenci­a, sobre el entrenamie­nto de personal a cargo de israelitas. La respuesta fue un no rotundo. Siempre se habló de la amistad que unía al presidente con Rafi Eitan, la preocupaci­ón de este por la seguridad del presidente, sugiriendo el no empleo del helipuerto de la Casa de Nariño, limitar el uso del avión presidenci­al reemplazán­dolo por el uso ocasional de aviones comerciale­s sin pasajeros, entre otras recomendac­iones.

Por esa época ejercía como edecán del Ejército el capitán (luego coronel) Eduardo Murillo Salazar, con funciones de jefe de seguridad del presidente. Pregunté al coronel y él me autorizó para citarlo: que efectivame­nte Rafi Eitan estuvo muchas veces en Colombia por ser viejo amigo de Barco, pero que jamás él como eventual receptor de esos servicios se enteró de negociació­n alguna para que su personal recibiera entrenamie­nto de funcionari­os de Israel. Me recordó que fue personal del gobierno de los Estados Unidos quien entrenó a la seguridad de Presidenci­a, en lo que yo participé.

Todos sabemos que lo accesorio sigue a lo principal. Si no hubo contrato de entrenamie­nto del personal de escoltas de Presidenci­a, mucho menos hubo un segundo contrato con un objetivo torvo de asesinar personas que estaban en proceso de hacer un acuerdo de paz con el Gobierno. Aquí Alberto Donadio se equivocó de extremo a extremo. ¡Vale la pena investigar, mi querido Alberto! Ernesto Villamizar Cajiao.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia